viernes, 30 de noviembre de 2007

SERMÓN DE LA MONTAÑA (IX). SEXTA BIENAVENTURANZA. lOS LIMPIOS DE CORAZÓN.


Sexta bienaventuranza
13. Los limpios de corazón (Mt. 5,8).
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (Mt. 5,8).
Limpio es igual a puro.
Los limpios de corazón son descritos en el salmo 24, ¿Quién subirá al monte de Yahvéh? ¿Quién podrá estar en su recinto sacro? El de manos inocentes y de corazón puro, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura.
En la sagrada escritura el corazón es el centro de la persona.
Cuerpo y espíritu están unidos en la centralidad de la persona: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy lejos de mí.
A donde está tu tesoro, allí esta tu corazón.
La visión de Dios está reservada a la eternidad: Ningún hombre vio ni puede verlo (1 Tim. 6, 16)
Pureza y claridad.
Ojos limpios y corazón limpio, porque del corazón nace lo malo
Luz, claridad y limpieza.
Lujuria: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Limpio es igual a puro. Esta pureza es distinta a la pureza legal de los escribas y de los fariseos, que se fijaban sólo en lo externo.
Jesús supera la pureza ritual, e interioriza su mensaje, que nace de lo más íntimo del Hombre. En su interioridad está la transparencia, la limpieza, la luz (Mat. 15, 17, 29; Mc. 7, 15; 18, 19.20.23).

Es Señor del sábado y está por encima de los ritualismos judíos. (Mc. 22, 28). La limpieza de la persona está en más íntimo del corazón: ¿No comprendéis que todo lo que entra por boca pasa al vientre y luego se echa al excusado? En cambio lo que sale de la boca viene de dentro del corazón, y eso es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro de corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. Eso es lo que hace impuro al hombre; el comer sin lavarse las manos no hace impuro al hombre (Mt. 15, 17-21).
Los fariseos acusan a los discípulos, de que no cumplen la tradición de los ancianos y que tienen las manos impuras (Mc. 7, 1-5).
Ezequiel retrata el cuadro del puro del corazón: Y les haré un solo corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Para que caminen según los preceptos, observen mis normas y las pongan en práctica y así sean mi pueblo y yo sea su Dios ( Ezq. 11. 19-20).

Los limpios de corazón tienen la promesa de que verán a Dios (1 Cor. 13, 12), si cumplen la voluntad de Padre.
La purificación del hombre se realiza en la medida en que el hombre se va identificando con Cristo: ¿Vivo yo?, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.
El amor es el fuego que purifica.

martes, 27 de noviembre de 2007

SERMÓN DE LA MONTAÑA (VIII). QUINTA BIEVAVENTURANZA. LA MISERICORDIA.

Quinta bienaventuranza
12. La misericordia (Mt. 7, 7).
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia

Misericordioso es el que ayuda al prójimo y tiene compasión de él.
El que hace obras de misericordia. El que tiene el corazón abierto a todos. No es lo mismo compasión que misericordia. Me gusta más la palabra compasión, porque es padecer con.
El misericordioso obra el bien, la misericordia está por encima de la justicia, alivia las necesidades del que tiene cerca, está pendiente del que sufre, no juzga para no ser juzgado; perdona al que le ofende. Vive el amor de Dios y al prójimo. Siente alegría y gozo por los bienes del otro.
Dios es misericordioso, nos acoge, perdona nuestras debilidades y nuestros fracasos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados. Perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará, una medida buena, apretada, remecida hasta rebosar, pondrá en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá a vosotros (Lc. 6, 36-39; Mt- 7, 1).
Jesús en su encuentro con la samaritana le perdona (Lc. 10, 36,37).
Dios hace salir el sol para buenos y para malos
Es un Dios clemente y misericordioso, lento a la ira y pronto al perdón (Jonas 26, 2-4)
En el criado infiel se nos muestra la actitud de Dios para el perdón (Mt. 18, 23)
Jesús busca a la oveja perdida Lc. 11, 1-31.
El Padre espera al hijo perdido y lo perdona (Lc. 7, 10)
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues yo os diga que aquí hay uno que es más grande que el templo. Sin comprendierais lo que significa quiero misericordia y no sacrificio (cf. Oseas 6, 6.) No condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo de hombre es el señor del sábado (Mt. 12, 4-8).
El amor y la misericordia están unidos, ya que el amor es su fuente.

