domingo, 13 de mayo de 2007

Divagaciones sobre un Mundo Globalizado



DIVAGACIONES SOBRE EL LIBERALISMO EN UN MUNDO GLOBALIZADO.

Capitalismo y liberalismo nacen unidos, aunque son de padres distintos. El liberalismo tiene tres caras: El filosófico, político y el económico. El liberalismo podríamos describirlo en estos términos: El liberalismo es una corriente de pensamiento político y económico, que se desarrolló en Europa a partir del siglo XVII, aunque siempre el hombre en la historia ha mercadeado. Alcanzó su periodo clásico en los siglos XVIII y XIX. Pensadores como John Locke y Adam Smith, entre otros, fueron algunos de sus mayores exponentes. Las grandes revoluciones tanto francesa como de Estados Unidos bebieron de sus aguas. Gracias a su influjo se impuso la universalidad del sufragio, las sucesivas declaraciones de derechos individuales y su plasmación legislativa en los textos constitucionales de muchas naciones.


A lo largo del siglo XX, el liberalismo se vio relegado y exiliado a la periferia del mundo de las ideas, pero desde allí realizó aportaciones tan importantes como las de Hayek, Friedman, Murria, Rothbard, Hayek,[1] Von Misses [2] y Ayn Rand. En la actualidad los grandes defensores del liberalismo son el francés Jean-François Revel y el premio novel Mario Vargas Llosa.

El termino liberal ha sido muy controvertido y se le ha dado distintos significados a este término a través de la historia.

Es liberal aquél que considera la libertad individual de las personas como el valor supremo.
El liberalismo ha invadido todas las áreas tanto de la derecha como la izquierda democrática, quedando descafeinado en muchas de sus líneas esenciales. En las sociedades democráticas el liberalismo ni es de izquierdas ni de derechas, ya que se ha incrustado en el mismo corazón de todos los partidos en mayor o menor grado.

El dogma principal es la libertad tanto individual como política y económica.
Se ha criticado que una libertad absoluta e incontrolada puede desembocar en un subjetivismo o individualismo, destructor de la misma sociedad. El liberalismo puro nos puede llevar en el orden moral a un relativismo, ya que el sujeto se considera el epicentro de su vida moral sin ningún limite. El individualismo nos hace egoístas, olvidándonos que constituimos una comunidad.
Para los liberales puros sólo la libertad tanto política como económica es la guía, que ayuda al hombre a liberarse de si mismo.

Los partidos liberales han sufrido una fuerte crisis, ya que tanto la derecha como la izquierda se han apropiado de sus postulados. Su espacio en los parlamentos ha sido casi residual. Los prepotentes han sido los conservadores y los socialdemócratas.

La postura liberal exalta al individuo, es menos intervencionista, y es anti-colectivista. El liberalismo opta por el lucro, la plena libertad de horarios, la máxima flexibilidad en los contratos de trabajo, el respeto estricto a la propiedad, los impuestos proporcionales frente a la presión fiscal. Los liberales propugnan que la soberanía y el autogobierno de la persona prevalezcan sobre cualquier otra consideración.

Quieren conceder plena libertad al individuo para que pueda decidir sobre todas las cuestiones de tipo moral. El derecho de propiedad es esencial para ellos. La propiedad es indisociable de la condición soberana de la persona, ya que si se priva de ella, se hace añicos su soberanía y se la reduce a la esclavitud, porque sin propiedad no puede haber un desarrollo de la persona.

Quieren un Estado mínimo que actúe como árbitro, sin intervenir en la economía ni en la cultura ni en la sociedad. Opinan que el endeudamiento del Estado también debe limitarse. Sostienen que la glorificación del Estado del bienestar ha sido un gran error y que éste debe ser desmantelado paulatinamente y sustituido por instituciones de previsión, sanidad y educación, emergidas libremente en la sociedad, ya sea con ánimo de lucro o no. Opinan que la universalidad de la sanidad, la educación, la atención jurídica o la previsión de la vejez son conquistas irrenunciables, pero que están mejor gestionadas por entidades privadas que por el Estado. Las pensiones de miseria piensan sustituirlas por un sistema de capitalización individual privada, con un fondo de solidaridad, que cotice por quienes no puedan hacerlo. Este mismo sistema es aplicable a la previsión del desempleo, a la educación y a la sanidad.

Defienden los Estados de tipo federal, donde se asegure el pluralismo de las identidades diversas, ya que prefieren la desconcentración de la gestión y de la recaudación,

Al mismo tiempo desean que el Estado no financie con nuestros impuestos ni a los partidos políticos ni a los sindicatos ni a las patronales ni a las confesiones religiosas ni a ninguna entidad privada, sino que es la sociedad, quien libremente debe aportar a estas entidades el dinero necesario para su desenvolvimiento.

La democracia, afirman, es el sistema ideal para la adopción de las decisiones colectivas, y no puede emplearse como excusa para invadir el ámbito de decisión privada de las personas.
Para ellos una democracia auténtica requiere una administración de justicia realmente independiente. Rechazan el nombramiento de los Órganos Judiciales y de la Fiscalía por parte del poder ejecutivo o legislativo.


Creen firmemente en el mercado. El mercado no es otra cosa que la libre interacción de millones de personas. El mercado se prostituye y crea injusticias cuando los políticos intentan moldearlo a su capricho. El mercado más justo es el mercado más libre.

Para ellos los medios de comunicación no deben ser de titularidad pública, ya que sólo sirven a los intereses del gobierno de turno.

Su credo es la defensa de los derechos humanos y civiles.

En definitiva, opinan que en una sociedad de hombres y mujeres responsables de sí mismos deben autogobernarse en una sociedad libre.

El liberalismo en la actualidad sigue las mismas líneas apuntadas anteriormente. Su ídolo es la propiedad privada de los medios de producción. La búsqueda del lucro es su motor y su alma. El capitalista no busca directamente el bien común, sino la ganancia o el lucro. El segundo gran principio es que la economía se regula por la libre concurrencia del mercado sin intervención del Estado y de los trabajadores. El capitalismo por si mismo se autoregula y de una manera indirecta redunda en el bien común. Sin necesidad de planificación el mercado libre hace que las empresas que no sean eficaces se hundan. Es la ley de la eficacia y del más fuerte. Así lo había proclamado muy pronto el padre del capitalismo moderno Adam Smith, como hemos explicado anteriormente [3]




Después de la segunda guerra mundial un economista británico Keynes [4] retocó el sistema capitalista con estos agregados: El capitalismo no se autorregula ni es capaz por si mismo de conseguir el bien común, debiendo el estado intervenir en la economía para la consecución de ambos fines. Como consecuencia de ella nació lo que se ha dado en llamar la macroeconomía. A partir de este momento los gobiernos controlan la actividad monetaria, estimulan o frenan la actividad empresarial, hacen inversiones públicas para reactivar la actividad económica, realizan planes de distribución de la renta para aquellos que tengan rentas desiguales, se procura mantener el poder adquisitivo del dinero, y establecer un sistema de asistencia y seguridad social. Se ejerce un gran control sobre la inflación.
John Maynard Keynes, publico esta teoría en su obra La teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936). Su pensamiento, como las ideas de Adam Smith en el siglo XVIII, modificaron el pensamiento económico.
Este capitalismo reformado produjo una enorme expansión económica, terminada la segunda guerra mundial. Como resumen podemos decir que Keynes intenta humanizar el sistema capitalista, ya que el pueblo se negaba a aceptar las medidas tan drásticas del liberalismo capitalista. No obstante muchas de sus propuestas fracasaron.
El capitalismo, con su eficacia, ha llevado aparejado el desarrollo económico, la investigación, el progreso técnico, la libertad de gestión, la eficacia y la mayor ganancia. Junto a estos aspectos positivos hará florecer el individualismo y el egoísmo, destruirá la ecología y el medio ambiente con su afán insaciable de producir.

La revolución industrial, que se inicia en Inglaterra (1642-1688), y en Norteamérica (1773-1783) instauró el estado liberal de tipo burgués, la sociedad de clases y el capitalismo industrial. Las máquinas van a crear las grandes industrias y a poblar toda Europa de chimeneas. Nace una gran masa de proletarios, explotados y hambrientos, ya que sólo le interesa la eficacia, la innovación, y el dinero. La explotación y los abusos, obligando a los obreros a trabajar más de 16 horas. Esta espiral de eficacia y de explotación fue atemperada por los sindicatos de clase. Nueva invención de la democracia liberal, que va a equilibrar la lucha entre capital y mano de obra en busca de la justicia. Los conflictos, las huelgas, las luchas, los motines y sublevaciones eran inevitables. En un difícil equilibrio y después de muchas tensiones, las nuevas democracias sociales van a traer la sociedad del bienestar. La cohesión social, la enseñanza pública, el seguro de desempleo, la solidaridad, cierta igualdad, la seguridad social, la sanidad pública, la atención a los parados y al empleo, la preocupación por los derechos sociales, la emancipación de la mujer y su participación política. La libertad va ser el paradigma de este movimiento, como había propugnado Alexis de Tocqueville. La ley antimonopolios evita las excesivas concentraciones del capital.

A través de la historia ha habido por parte de los gobiernos un afán de controlar los sindicatos, o bien porque eran una prolongación del partido o porque eran dirigidos por miembros de los mismos partidos. Lo cuál ha sido muy grave. En Inglaterra los sindicatos son más apolíticos.
Con la caída del marxismo, se terminaron en cierto sentido las ideologías. El liberalismo económico sale triunfante tras la muerte del marxismo. No tanto el liberalismo filosófico. El capitalismo se queda sin enemigos. Dicho de otra manera el capitalismo queda dueño de la plaza y el capitalismo providencia empieza a caer en crisis. El capitalismo salvaje comienza a humanizarse y a liberalizarse de sus servidumbres pasadas. Intenta reformar los sistemas de subvenciones y asistencia social, la eficacia de los servicios públicos, Crea una economía abierta, expansiva, muy tecnificada, capaz de sobrevivir a la competencia en este mundo globalizado. Su lema es investigación, desarrollo e innovación.

La pregunta que ahora nos hacemos es ésta. ¿Existen diversas clases de capitalismo? Michel Albert, en su libro Capitalismo contra capitalismo sostiene que hay dos concepciones enfrentadas: El defendido por la escuela de Chicago (modelo neoamaricano) y el llamado economía social de mercado (el modelo renano). Dos economistas americanos, Milton Friedman y Galbrairh, muertos en el 94 y 98 van a llenar un largo periodo. El primero es un defensor acérrimo del mercado, e influyó mucho en los partidos conservadores y el segundo keynesiano. Ambos influyeron mucho en Estados Unidos y en Inglaterra, en los partidos conservadores.
A partir de 1991 nace un capitalismo más rígido, liderado por M. Thatcher y R. Reagan, cuyos principios fundamentales, propugnados por Friedman, son estos:

Desde 1980 a 1988 Ronald Reagan redujo los impuestos a un 28 por 100 y desmanteló, en gran medida la economía, creando más de 12 millones de puestos de trabajo. Últimamente Margaret Thatcher impulsó el programa de privatizaciones de empresas públicas, redujo al 40 por ciento el tipo marginal del impuesto sobre la renta, acabó con los abusos de los sindicatos e inició un programa de regeneración moral, lastrada durante decenios por el intervencionismo de los laboristas y de los conservadores más "pragmáticos" como Edward Heath y otros.
Juan Pablo II, preguntándose si el capitalismo es la vía para el progreso económico y social ha contestado lo siguiente:[5] Si por 'capitalismo' se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, el mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, la respuesta es ciertamente positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de 'economía de empresa', 'economía de mercado', o simplemente 'economía libre.

La protección social, para los conservadores, es un estímulo a la pereza; mientras que antes el impuesto aparecía como un polo esencial para conciliar el desarrollo económico y la justicia social. Son partidarios de reducir los impuestos y las cotizaciones sociales, hacer retroceder totalmente al estado para que el mercado pueda liberar las energías creadoras de la sociedad.[6]

En este modelo su intervención en la macroeconomía queda reducida a controlar el déficit y la inflación, reducir los gastos y costes sociales y promover la libertad del mercado. Se acrece el individualismo, y la producción se somete a un racionalismo crítico, que investiga nuevos modelos de producción más baratos. Su modelo ideal es la innovación tecnológica y la investigación permanente como índices de progreso.

En el modelo renano, existente en algunos países de Europa, al contrario de la concepción tacheriana, hay una intervención más amplia del Estado, se aumentan los impuestos, se defiende la televisión estatal y la existencia de empresas públicas. En este sistema se ha buscado la cohesión social, la solidaridad, la igualdad, las pensiones, la seguridad social, el funcionamiento de la sanidad pública y hospitales, la atención al paro y al empleo. Se privilegia la enseñanza pública en el ámbito primario y universitario. El sistema en la actualidad está en crisis en Alemania y Francia, ya que no puede la economía soportar los grandes gastos que tiene que afrontar. Con ello disminuye el crecimiento económico e indirectamente no crecen los puestos de trabajo y el bienestar (son las líneas de Galbraith). Los alemanes empiezan a caminar por otros derroteros. Los franceses, después de la elección de Sarcozy, parece ser que van a cambiar de rumbo.

Jean Francois Ravel hace esta precisión sobre liberalismo capitalista:[7] ¿Europa social o Europa Liberal?: En Europa existe un antagonismo entre una Europa liberal y una Europa social....Esta obstinación antiliberal sorprende sobre todo, porque se apoya en una ignorancia voluntaria de la vida económica. Esta historia nos enseña que los periodos de crecimiento han sido periodos de predominio liberal, en países que corregían la economía estatal, mediante la libertad de economía y de comercio......Por lo tanto no existe ninguna incompatibilidad entre la Europa liberal y la Europa social, sino que la primera es incluso una condición necesaria para la segunda.