SERMON DE LA MONTAÑA (VII). CUARTA BIENAVENTURANZA. HAMBRE Y SED DE JUSTICIA

Cuarta bienaventuranza
11. Hambre y sed de justicia (Mt. 5,6)
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados (Mt. 5,6)

Esta ansiedad se llena con Cristo.
No se trata de hambre física ni de justicia civil.
No andéis preocupados, diciendo ¿Qué vamos a comer? ¿Qué vamos a beber?, que por estas cosas se afanan los paganos. Y ya sabe vuestro Padre celestial, que tenéis necesidad de ello. Buscad el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas se os darán por añadidura (Mt. 6, 33).
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra (Jo. 4, 31).
El que beba del agua que yo le daré, será en él una fuente, que salta para la vida eterna (Samaritana, Jo. 4, 6-10.
Jesús no es insensible al hambre física (Multiplicación de los panes Mc.8, 1-5).
La palabra justo es igual a santo. El justo busca cumplir la voluntad de Dios. San Agustín decía: Nuestro corazón está inquieto y no puede descansar hasta que descanse en ti.
La justicia es un anhelo de vivir.
La justicia es verse libres de la opresión
Bienestar y felicidad no son lo mismo.
Bienaventurados los que tienen sed de justicia. La palabra justicia en el nuevo testando quiere indicar la fidelidad del hombre con Dios. El creyente es el justo, el que sigue las sendas del Señor. En esta búsqueda de la justicia, su primera meta es Cristo, que es el justo por antonomasia.

El hombre debe tener hambre de amor, y de servicio. Hambre de darse y cumplir la voluntad del Padre. Hambre de ser santo, si esta palabra no estuviera tan manida.
No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mt. 4, 4).
El reino de los cielos no es comida ni vida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Rom. 14, 17).
Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado (Ju. 4, 31).
Esta sed y hambre por la justicia y el reino de los cielos está grabada en lo más profundo del corazón del hombre.
El hombre anhela la justicia terrena, ya que desea que haya un mundo más humano, justo y fraternal.
El hombre no sólo anhela los bines terrenos necesarios para su sustento, ya que no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios ( Mat. 4, 4). Justicia y reino de Dios se identifican, ya que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entrareis en el reno de los cielos (Mt. 5, 20).
El hombre enamorado de Jesucristo intenta vivir el amor a Dios y tiene ansias de santidad para identificarse con Cristo y entrar en comunión con los hermanos.
Esta actitud ante la justicia, nos lleva a confiar más en la divina providencia: No andéis, pues, preocupados, diciendo: ¿Qué vamos a comer? ¿Qué vamos a beber?, que por estas cosas se afanan los paganos y ya sabe nuestro padre celestial, que tenéis necesidad de todo ello. Buscad a Dios y su justicia y todas esas cosas se dará por añadidura (Mt. 6, 33).
Jesús tiene sed de almas, como vemos en el diálogo con la samaritana (Jo. 4, 6-13)
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy (Mt. 6, 13)

domingo, 25 de noviembre de 2007

SERMON DE LA MONTAÑA (VI). TERCERA BIENAVENTURANZA. BIENAVENTURADOS LOS QUE LLORAN.


TERCERA BIENAVENTURANZA
10. Los que lloran (Mt.5,5).
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados (Mt. 5, 5).

Son los que sufren, los que padecen, los afligidos, los desengañados, y los atribulados.
Son los sometidos a los poderosos, porque lo han perdido todo.
Sus ojos están abiertos al dolor, porque aman a Dios y a su prójimo y ellos ha derramado muchas lágrimas por sus ojos.
No lloran por llorar, sino, porque su corazón compasivo, sufre ante el dolor, que contemplan en los caminos del mundo.
Son los que la pena ha entrado en sus vidas, y comprenden que la cruz es escuela de amor y servicio.
El hombre nace llorando y sigue llorando hasta que va a la tumba, En nuestro mundo hay dolor, tristeza y sufrimientos. Hay lágrimas amargas, pero también gozos. El evangelio está lleno de lágrimas. Lloró Pedro ante su traición Mt. 26, 75), Lloró Jesús ante la muerte de Lázaro (Jo. 11, 35; y las mujeres en el camino del Calvario (Lc. 23, 28.-31). Jesús lloró sobre la ciudad de Jerusalén. Jesús en su paso por el mundo mostró su compasión a raudales ante los paralíticos, lo ciegos, los lisiados, lo muertos etc..
Muchos que fueron un saco de vanidades y de poder, cuando el fracaso se asomó a su puerta, comprendieron que lo importante no es el triunfo, el poder o la grandeza, sino entrar dentro de si y comprender que la vanidad y la grandeza se esfuman, como los globitos de jabón que hacen los niños. El hombre se hace grande en su interior al encontrarse consigo mismo.