Ambas concepciones del capitalismo siguen en la actualidad contrapuestas. ¿Cuál de las dos terminará venciendo? Es difícil de predecir. Ambos sistemas tienen sus ventajas y sus inconvenientes.
De hecho comprobamos que la economía americana y japonesa siguen creciendo y creando empleo y bienestar social en las masas, mientras que la alemana y francesa se están planteando muchos problemas ante la globalización. No obstante Alemania empieza a salir de la crisis y está aplicando el primer modelo

En Europa siguen estas tensiones. El acuerdo sobre el presupuesto europeo de 2007-2013 no se produjo, ya que Tony Blair pedía más dinero para la investigación, la innovación y el desarrollo con una gran rebaja para el sector agrícola. Chirac se opuso rotundamente a ello, ya que se desmoronaría su economía agrícola y el bienestar social de sus agricultores. Y en consecuencia en las nuevas elecciones, perdería votos. Los chiracistas no se han atrevido a meter a fondo el bisturí en la economía.
¿La Unión Europea será capaz en su diversidad de buscar uno nuevo camino de unidad en lo político? Si falta esta unidad, es difícil, que haya un progreso económico, ya que predominarán los intereses y los egoismos de los más grandes. La actual constitución europea, aunque ha supuesto un paso importante, no sido capaz de buscar esa unidad. Esa unidad no se consigue por supuesto con lo económico A Europa le falta ese espíritu de su tradición por la que fue grande. Los europeos no sienten Europa, no están entusiasmados por un proyecto común. Al desaparecer los valores que han alimentado todo la cultura europea, falta algo que le dé un sentido y cohesión. Si tiramos por la borda todo aquello que nos hizo grandes, no prosperará. Europa se está convirtiendo en un gigante económico sin alma. Cada nación de este conglomerado busca sus propios intereses y no los de la comunidad. Europa necesita apoyar la investigación, la innovación y crear grandes centros para la promoción del desarrollo. Es necesario. Esperemos que lo consiga los próximos años.

En este mismo sentido se expresa Jürgen Habermas:

Creo que el estado liberal debe ser muy cuidadoso con las reservas que alimentan la sensibilidad moral de sus ciudadanos, porque además esto es algo que redunda en su propio interés. Estas reservas amenazan, sobre todo teniendo en cuenta que el entorno vital cada vez está más sujeto a los imperativos económicos. [8]

El modelo social europeo está muy tocado por el excesivo gasto a que tiene que hacer frente y por no controlar el déficit y la inflación.
El capitalismo puede llevar al empobrecimiento de los pobres, a las tensiones sociales, al triunfo del individualismo, a la destrucción del entorno etc Siendo el lucro y la ganancia sus móviles absolutos, ha dejado a muchos en el camino, llenos de miseria y de hambre. La persona ha dejado de ser el fin y la mediadora del progreso.
El gran reto es la globalización y que la economía comprenda, como ya decían los griegos, que el hombre es la medida de si mismo

Una justicia social, sin fraternidad, es una justicia sin alma. El marxismo predicó lo colectivo, pero olvidó que el hombre ha nacido para vivir libre en comunidad y en una sociedad, donde todos son fundamentalmente iguales. La igualdad fue la gran utopía marxista, que, aunque ha fracasado en el régimen marxista, sigue aún viva en el corazón de todos los hombres. La carrera por la eficacia en la producción es necesaria, pero tenemos que pensar que en esa carrera muchos, los más débiles, los más pobres, se quedaron en la cuneta y se pueden morir de hambre y de frío, sin que nadie les tienda una mano. Es verdad que todos no somos iguales, pero también es verdad que no debemos ser tan desiguales.

Un capitalismo sin corazón no puede concebir que la economía es para el hombre y no el hombre para la economía. Si el capitalismo no tiene una frontera que no pueda pasar, se hace inhumano y será un vendaval que barre los grandes valores, que la humanidad ha descubierto en su devenir histórico. La propiedad privada no puede ser un absoluto, ya que los bienes de la tierra tienen un destino universal. La propiedad tiene una función social y el desarrollo un límite, si no queremos destruir el mundo que habitamos.


Aún cuando la democracia cristiana moderna no es confesional, entre sus premisas básicas está la de una cierta concepción trascendente de los seres humanos. Los liberales, en cambio, son laicos, y no entran a juzgar las creencias religiosas de las personas. Se puede ser liberal y creyente, liberal y agnóstico, o liberal y ateo. La religión, sencillamente, no pertenece al mundo de las disquisiciones liberales (por lo menos en nuestros días), aunque sí es esencial para el liberal respetar profundamente este aspecto de la naturaleza humana.
Por otra parte, los liberales no suelen compartir con la democracia cristiana (o por lo menos con alguna de las tendencias de ese signo) cierto dirigismo económico al que normalmente se le llama social cristianismo
¿Hay alguna alternativa al capitalismo, tras el hundimiento de marxismo?

Pío XI en 1931 y posteriormente Pío XII defendieron el corporativismo, inventado por los católicos sociales en Alemania, en virtud del cual los empresarios y los obreros se encuadran en el interior de una asociación de carácter interclasista, llamada corporación, que es la que gestiona la empresa. Juan XXIII no volvió a tratar del tema, posiblemente, porque el inspirador de sus encíclicas sociales, Monseñor Paván, había llegado en sus libros a la conclusión de que sólo había una alternativa al capitalismo, que eran las reformas internas, que fueran naciendo en su devenir histórico. Para él no existía una tercera vía.

Posteriormente Schweickart ha intentado crear una nueva vía en su libro Más allá del capitalismo, que llama democracia económica. El libro es una mezcla de intuiciones marxistas y capitalistas difíciles de compaginar. [9]

Para terminar quiero hacerlo con un juicio crítico de E. Morín [10], que me impresionó, ya que el autor no se fija sólo en los problemas económicos: (El capitalismo) adoptará así formas aristocráticas o estéticas (el culto del yo) y sobre todo formas burguesas, que se democratizarán en el individualismo hedonista, que favorece los procesos económicos y sociales que, a partir de finales del siglo XIX, acaban destruyendo la vieja solidaridad, atomizando a los individuos y aportando los medios materiales y las técnicas del bienestar. Pero los medios y las técnicas del bienestar, más que unir a los hombres lo que hacen es separarlos.

Termina con estas palabras: Una laicización absoluta (sin Dios) pone de manera inconsciente la divinización absoluta del sujeto laicizado.




Globalización

Los problemas del capitalismo se complican con la globalización que es el signo de los tiempos presentes. Los franceses la llaman mondialisacion.

La globalización afecta a la economía, a nuestras vidas, a la forma de vivir y pensar. Por los medios de comunicación las fronteras se han abierto. Mi mundo se ve invadido por otros yos, que, aunque lejanos, me los encuentro en internet, en la paya, en las plazas de las grandes ciudades o en la montaña. Sus pensamientos, sus modos de pensar, sus costumbres, sus vestimentas se me presentan cada segundo en los foros que frecuento o en las pasarelas de la moda. Vivimos en una aldea global. Una aldeana viste como una neoyorquina. En el pueblo más remoto se rueda la misma película que en Paris. A las pocas horas de recoger una cestita de fresas en Andalucía, éstas se están vendiendo en Berlín o en el Japón. Por internet, en dos segundos, me pongo en comunicación con una universidad americana. Con la globalización se han roto todas las barreras y fronteras: Ideológicas, económicas, culturales, raciales, políticas, etc. Todo se globaliza y cambia de un día para otro a un ritmo feroz. Nos adentra en un mundo multicéntrico, en el que aparecen nuevos grupos y organizaciones internacionales, con las que podemos comunicarnos con una gran facilidad, y que nos enriquecen. Estos grupos son religiosos, de ocio, de investigación, de intercambio, culturales, deportivos etc.
Esta globalización de los medios, está rompiendo el pensamiento único, que nos imponía la televisión analógica. Estamos en una sociedad intercomunicativa e interactiva, donde todo lo comunicamos, de todo nos enteramos. Cada vez estaremos menos dirigidos desde el poder, porque una oleada inmensa de pensamientos nos aturde cada día y nos bombardea. No obstante siguen siendo las grandes oligarquías las que nos bombardean.
La dimensión mundial de la cuestión social ha traído consigo la dimensión global de la economía. Ello va a traer consecuencias positivas y negativas.[11] En este mundo globalizado no podemos ser islas. En este nuevo proceso los Estados han perdido gran parte de su poder para gestionar sus propios asuntos. Esta tendencia la estamos viviendo en estos momentos en Europa.

El gran peligro actual lo encontramos en el ilimitado poder de las multinacionales, que operan a escala mundial y que no son reguladas por nadie. Los Estados se ven limitados por estos poderes y su forma de gobernar tiene que tener en cuenta unas nuevas coordenadas.
La globalización en el campo económico ha tenido aspectos positivos, pero ha dejado en la cuneta a muchos pueblos, que no han podido tomar este tren. Basta pensar en la crisis financieras de Méjico (1994), Asia (1997) y Argentina (2001). Es necesario que los ricos ayuden a los pobres en este proceso y que se abran los mercados.

Dice Atiglitz que para millones de personas la globalización no ha funcionado. La situación de muchas de ellas de hecho empeoró y vieron cómo sus empleos eran destruidos y sus vidas se volvían inseguras. Se han sentido cada vez más impotentes frente a fuerzas cada vez más sin control. Han visto debilitadas sus democracias y sus culturas. [12]

Cuando el único móvil del trabajo y de la economía en las multinacionales es la eficacia y la ganancia, y se olvida que la economía está al servicio del hombre y de su dignidad, el hombre se trasforma en un simple instrumento de su codicia. Las dislocaciones están sembrando el paro.

Este proceso es tan rápido que en la nueva economía electrónica global los gestores de fondos, bancos, empresas, al igual que millones de inversores individuales, pueden transferir cantidades enormes de capital de un lado del mundo a otro con el botón de un ratón. Al hacerlo pueden desestabilizar lo que podían parecer economías sólidas y a prueba de bomba, como sucedió en Asia. [13]

La globalización cultural, que ha aportado valores positivos, corre el peligro de hacernos perder nuestra identidad y convertirse en un saqueo global. La instrumentalización por los medios de comunicación es tan brutal, que se están diluyendo y perdiendo los rasgos específicos de los pueblos y de las regiones. Hay una cultura universal con mayúscula, con sus avances y valores, que está incidiendo en una nueva civilización universal y una ciencia universalizada (y esto es positivo), pero hay escalones intermedios, que se están diluyendo y los pueblos y las regiones están perdiendo sus perfiles propios.

La globalización política está incidiendo en la democratización del mundo y en la admisión de nuevos valores. La apertura de los mercados puede favorecer a los pobres, si las nociones ricas no buscan sólo la ganancia y la rentabilidad. Sin embargo la integración del mundo, en una política más unitaria en busca del bien común de la humanidad, cada vez se ve más lejana por el egoísmo de los bloques y de los grupos.
La tecnología y la ciencia se extienden por todo el universo, apenas acaban de nacer.
Una sociedad que olvida los valores morales de la solidaridad y fraternidad termina desintegrándose.

La globalización no es un mal como algunos opinan. Reduciendo a esto al plano económico está haciendo que la investigación a escala mundial avance a un ritmo que no ha hecho en otros momentos.
Muchos pueblos no tienen acceso al desarrollo o por la inmoralidad de sus gobernantes, o por la falta de cultura, o por que no han tenido la ayuda necesaria. No es culpa de la globalización.
Europa tiene que unirse, si no quiere sucumbir a este proceso, ya que si no progresa en los campos de la investigación, el desarrollo y la innovación se verá afectada por las dislocalización de muchas de sus industrias. Este es el gran problema de España.

Angela Merkel y algunos nuevos políticos emergentes parece ser que están tomando las cosas con más seriedad, cuando afirma: Que Europa tiene que ser capaz de abrirse y no cerrase al futuro. Reconoció la Presidenta que el término globalización aterra a mucha gente, pero afirma que está convencida de que la globalización ofrece al mundo de hoy más oportunidades que riesgos.
Acaba de publicarse en España un libro de Tomas Friedman, periodista del New Cork Times y premio Pulitzer, en el que se aborda la globalización.[14] El libro ha sido un best seller internacional. Para él será un elemento positivo en el progreso del mundo, aunque está teniendo aspectos negativos, como la dislocación de muchas empresas y la competencia de países emergentes como China e India, que está causando serios problemas a muchas industrias europeas y norteamericanas. No obstante será la técnica, la investigación, el desarrollo y la innovación las que alentarán una producción más cualificada. Para él la solución no está en levantar barreras, sino en ser más competitivos. Aboga por terminar cuanto antes con la dependencia del petróleo,



[1] Murió en 1991. Fue premio novel de economía en 197 y lucho en todos sus libros contra la economía planificada y el socialismo..
[2] Murió en 1973. Criticó duramente el intervencionismo comunista y soviético hasta en extrema que tuvo que huir de su patria.
[3] Smith Adam, Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, Fondo de cultura económica, Méjico, 1979.

[4] Keynes, Jonh Maynard, Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero. Fondo de cultura económica, Madrid 1980 (1 ed. 1936).


[5] véase Centessimus Annus, cap. IV, num. 42
[6] Albert Michel, Capitalismo contra capitalismo, p. 230, Piados, Barcelona, 1991

[7] ABC. Entevista, 17-5.04, p. 23,

[8] ABC. 18-8-2005, Entrevista, p. 33.

[9] Schweickart, David, Más allá del capitalismo, Sal Terrae, Santander, 1997.

[10] Pensare l’Europa, .p. 71.
[11] Stiglitz Joseph E., El Malestar de la globalización, p. 308, Taurus, 2002.