En nuestro mundo lloran los solitarios, los hambrientos, los ancianos, y los abandonados.
¡Cuantos mártires en la historia del cristianismo se murieron llorando sangre! ¡Cuanta sangre roja regó los valles y las montañas! ¡Cuantas lágrimas surcaron la tierra? Los discípulos de Jesús se acordaban de lo que había dicho Jesús: Seréis odiados por causa de mi nombre (Mc. 13,13).
Jesús les advirtió, cuál tenía que ser su actitud ante las persecuciones: Pero cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis de qué vais a decir; hablad lo que se os comunique. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu Santo (Mc, 13,11).

Me gustaría tener un pañuelo muy grande para secar tantas lágrimas, tanto dolor, tanta pena como hay en el mundo. Si juntaros todas las lágrimas derramadas en la historia de la humanidad, podríamos formar un océano. Se necesitaríamos muchos Juanes de Dios y Teresas de Calcuta.
Jesús dijo: Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os daré descanso (Mt. 11,25-30.
Nuestro mundo está siendo insensible ante las lágrimas. Pasamos ante los que lloran y volvemos la espalda, como nos cuenta la parábola del samaritano.
Hay afligidos que han perdido la esperanza en Cristo y siguen llorando en el rincón de la historia. Otros lloran y lloran, aún en la más profundo de su sequedad interior, como Juan de la Cruz o Teresa de Calcuta, pero Jesús sigue siendo una mano extendida y una luz irradiante para los que lloran, los que sufren, los abandonados en las cunetas de los caminos. Los que lloran serán consolados por el mismo Cristo. Dice el Apocalipsis: Enjugarán toda lágrima de sus ojos, y la muerte ya no existirá, ni llanto, ni lamentos, ni trabajos existirán ya (Ap. 21, 4).

El dolor purifica, la cruz nos hace fuertes, el sacrificio nos une al Cristo doliente: Si quieres servir al Señor, prepara tu alma para la purificación, porque en el fuego se purifica el oro y los que aman a Dios en el horno de la purificación (Eccles.2,1-5).

SERMÓN DE LA MONTAÑA (V). SEGUNDA BIENAVENTURANZA. LA MANSEDUMBRE.


Segunda bienaventuranza
9. Mansedumbre (Mt. 5, 4)
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra (Mt. 5,4) .
Son los oprimidos.
Los mansos heredarán la tierra (sal. 36, 11)
Su corazón rebosa esperanza. No oprimen, no explotan, no se vengan, y no son violentos. Su corazón rebosa sencillez, humildad y apertura al prójimo.
Jesús es su modelo: Aprended de mí que soy manso y humilde corazón (Mt. 11, 29).
Jesús vivió la bondad, la tranquilidad, la mansedumbre, la sumisión, la serenidad, y la paciencia
Rechaza la violencia: A Pedro le dijo: Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñan la espada, a espada morirán ( Mt. 26, 52.)
El hombre manso no es un apocado, sino el que tiene puesta su confianza en el Señor. Es inflexible ante la verdad y no admite componendas. La mansedumbre exige una fuerza interior, que no la tienen los débiles.
El manso pasa por el mundo sembrando sonrisas. Su gesto siempre es afable, sus palabras de consuelo, sus pasos reposados, su corazón un volcán de amor.
Pasa por el mundo haciendo el bien, como Jesús. Odia las reyertas y las luchas. Quisiera que el mundo fuera un oasis de paz. Sólo se exalta ante las injusticias. Sus ojos reflejan confianza, acogida, seguridad y cordialidad.
Su corazón está hecho de miel, ya que respira dulzura y ternura.
Los humildes heredarán la tierra (Salmo 37, 11). Los mansos y humildes de corazón, según la Biblia, son los anawim, cuya traducción literal son los pobres de Jhavé. De ahí que esta bienaventuranza y la primera sea muy parecidas, aunque con distintos matices.

lunes, 19 de noviembre de 2007

SERMÓN DE LA MONTAÑA (IV). PRIMERA BIENAVENTURANZA. LOS POBRES DE ESPÍRITU.


Primera bienaventuranza
7. POBRES DE ESPÍRITU (Mt. 5, 3)

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt. 5, 3).