[12] Idem, p. 309.
[13] Anthony Giddens, Un mundo desbocado. Efectos de la globalización en nuestras vidas, Taurus, 2000, p. 22.
[14] Tomás Friedman, La Tierra es plana. Breve historia de un mundo globalizado del siglo XXI.. Barcelona, 2006, 495 pgs.

miércoles, 2 de mayo de 2007

ENCÍCLICA DE BENEDICTO XVI “DEUS CARITAS EST” SOBRE EL AMOR CRISTIANO.



ENCÍCLICA DE BENEDICTO XVI “DEUS CARITAS EST” SOBRE EL AMOR CRISTIANO.

Comentario a la primera parte.

1.-Razón de la Encíclica

El odio y la guerra no son el motor de la historia, sino el amor. Es necesario restituir el sentido profundo de esta palabra tan mal usada, tan contestada y vilipendiada.

El papa, que conoce admirablemente todos los movimientos tanto políticos como religiosos de los siglos pasados, ha constatado, que la historia de Europa, principalmente en el último siglo, ha estado teñida de sangre, de dolor, de lágrimas, de angustia y desesperación. Todo empezó con la revolución francesa, que a pesar de sus aspectos positivos, llenó los campos de Francia de muertos, e intentó desterrar del corazón de los franceses la idea de Dios. Su filosofía tuvo mucha influencia en todo el siglo XIX, a pesar de que en su nombre murieron miles de personas.

En el mismo corazón de Europa nacería otra utopía: el comunismo científico. Una quimera que entusiasmó a millones de hombres, que deseaban un mundo más justo, más igualitario, y más libre. La justicia era el slogan, que se enarbolaba en todos los ángulos de la historia. La religión y la caridad eran el opio, que apacigua el clamor de los esclavos y de los oprimidos. Anhelaba un mundo en el que no hubiera ni pobres ni ricos. El colectivismo del estado se impuso, frente a la persona, que no cuenta absolutamente nada en este sistema. Con el principio de una moral marxista, que justifica los medios por el fin, los cementerios se llenaron de cadáveres y las victimas se cuentan por unos cien millones. Decía un revolucionario, que todos los métodos son legítimos: el veneno, el puñal y la soga. La revolución lo santifica todo en esta batalla. El marxismo intenta erradicar a Dios de la historia. Dostoievski se queja de que la gente intenta borrarle de la faz de la tierra a toda costa por el hecho de que predique a Dios y defienda las raíces nacionales.

Este colectivismo tan inhumano termina siendo fagocitado por sus propias fauces. El fracaso es rotundo, aunque la utopía de la igualdad, la justicia y la libertad sigue aún cantando en el corazón de muchos hombres. El mismo Dostoievski dijo esta frase que me impresionó: los marxistas esperaban establecer un orden justo por ellos mismos, pero, como han rechazado a Cristo, acabarán empapando la tierra de sangre, pues la sangre pide sangre y quien a hierro mata a hierro muere. Y si no fuera por la alianza de Cristo se aniquilarían entre sí hasta los dos últimos hombres que quedaran en la tierra. El ateismo bolchevique es una nueva fe religiosa que sólo cree en un absoluto terrenal, del que nacerá un hombre nuevo.

Con la caída de marxismo y el muro de Barlín parecía ser que estábamos en el fin de la historia, como sostuvo Fukuyama. El marxismo había muerto, auque se haya llevado por delante a millones de hombres

En esta vorágine de muerte y sangre, en el mismo corazón de Europa, nace otro nuevo monstruo, el nacismo, que con sus diversas versiones, va colgar en la horca de la muerte a unos veintidós millones de judíos, gitanos, homosexuales, desminuidos físicos etc.

Una nueva filosofía de la vida y de la muerte. La nueva soteriología está basada en la exaltación de la raza aria-germánica y el mito de la nación superior y salvadora, que es la nueva Alemania, levantada de su postración y humillación tras la primera guerra mundial. Hitler es el prometeo y el dios de la nueva humanidad. El nacismo se transforma en una nueva religión con su liturgia y sus ritos, con sus marchas y vocinglería. Va a la conquista del mundo, aunque para ello tenga que convertir Europa en un río de sangre y horror. Como dice Michael Burleigh (155): Cualquier medio estaba justificado, desde la propaganda mentirosa al asesinato físico masivo para conseguir el reino deseado del bien en la tierra, siendo esta la clave moral desencadenada por el comunismo y el nazismo, pues la violencia masiva se volvería irreal en el mundo del sueño ideológico, en el que sus devotos habitaban

En este contexto materialista, violento, y desconcertado es en el que nace la encíclica del papa, en el mismo pórtico del siglo XXI. Se ha hablado de justicia y poco de humanidad. Se ha hablado mucho de colectivismo y muy poco de comunidad. Se ha hablado mucho de un hombre nuevo, y se ha despreciado, oprimido, vejado y matado al hombre viejo de carne y hueso. Se ha hablado mucho del estado omnipresente y se han despreciado los derechos de la persona.

En este mismo contexto vive el individualismo, promovido por el capitalismo salvaje y despiadado de los siglos XIX y XX. El individualismo exalta un individuo insolidario, que busca su propio bien y aplica a toda costa la ley del más fuerte, sembrando el hambre y el desprecio a la persona en todos los rincones de los siglos XIX y XX. Su valor supremo es la eficacia.

El Papa buen conocedor de los movimientos filosóficos actuales, asume, sin decirlo, muchos de los planteamientos del personalismo, como ya había hecho Juan Pablo II.
El personalismo es un movimiento filosófico, que nace entre las dos guerras mundiales; exalta a la persona frente al individualismo y al colectivismo marxista y nacista. La nueva clave es una comunidad solidaria frente a la colectividad. El hombre es un ser trascendente, libre, relacional. La persona en su integridad es lo más grande y sagrado.

Emmanuel Mounier (193) en el primer numero de la revista Esprit proclamaba: Nosotros somos revolucionarios, pero en nombre del espíritu. No es la fuerza la que hace las revoluciones, es el espíritu.

La palabra violencia ha sonado en todos los espacios del siglo XX. Ahora se habla de paz.
Pero…¿Qué paz? ¿Es que puede haber paz y justicia sin amor? Es que puede existir la persona en su dimensión total sin la falta el amor? Benedicto XV fue el predicador de la paz. La elección del mismo nombre para Ratzinger es simbólica.
Por este motivo las dos coordenadas más importantes de la encíclica las encontramos en estos antecedentes:

Sin amor, a la justicia el falta el alma. O dicho de otra manera, si faltan la fraternidad, y la hermandad en las relaciones humanas el mundo se convierte en un desierto de soledad.
Sin el respeto a la persona y a sus derechos, el mundo se transforma en un mundo de locos, donde brota la violencia, el desenfreno y el pillaje.
Sin Dios en el horizonte humano, el hombre se pierde en la noche, sin una luz que le guíe. El Papa constata que donde no ha estado presente Dios, ha reinado el terror y la muerte.




2.-Principio de la encíclica

La encíclica comienza con la definición de Dios, citando a San Juan: Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él (1ª Juan 4, 17)…Nosotros hemos creído en el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él,.
Dios ama al hombre. El que permanece en el amor de Dios, Dios está en él. El hombre en respuesta debe amar a Dios.
Esta respuesta se realiza por la fe, mediante el encuentro del hombre con Él. Esta es la opción fundamental del hombre y el núcleo de nuestra fe, el creer en Jesús, y que Éste nos ama. El Papa saca esta consecuencia Y puesto que Dios nos ha amado primero, ahora el amor ya no es sólo un mandamiento, sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro.

El amor de amistad (philia) es usado por Juan para explicar la relación entre Jesús y sus discípulos.

3.-Amor humano

En el amor humano está inserto el amor de Dios, es otra afirmación del Papa. Esta verticalidad del amor se expresa en la totalidad del hombre como cuerpo y espíritu. La persona en su esencialidad es inteligencia, voluntad, espíritu, cuerpo, sexo, sentidos, corazón. No es sólo espíritu.
Para el Papa el amor es ocuparse y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo, sumirse en la embriaguez de la propia felicidad, sino que ansía más bien el bien del amado; se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún lo busca (E.n. 6) Se trata de un amor oblativo, abnegado y sacrificado.

4. Amor entre un hombre y una mujer:

El amor entre un hombre y una mujer tiene un trato especial en la encíclica. Los griegos la expresaban con la palabra eros.. Esta unidad, siguiendo la concepción personalista, el Papa la explica en estos términos: El hombre es realmente el mismo cuando cuerpo y alma forman una unidad íntima; el desafío del eros puede considerarse superado cuando se logra esta unificación. Si el hombre pretendiera ser sólo espíritu y quisiera rechazar la carne como si fuera una herencia puramente animal, espíritu y cuerpo perderían su dignidad. Si por el contrario, repudia el espíritu y por tanto considera el cuerpo, como una realidad exclusiva, malogra igualmente la grandeza…Pero ni la carne ni el espíritu aman, ama la persona, la que ama como criatura unitaria, de la cual forman parte el cuerpo y el alma. Sólo cuando ambos se funden verdaderamente en esta unidad, el hombre es plenamente el mismo. Únicamente de este modo el amor-el eros-puede madurar hasta su verdadera grandeza.

La relación entre un hombre y una mujer. si queda reducida a la pura genitalidad o a lo biológico es degradante y convierte al hombre en una simple mercancía y en un objeto. En este caso la persona no cuenta. Por esto el matrimonio es una comunidad de vida y amor, santificada por Cristo que está presente en esta unión amorosa.


5.- El hombre y la mujer son incompletos en el amor:

El hombre y la mujer son seres incompletos, ya que el uno está dirigido al otro por la misma naturaleza. El Papa hace una distinción entre ágape y eros. Esta unidad se expresaba en el libro del Gen. 2, 2: Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Unos versículos más adelante explicita la misma idea: Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. El hombre por la propia naturaleza está dirigido a la mujer y al contrario, para formar una sola carne. El hombre complementa a la mujer y la mujer al hombre. El matrimonio es la unidad más maravillosa que existe entre un varón y una mujer. Unidad que integra al hombre como ser inteligente, ser sensible y sexual. Esta unión es una realidad terrena, que está fundamentada en la misma naturaleza humana. Sólo es posible el matrimonio entre un hombre y una mujer. Sin amor no habría matrimonio, Sin amor el matrimonio se volatiliza como un rosa de jardín. Dios santifica el amor y el amor es fuente de gracia sacramental y santidad

6.- Amor a Dios y amor a los hombres son inseparables: ..

Para el Papa el amor a Dios y el amor al prójimo se funden entre sí; en el más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios (E. n. 15)
Por eso Jesús dijo tuve hambre y me disteis de comer, tuve ser y me disteis de beber, estaba desnudo y me vestisteis.

7.- Amor y cruz:

El Papa unifica el amor y la cruz de una manera admirable. El cristianismo no se entiende sin cruz. Dice el Papa que a partir de la cruz es cómo se mide el amor: Desde esta mirada, el cristianismo encuentra la orientación de su vivir y de su amar..La eucaristía nos adentra en el acto oblativo de Jesús. No recibimos sólo de modo pasivo el Logos encarnado, sino que nos implicamos en la dinámica de su entrega.

En otro lugar dice: Es allí en la cruz, donde se puede contemplar esta verdad. Y a partir de allí se debe definir ahora lo que es el amor. Y, desde esa mirada, el cristiano encuentra la orientación de su vivir y de su amar (E. n.12)

Para Pablo El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de condenación; pero para los que están en vías de salvación es fuerza de Dios…Los judíos exigen signos, los griegos buscan la sabiduría; nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los griegos. Pero para nosotros fuerza y sabiduría de Dios (Cor. 1, 18)

El misterio de la cruz se sitúa en el acontecimiento más importante y fundamental de la vida de Jesús, ya que de la cruz hemos recibido la salvación. Los demás hechos de la vida de Jesús no tienen sentido sin la cruz.
Los grandes valores cristianos no se entienden sin referencia a la cruz: La misericordia, el servicio, el dolor, la abnegación, la mansedumbre, la transparencia del corazón, y la fraternidad entre los hombres. El esfuerzo humano, el trabajo, la acogida al solitario, el acercamiento al que sufre sólo se puede entender desde la cruz. La comodidad, el egoísmo, el silencio, el individualismo, el materialismo son los antagonismos de la cruz

Pablo VI afirmaba que una Iglesia que camina lejos de la cruz y va en busca de la apoteosis y del triunfo, y olvida el silencio, el testimonio, la cercanía, el diálogo, ha perdido su camino. La Iglesia nació de la cruz y la cruz no se entiende sin Cristo

Si la iglesia no es capaz de besar la cruz en su camino y colocarla en lo alto de sus campanarios, es que anda desorientada.

8. Dios vive en el amor humano

Dios vive en el amor humano. El amor mundano (ascendente) y el ágape (desdendente), como denominación del amor fundado en la fe, se funde el uno con el otro y son inseperables. Dios está presente en el amor humano, lo potencia, lo ennoblece, lo purifica y eleva. El amor es una única realidad, con diversas dimensiones o aspectos. El eros de Dios para el hombre es a la vez ágape, ya que se da gratuitamente y a su vez es un amor que perdona.. Dios y el hombre siguen siendo ellos mismos y, sin embargo, se convierten en una sola cosa: El que se une al Señor, es un espíritu con él (1ª Cor. 6, 17)



9. Amor y eucaristía

El amor de Dios, dice en Papa, se expresa de una manera especial en la eucaristía, ya que Cristo se ofrece como victima y alimento en un gesto de amor. (E. n. 14), La eucaristía es el sacramento del amor. Al recibir a Cristo, quedamos unidos al Señor y a los hermanos: El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan (1ª Cor. 10, 17). Una eucaristía que no comparte un ejercicio practico del amor es fragmentaria en si misma.
La Iglesia hace la eucaristía y la eucaristía realiza la comunión, la fraternidad y la unidad en la Iglesia...
La eucaristía nos hace vivir la comunión con los hermanos. (Mt. 23, 8).
El amor y el servicio son el alma de esta comunión.
Vivir en comunión con Cristo es caminar juntos, apoyados en el mismo Espíritu, que hace fructificar en la comunidad la caridad, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la mansedumbre y la templanza (Gal. 2, 20).
La vivencia en el amor es como la coordinada que dirige y guía la vida de la comunidad, con esa multiplicidad de matices que nos presenta Pablo en sus cartas, especialmente en la 1 Cor. 13, 4-7).
La exhortación de Pablo a los Colosenses resume todas estas exigencias del amor: Revestíos, pues como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, de humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros, y por encima de todo esto, el amor que es el vínculo de la consumación, y que la paz de Cristo haga de árbitro en vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados, formando un sólo cuerpo (Col.3, 12-15).