1. Quienes son los pobres?
Jesús vino a traer la buena noticia a los pobres (Is. 61, 1). Pobres son los que no teniendo nada, ponen su confianza en el Señor; los desposeídos, los vagabundos, los que no tienen un mendrugo de pan para llevárselo a la boca.
Ser pobres de espíritu es no tener apetencias, ambiciones, orgullo; no estar en el candelero, vivir en el olvido, saber siempre ser el último, no tocar la campanilla. Estar dispuesto a servir antes que a que te sirvan. Este es el ethos cristiano de la pobreza y esto obliga a todos los cristianos.
2. Los pobres de Espíritu
Son los que tienen el corazón desprendido de las riquezas. Los pobres a la fuerza o por necesidad no son pobres de espíritu. Los auténticos pobres ponen su confianza en el Señor, al no encontrar apoyo en la tierra. A éstos Jesús los llama dichosos, porque están más abiertos al reino de Dios. Son los que tienen alma de pobre.
Los humildes en su sencillez son pobres, ya que no buscan el poder, ni la grandeza, ni el dinero, ni la vanidad. Tienen su corazón vacío de avaricia y codicia. Su corazón rebosa humanidad. Son como los llama Sinfonías. los anawin, los pobres de Yavéh.
Jesús vino a traerles la buena nueva (Is. 61, 1) , el reino de Dios, su justicia y las demás cosas (Mt. 6,33).
Los pobres de espíritu son bienaventurados, porque rebosan de alegría, ya que pasan por mundo con los ojos llenos de Dios
Los pobres de espíritu no son débiles, ya que tienen una fortaleza interior para aceptar las exigencias del reino
La pobreza debe tener una razón que la explique y le dé sentido. Sin el seguimiento de Cristo, no se podría explicar
La actitud ante la pobreza no debe ser sólo externa, sino que debe salir del interior de la persona, como una actitud de desasimiento, como dice Pablo: Tened como si no tuviereis (1 Cor. 7, 29). Ello no quiere decir que pueda haber pobres reales, que se cierren a la conversión y a la llamada de Cristo y solo piensen y ambicionen los bienes materiales.

Pues, ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero , si arruina su vida (Mc. 8, 36).
Los pobres están abiertos al mensaje de Jesús mejor que los ricos.
Pobre de espíritu es el que no tiene el corazón apegado al dinero y no tienen ambiciones. Los cristianos tienen que seguir este ethos de la pobreza de Cristo con el desasimiento de los bienes terrenos, dispuestos siempre a compartir su pan con el que llama a su puerta. Es mejor dar que recibir (AA. 20, 35)
Jesús no condena en si la riqueza, aunque su actitud en el evangelio es crítica. Es admirable la actitud de Jesús ante la viuda, que ha depositado en el cepillo de templo, todo lo que tenía, sin pensar en el futuro y confiando plenamente en la providencia divina (Mc. 12.41; Lc. 21, 1-4).

1. Jesús cuestiona las riquezas
Se ha dicho que Mateo ha espiritualizado la pobreza, y que Lucas, por el contrario, habla de los pobres en un sentido real. Lo cual no es cierto, ya que en el Nuevo Testamento hay una crítica a la riqueza en el sentido, que vamos a comentar posteriormente.
En el magnificat María cantada: A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos (Lc.1, 53).
Jesús condena el afán de almacenar riquezas: No os amontéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen. Amontonad más bien tesoros en el cielo ( Lc. 6, 19-20).
No se puede servir al mismo tiempo a Dios y al dinero, ya que ello supone tener el corazón dividido: No podéis servir a Dios y a Mamón (riqueza) (Mt. 6, 24). En Lucas 16, 9 se habla del mamón injusto.
Jesús ve el peligro de las riquezas (Mc. 10, 27).
Lo importante es que las riquezas estén al servicio del amor y la justicia.
Jesús explica el peligro de las riquezas en este sentido: Que difícil será que los tienen riquezas entren en el reino de Dios. Los discípulos quedaron sorprendidos de oírle estas palabras. Más Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo. Es más fácil que un camello entre por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el reino de los cielos. Pero ellos se asombraban aún más y se decían. Pues, ¿quien se podrá salvar? Jesús mirándolos fijamente dijo: Para los hombres es imposible, más no para Dios, porque todo es posible para Dios (Mc. 10, 23 ss.)
Es verdad que el camino de las bienaventuranzas es difícil, pero con la gracia de Dios, el discípulo puede entrar por esta vía
Lucas, que es más radical, que Mateo condena a lo ricos de esta manera: Pero ¡Ay de vosotros los ricos, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de de vosotros los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora, porque lloraréis (Lc. 6, 24).
4. Jesús vive la pobreza
Jesús vive la pobreza, desde su nacimiento a su muerte, ya que el hogar de Nazaret era un hogar sencillo, humilde y pobre (Lc. 2, 7-24). Nació en un establo; vivió esa pobreza espiritual, en el desasimiento más total de si mismo en servicio a los demás. San Pablo, en el se ha dado en llamar el himno a la pobreza, se expresa de esta forma: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; sino que se despojó de si mismo, tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a si mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó un nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos y toda lengua confiese que Cristo Jesús es el Señor (Fil. 2, 7)
Jesús fue pobre, el más pobre de los pobres (Fil. 2, 6), ya que siendo libre, se hizo esclavo de todos (1 Cor. 9, 15-18).
Jesús, en su predicación, mostró siempre su cercanía a los humildes, a los pecadores, a los samaritanos, a los fariseos y a los hambrientos. El mismo, en su predicación, se movió de un lugar para otro como un pobre (Lc. 9, 5 8) y pedía a sus discípulos que renunciaran a las riquezas (Mc. 10, 28).
Jesús ha venido a anunciar a los pobres la buena noticia (4, 5)
Fue un pobre real y de espíritu, ya que no tenía ni donde reclinar su cabeza.
Cuando envió a una misión a sus discípulos, les dijo que sólo se llevaran una túnica y una alforja (Mc. 6, 8-Lc. 10.4-9).
El mismo Pablo es pobre como Jesús (Fil. 4, 10-12).
Los apóstoles lo dejaron todo para seguir a Jesús (Lc. 5, 11).
Jesús dice a sus discípulos: Id y anunciad a Juan lo que habéis visto y oído; los ciegos ven, los inválidos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia la buena noticia. Jesús se despojó de su rango y de todas las cosas y también de su gloria (1 Cor. 9, 15-18).

5. Jesús no quiere la miseria
A simple vista puede parecer que Jesús alaba la pobreza y la miseria. Cristo ama a los pobres y está en contra de los que los sumen en la más estricta pobreza. Cristo quiere la liberación de los oprimidos y que todo hombre pueda llevar una vida digna y humana. Los pobres son explotados por la ambición de los poderosos. Jesús sigue la línea de los Profetas. La riqueza lleva al individualismo y al egoísmo, ya que la avaricia ronda su corazón. Jesús no condena en si la riqueza y la ganancia, sino la insolidaridad, que con frecuencia nace de ella y la incapacidad para compartir.
Las naciones ricas tampoco quieren compartir en este mundo globalizado. Los individualismos colectivos son más graves que los individuales. Nuestro mundo no quiere declinar la palabra compartir.
El hombre actual declina estas palabras: Ganar, gastar y gozar con un desenfreno casi histérico.
El dinero no es malo, porque lo necesitamos para vivir, pero la obsesión por el dinero nos hace avaros, violentos y nos impide comprender que los bienes de la tierra están al servicio de todos los hombres. Las naciones ricas no han llegad a entender, que tienen que dar la mano a los más pobres, para salir de la miseria y del hambre. Jesús siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos a nosotros con su pobreza (2 Cor. 8, 9).

6. La radicalidad de los santos
Hay otros cristianos, que como Cristo, viven la pobreza voluntaria de una manera más radical, como un Francisco de Asís, un Francisco Javier o un Juan la cruz. Esta llamada no es sin embargo para todos. La radicalidad de su renuncia, fue una llamada a muchos que desearon seguir su camino, Y ese desasimiento tan total por seguir a Cristo ha sido, si queremos una orientación metaética, que nos ayudaría a plantearnos un mundo distinto, donde no todo se centre en el tener y en el gozar o el bienestar.. Estas utopías han llevado a millones de hombres y mujeres en el mundo a dar aliento a muchos cristianos y hacerles entender que no todo está en el tener, sino más bien en el ser. Para muchos esta llamada es heroica, y lo han dejado todo y han marchado a todos foros del mundo para ser testigos de esa renuncia, que muchas veces la pagan con la muerte. A otros los han llamado por otros caminos, más sencillos, más humildes, menos relumbrantes, para que vayan por el mundo como la viuda del evangelio, compartiendo su amor y servicio.