10.-El amor a Dios y al hombre son inseparables:

El amor al prójimo es un camino para encontrar a Dios y el cerrar los ajos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios. Por esto Jesús proclama: Si alguno dice: Amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Dios nos ha amado primero y se ha hecho visible, pues envió al mundo a su único hijo para que vivamos por medio de él (1 ª Carta de San Juan 4, 9-10). En Jesús podemos ver al Padre (Jn.14. 9).
El amor no es un sentimiento, sino que crece y madura con el tiempo: Es propio de la madurez del amor que abarque todas las posibilidades del hombre e incluya por así decir, al hombre en su integridad. el amor nunca se da por concluido y completo; se trasforma en el curso de la vida, madura y precisamente por ello, permanece fiel a si mismo.
El amor al prójimo nos lleva a ser semejantes al otro en el pensar y en el desear: La historia del amor entre Dios y el hombre consiste precisamente en esta comunión de pensamiento y de sentimiento, de modo que nuestro querer y la voluntad de Dios coinciden cada vez más: la voluntad de Dios ya no es para mí algo extraño, que los mandamientos me imponen desde fuera, sino que es mi propia voluntad, habiendo experimentado que Dios está dentro de mí en la más intimo mío
Al amar al otro veo en él a la imagen de Dios. Por este amor es trascendente y me eleva a Dios. Este amor Dios la radicaliza y engrandece, ya que no se queda sólo en lo humano: El amor crece a través del amor. El amor es divino porque proviene de Dios u a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos trasforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que, al final Dios sea todo para todos (cf. 1 Cor. 15, 28)

En el juicio final (Mt. 25-31-46): Jesús se identifica con los pobres, los hambrientos y sedientos, los forasteros, los desnudos, los enfermos y los encarcelados. Jesús proclama: Cada vez que los hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis (Mt. 25, 40).

11.- La caridad es una tarea eclesial.

La caridad es una tarea eclesial. La Iglesia, en cuanto que es una comunidad, debe vivir el amor a los demás. Es una dimensión fundamental de su esencia: Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían sus posesiones y bienes y los repartían entre todos, según las necesidades de cada uno (Hch 2, 44-45).

Al principio del cristianismo los apóstoles eligieron a siete varones, llenos de Espíritu Santo y de sabiduría, que ejercieran el servicio diaconal, esto es, el servicio de la mesa. El servicio de la caridad es tan esencial a la iglesia como el servicio a los sacramentos y el anuncio al evangelio. El Papa remarca la idea con estas bellas palabras: Para la Iglesia la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también se podría dejar a otros, sino que pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia esencia (E. n. 21).

Siendo la Iglesia la familia de los hijos de Dios esta caridad, que es universal, debe extenderse especialmente a los hermanos en la fe como dice San Pablo: Mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, especialmente a nuestros hermanos en la fe (Gal. 6, 10).


12. Justicia y caridad
El Papa trata el tema de la relación entre paz y justicia desde nueva perspectiva.
. Siguiendo la tradición decimos que la paz es obra de la justicia. Santo Tomás había afirmado que la caridad es el alma de todas las virtudes. Si a la justicia le falta el amor, esto es, que los hombres sean capaces de amarse y hacer que el mundo no sea sólo justo, sino mas humano y fraterno, le faltaría algo consustancial al hombre. Por este motivo la caridad debe vivificar las relaciones sociales. El Papa introduce en la encíclica y en sus escritos posteriores una nueva perspectiva. El amor a la persona y el respeto a los derechos humanos están en el corazón de la paz. Dicho más claramente, si amamos a las personas y respetamos sus derechos, dejamos detrás de nosotros un reguero de luz, de paz, y de fraternidad.

Por este el amor será siempre necesario, incluso en la sociedad más justa. No hay orden estatal por justo que sea, que haga superfluo el servicio del amor. Quien intenta desentenderse del amor se dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre. Siempre habrá sufrimiento que necesite consuelo y ayuda. Siempre habrá soledad. Siempre se darán situaciones de necesidad material en las que es indispensable una ayuda que muestre un amor concreto al prójimo (E. n. 28 b)

Los pobres decía los marxistas no necesitan la caridad, sino la justicia. El Papa insiste en que no puede haber justicia sin caridad, ni auténtica caridad sin justicia. Incluso en una sociedad justa será necesaria la caridad, ya que siempre existirá el dolor, el sufrimiento, la soledad. La iglesia desde los primeros siglos ha ido sembrando amor, comunión y comunidad. En nuestro mundo occidental se necesita más calor, más fraternidad y más humanidad. En esta sociedad sólo interesa la eficacia.





12.- Dimensión ética del amor

La esencia del cristianismo está en el amor. El corazón de la Iglesia está en la vivencia profunda del amor y del servicio
Jesús responde al letrado: ¿Cuál es el primer mandamiento?
Jesús responde: EL primero es: Escucha, Israel, al Señor Dios nuestro, es el único Señor y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos (Mc. 12, 28-34; Mt. 22, 34-40; Lc.10, 25-27)
La caridad anima y unifica a todos los preceptos. Ama y haz lo que quieras, decía san Agustín

El hombre ha nacido para el amor. Los antropólogos nos dicen que el amor es la dimensión fundamental del ser. La presencia del otro me enriquece.
Cerrarse al otro es vivir en la soledad.
El aislamiento provoca angustia, tedio y tristeza.
La incomunicación nos trasforma en seres egoístas, ególatras
Por esto es necesario abrirse al otro y estar disponible. Vivir para el otro no para uno mismo.
Encontrarse. Comunicarse.
Compartir las alegrías y las tristezas.
Dar sin esperar. Mas que dar cosas, es darse totalmente a si mismo: Una sonrisa, un gesto, unas palabras, una presencia, un silencio valen más que el oro
El usar del otro como un objeto, que me sirve hoy y mañana lo tiro a la basura, es un cálculo y una estrategia perfectamente montada.

13.- Exigencias paulinas del amor en la 1ª corintios 13
Acoger y acompañar al hermano
Estar dispuesto al encuentro
Saber escuchar y dialogar
Sembrar siempre la paz
Crear comunión en lugar de guerra
Saber compartir los triunfos y las penas
Respetar el ritmo de cada persona
Compartir responsabilidades
Integrar más que dividir
Ser humilde frente al protagonismo
Suscitar esperanzas
Hacer el camino con el hermano, aunque tengas que pararte.
No intentar imponer tus criterios, sino los de Cristo.