7. ¿Es malo ser rico?
Jesús alaba la actitud del samaritano, que comparte sus bienes con el pobre (Mr. 10, 21).
Benedicto XVI en la Vida de Jesús dice: Ahora precisamente en la pobreza, Israel se siente cercano a Dios; reconoce que precisamente los pobres, en su humildad, están cerca del corazón de Dios, al contrario que los ricos con su arrogancia sólo confían en si mismos.[1]
El mismo Papa al final de su comentario a las bienaventuranzas, se pregunta …¿Es realmente malo ser rico, estar satisfecho, reír, que hablen bien de nosotros? Friedrich Nietzsche se apoyó precisamente en este punto para su iracunda crítica al cristianismo, diciendo: Nosotros hemos llegado a ser hombres y por tanto queremos el reino de la tierra…El sermón de la montaña aparece una religión del resentimiento, como la envidia de los cobardes e incapaces, que no están a la altura de la vida y quieren vengarse con las bienaventuranzas, exaltando su fracaso e injuriando a los fuertes, a los que tienen éxito, a los que son afortunados.
Como hijos de nuestro tiempo sentimos la resistencia a esta opción…Después de la experiencia de los regímenes totalitarios, del modo brutal, en que han pisoteado a los hombres, humillado, avasallado, golpeado a los débiles, comprendemos también de nuevo a los que tienen hambre y sed de justicia…Ante el abuso del poder económico, de las crueldades del capitalismo, que degrada al hombre a la categoría de mercancía, hemos empezado a comprender mejor el peligro que supone la riqueza.[2]


8. Riquezas y providencia divina

En tres ocasiones habla Jesús de las riquezas en el sermón de la montaña, en la primera bienaventuranza y al hablar de la


1. Avaricia:

Jesús en su vida pública fue un hombre sencillo y pobre (Lc. 9, 58); no llevaba dinero en su cartera (Mc. 12, 15;Mt. 17, 24), y estuvo siempre cerca de pobres y de los que sufrían. Llama bienaventurados a los pobres y en su camino por la vida, les mostró siempre su cercanía y amor.

Condenó la avaricia de los que sólo viven para el dinero. Su corazón está manchado por la codicia, ya que, donde está el dinero, está su corazón. Por el dinero son capaces de robar, de matar o de asaltar en los barrios o calles de las ciudades populosas. Son esclavos y el dinero su dios. Jesús condena su avaricia: No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amonto naos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroa, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. (Mt. 19, 21).
La actitud de Jesús ante las riquezas fue negativa. (Mc.10, 23-28).
La actitud de Jesús sorprendió a los discípulos por su radicalidad. La frase de Jesús, todo es posible para Dios, ha tomado muchas interpretaciones. El rico apegado al dinero no puede soltar esa trampa, que le ata, si no confía en Dios.
Alaba a la viuda que deposita todo lo que tenía en el cepillo del templo (Mc. 12, 41-44; Lc. 21, 1.4).

A pesar de esta rigidez en su discurso, Jesús trato con mucho cariño a personas ricas. Le acogieron algunas mujeres ricas (Lc. 8, 2); una mujer de Betania derramó un frasco de perfume sobre sus pies, con el escándalo de los fariseos y la aprobación de Jesús (Mc. 14, 3); visitó con frecuencia a Lázaro, Marta y María (Lc. 10, 38-42); en la misión de los setenta y dos discípulos les dice : No llevéis balsa, alforja ni sandalias, desead la paz en las casa que entréis y comed y bebed lo que os pongan, curad a los enfermos etc.(Lc. 10, 1 ss.). No es rico el que más tiene, sino el que menos quiere.

Era amigo de Zaqueo, jefe de los publicanos (Lc. 19, 1-9); trató a Nicodemo y a José de Arimatea (Mt. 27, 57).
Jesús condena la codicia y el apego a las riquezas.
.
La actitud de Pablo ante la pobreza es ejemplar, tal como aparece en la carta a los Filipenses. No lo digo por la necesidad, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé andar escaso y sobrado. Estoy avezado a todo y en todo; a la saciedad y al hombre; a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta (Fil. 4, 10-12).

Marcos. nos presenta la versión opuesta a la avaricia, que San Ignacio de Loyola repetía a Francisco Javier: De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? (Mc. 8, 36).
2. La providencia.
Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero. Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal (Mt. 6, 24-34)
No podéis servir a Dios y las riquezas. Lucas 16, resalta el poder de la riqueza, que nubla los sentidos del hombre y sólo piensa en tener: Ningún criado puedes servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará a otro; o bien se entregará a uno y despreciará a otro. No podéis servir a Dios y al dinero (Lc. 16, 9 ss.).
Pero el aspecto que nos llena de alegría es la gran confianza, que el hombre de fe, pone en Dios. Dios alimenta a las aves del cielo, Dios viste a los lirios de unos colores tan bellos y resplandecientes, que ni el mismo Salomón pudo vestirse de ellos, Dios hace caer la lluvia del cielo y los campos son una alfombra de mil colores. Y si al conjuro de Dios el mundo se transforma en vida y las espigas se balancean al aire, Dios, que es amor ¿Se va a olvidar del hombre? Siempre estamos pensando en el mañana como sabios previsores, pensando qué vamos a comer o beber, pero no buscamos lo valores del reino. Es verdad que necesitamos alimentarnos y trabajar para ganarnos con el sudor de nuestra frente el pan de cada día, pero no sabemos descubrir las prioridades, porque tenemos los ojos cerrados y no descubrimos nuevos horizontes.

[1] Ratzinger-Benedicto Vida de Jesús, p.103.
[2] Benedicto XVI, o.c., p.126

sábado, 17 de noviembre de 2007

SERMÓN DE LA MONTAÑA (III). LAS BIENAVENTURANZAS.INTRODUCCION. EL REINO DE DIOS.


SERMÓN DE LA MONTAÑA (III).
5. BIENAVENTURANZAS (Mt. 1-10)
.
INTRODUCCIÓN
Viendo a la muchedumbre, subió al monte, se sentó y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo las bienaventuranzas.

Las bienaventuranzas se enuncian en le contexto de Reino de Dios o reino de los cielos.
En su estructura hay una bendición, unos bienaventurados y un porqué. La palabra bienaventurado significa ser feliz o dichoso.
Las bienaventuranzas son un retrato de Jesús, que era pobre, manso, humilde, perseguido, varón paciente, misericordioso, sufrido, pacífico y caritativo.

Son promesas, invitaciones, o llamadas para seguirle y correr su mismo camino y por la misma senda.

Son un programa de vida cristiana, que Jesús cumplió al pie de la letra.
El sermón de la montaña en Mateo presenta una extensión mayor que en Lucas. Van dirigidas a la comunidad judeo-cristiana.
Vamos a analizar primero el concepto de Reino de Dios y posteriormente cada una de las bienaventuranzas y luego cada uno de los párrafos, que integran todo el discurso.

6. Reino de Dios

Marcos empieza su evangelio con estas palabras: El reino de Dios está cerca: Convertíos y creed en el evangelio.
¿Qué quiere decir Marcos cuando nos habla del reino de Dios?

Las comunidades cristianas esperaban que se cumpliera en Jesús la promesa de la liberación y de la salvación por `parte del nuevo Mesías.

Jesús trae la buena nueva, la paz y la liberación y ha irrumpido en el pueblo de Israel, predicando la buena nueva y llamando a la conversión a todos. Cura a los que encuentra en el camino; A los cojos, a lo ciegos, a los paralíticos, a los sordos. El Espíritu Santo, con su fuerza arrolladora ha derramado sus dones sobre los creyentes. Una nueva vitalidad irrumpe en las primitivas comunidades y el amor, como un reguero se extiende en las comunidades. Ha llegado el reino de Dios, con una vitalidad que lo arroya todo.

Jesús ha venido a traer el reino de Dios a todos los israelitas sin excepción, aunque muchos no van a responder a esa llamada. No ha venido a crear una secta. El entrar en el reino y cumplir sus exigencias supone esfuerzo y constancia, ya que es necesario entrar por la puerta estrecha (Lc. 13, 24), y buscar el reino de Dios (Lc. 12, 31). Hay discípulos que por el reino de Dios, han deseado entrar por el (Lc, 12, 31; Mc. 9, 49).

Muchos por este reino abandonan la familia, y renuncian al matrimonio y a las riquezas.

El reino de Dios es el soporte de sus sentencias, discursos y parábolas. Con la irrupción de Jesús en la historia ha llegado el reino de Dios (Lc. 11, 20).
Jesús, después de su resurrección (1 Cor. 1, 10; Mt. 11, 13; Lc. 7, 21) nos trae salvación. Tenemos que pedir todos los días que venga a nosotros su salvación y su reino. El Espíritu Santo habita en la comunidad de los creyentes (Col. 1, 18).