14. Estas exigencias del amor son aplicables al matrimonio cristiano, fundamentado en el amor. El amor es fuente de santificación y santidad. El matrimonio es un consorcio, una comunión de vida y amor. La caridad ocupa un lugar central en el matrimonio; diríamos que el amor es el gran bien.
El matrimonio se constituye por un pacto, entre un hombre y una mujer, por cual nace una donación única, recíproca, total, interper­so­nal y permanente. (can. 1055 y 1057)[1] .
Son los grandes fines del matrimonio, insertos en su misma esencia o estructura, sin los cuales el matrimonio no puede entenderse. [2]
Esta comunidad sacramental de vida y amor es una realidad terrena, elevada por Cristo a la categoría de sacramento en virtud del cual Cristo está presente en esta nueva realidad. Se establece una nueva relación interpersonal de orden superior en virtud del sacramento in fieri et in facto esse.
En un orden ontológico lo primero que encontramos es la relación interpersonal única e indisoluble, nacida del amor y vivida en el amor, y ordenada a crear una comunidad, indisoluble y fiel, abierta al bien de cónyuges y de los hijos.



15. El amor en la encrucijada de una Europa sin Dios.
Leyendo uno de los estudios sobre Europa de María Zambrano, discípula predilecta de Ortega y Gasset y de Zubiri, titulado “La agonía de Europa”, [3] me impresionó este párrafo que os trascribo por su profundidad: El Dios de Europa ha sido el Dios de la Biblia, el Dios que creó el mundo de la nada…El ha sido el verdadero Dios de Europa, el Dios de un pueblo elegido, por él para salvar al mundo. Dios creador, pero que ha perdido al hombre y, junto con él, al mundo. Porque también el hombre, criatura predilecta, se rebeló, y al hacerlo privó a Dios de la posesión del mundo que él había creado para su gloria. El seréis como dioses, pronunciado por la serpiente, suscitó en el hombre, el deseo de suplantar a Dios en el mundo, de ser dios-señor de un mundo que no había creado. Dios podía aniquilarlo, habría podido devolver a la nada a esta criatura que se rebeló contra Él, habría podido suprimir el mundo. Pero no lo hizo e incluso le envió, más tarde, el único remedio que podía reparar esta situación, le envió un Dios como Él, que adoptó figura humana, carne mortal para morir y, más aún, que adoptó figura humana, carne mortal para morir y más aún, para ser devorado por los hombres; un Dios que se hace alimento de la insatisfacción humana….Dios continúa siendo el Dios de la creación, pero más aún de misericordia.

Este Dios de la misericordia y del amor, encarnado en la figura de Jesús de Nazaret, va a cambiar de una manera radical el concepto platónico, ya que para éste el amor es más grande en la medida en que el objeto del amor es más grande. En la nueva concepción del amor cristiano este es más grande, cuando se ama a la persona más pobre, más humilde, más sencilla.
El filósofo existencialista Kierkegaard [4] resume de esta manera la relación entre Dios y el amor.
El silogismo es el siguiente: El amor (es decir, el verdadero amor, no el amor propio, que sólo ama lo que es extraordinario, excelente, etc., por lo tanto en el fondo sólo se ama a si mismo) está en relación inversa a la grandeza y a la excelencia del objeto. Si yo soy una pura realidad, si en mi miseria me siento el más miserable de todos los miserables, entonces es cierto, eternamente cierto que Dios me ama.. Cristo dice: no cae ni un pájaro en tierra sin la intervención de vuestro Padre (Mt. 10, 20)….Dios es amor y el amor tiene una relación inversa a la grandeza y la excelencia del objeto. Cuando te sientes abandonado en el mundo, sufriendo, cuando nadie se preocupa de ti, concluyes: Dios no se ocupa de mí. ¡Avergüénzate, necio y calumniador!, que así hablas de Dios. No, Justamente el que más abandonado está en la tierra es el más amado por Dios. Y si no fuese el más abandonado, si tuviese una pizca de consuelo: es más, incluso si se le despojara de él: en el mismo momento sería más cierto aún que Dios lo ama. Europa ha perdido su rumbo y es necesario que lo recupere.

16. El amor a los enemigos.
El Papa toca de pasada el amor a los enemigos como signo del cristianismo. Es difícil perdonar a los que nos hacen daño o nos escupen a la cara, o a los que nos insultan. Hay quien ha llegado a preguntarse, si se trata de una categoría sólo cristiana. Creo que no, pero si es cierto que en el cristianismo el perdón tiene una radicalidad que no encontramos en otros hemisferios. El Papa, en otros discursos, ha ampliado su pensamiento de una manera muy bella. ¿Por qué Jesús pide que se ame a los propios enemigos, o sea, un amor que excede las capacidades humanas? Lo cierto es que la propuesta de Cristo es realista, porque tiene en cuenta que en el mundo existe demasiada violencia, demasiada injusticia, y por lo tanto no se puede superar esta situación más que contraponiendo más amor, más bondad. Este «más» viene de Dios: es su misericordia, que se ha hecho carne en Jesús y que sola puede «desequilibrar» el mundo desde el mal hacia el bien, a partir de ese pequeño y decisivo «mundo» que es el corazón del hombre.

Es necesario responder al mal con el bien (Rom. 12,17-21), rompiendo de tal forma la cadena de la injusticia. Se comprende entonces que la no violencia, para los cristianos, no es un mero comportamiento táctico, sino un modo de ser de la persona, la actitud de quien está así convencido del amor de Dios y de su poder, que no tiene miedo de afrontar el mal con las únicas armas del amor y de la verdad. El amor al enemigo constituye el núcleo de la «revolución cristiana», una revolución no basada en estrategias de poder económico, político o mediático. La revolución del amor, un amor que no se apoya en definitiva en recursos humanos, sino que es don de Dios que se obtiene confiando únicamente y sin reservas en su bondad misericordiosa. He aquí la novedad del Evangelio, que cambia el mundo sin hacer ruido. He aquí el heroísmo de los «pequeños», que creen en el amor de Dios y lo difunden aún a costa de la vida.

Y termino proclamando esta verdad; Dios es amor y pedimos esta tarde al Señor que este amor como un reguero empape toda tierra.0

[1] En este sentido las propiedades del matrimonio (Unidad e indisolubilidad) son también elementos esenciales del matrimonio, ya que pertenecen al núcleo del matrimonio.

[2] Para los consultores en 1981: Locutio ad bonum coniugum manere debet. Ordinatio enim matrimonii ad bonun coniugum est revera elementum essentiale foederis matrimoniales .Comm. Relatio, comm. 15(1983) p.221


[3] La leí en su versión italiana, L’ agonia dell’ Auropa, ed. Italiana , Venecia 1999, pp.53-54.
[4] Diario, vol. IX de sus obras, p. 24.