El reino de Dios que se completará plenamente en la parusía, ya esta presente en nosotros aquí abajo (1 Cor. 15, 24 ss.). No hay que verlo sólo en la perspectiva del más allá, se realiza también en el presente, aunque haya una tensión entre el ahora y el mañana. Se unen el presente y el futuro. El más allá penetra en el más acá ( Mt. 12, 28I. Es vivir en el amor como miembro del cuerpo glorioso de Cristo y ser trasformados con y en el Espíritu Santo ( Jn. 5, 19). Está presente en la intrahistoria y en la suprahistoria.

Tenemos que hacer un esfuerzo personal, aunque la entrada en el reino de Dios es un don gratuito.

Dice Rudolf Schnackenburg:: El reino de Dios es una magnitud que ni se limita al corazón ni se sitúa en el más allá, sino que se le debe ver y experimentar en el mundo….Lo característico, precisamente es, que en la proclamación del reino de Dios confluyen ambas cosas, esto es, que el reino escatológico de Dios, es el mismo reino del Padre, quien, a una con su reino, implantará el poder salvífico de su amor Por esto en el Padre nuestro pedimos que venga a nosotros el reino de Dios.[1]

Aquellos a quienes Jesús llama bienaventurados (los pobres, los mansos, los que lloran, los perseguidos etc) les pertenece el reino de los cielos, que algún día llegará

Esta magnitud del reino de Dios empieza en la tierra como dice el Concilio vaticano II: Por ello, aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de Cristo, sin embargo, el primero, en cuanto que puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al reino de Dios (GS, 39.).

[1] O. c. p.45.

jueves, 15 de noviembre de 2007

SERMÓN DE .LA MONTAÑA (II). SERMÓN DEL LLANO


EL SERMÓN DEL LLANO
4. La redacción de Lúcas (6, 20-49)
La crítica intenta buscar los logia antiguos que sirvieron a los evangelistas Mateo y Lucas para escribir sus respectivo textos.
Nos encontramos con dos redacciones distintas. La de Mateo cc. 5-7 y la de Lucas mucho más reducida 6, 20-49. Mateo nos dice que Jesús subió al monte y predicó a una gran muchedumbre y a sus discípulos. Lucas por el contrario dice que Jesús, yendo con sus discípulos y una gran multitud se detuvo en un llano y empezó a predicar.
Estructura del mensaje de Lucas
En Lucas el discurso va dirigido a los discípulos y a la muchedumbre que le siguen. Lucas escribe su evangelio para los cristianos provenientes del paganismo. Jesús se presenta en Nazaret como el Mesías, hace muchos milagros y elige a los primeros discípulos. (Lc. 4, 12-16). En este contexto según Lucas se pronuncia el sermón de la montaña ante los discípulos y una gran multitud que ha ido a oír su palabra y a buscar la curación de sus enfermedades.
Comienza Jesús con las bienaventuranzas con pequeñas diferencias de Mateo:
Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios (20). En Mt. 5, 3). Para Lucas se trata de los verdaderos pobres y hambrientos, y aque no habla de pobres de espíritu.
Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados (21). En Mt. 5, 6.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis (21). En Mt. 5, 5.
Bienaventurados seréis, cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Porque de este modo trataron a sus padres los profetas. En Mt. 5,11-12.
Continúan las maldiciones a los ricos, a los que ríen y a los maledicientes. Se trata de unas maldiciones, que no se pueden entender en un sentido literal, sino más bien hiperbólico. Jesús quiere indicar las exigencias cristianas del desprendimiento y condenación del apego a las riquezas y de la egolatría del dinero, como fin primario.
Dicen los exegetas que Lucas es más radical que Mateo en el aspecto de la pobreza.
Para Lucas los apóstoles lo dejaron todo (5, 11, 28.
Los enviados por Jesús a la misión no deben llevar ni alforja ni sandalias.
Lucas pide que se vendan las posesiones y se repartan entre los pobres.
La comunidad de bienes de la comunidad de Jerusalén es contada (por Lc. Act. 2, 44; 4, 32, 35).
Se anuncia a los pobres la buena nueva (Lc. 7, 22; Mt. 11, 5) tomado de Is. 61, 1). Pero ¡ay de vosotros los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. Vide Isaías 5, 8-25)
¡Ay de vosotros lo que ahora estás hartos!, porque tendréis hambre..
¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto (¡Cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque de este modo trataron vuestros padres, a los falsos profetas..
Trata de una manera muy amplia del amor a los enemigos Lucas como Mateo en el amor a los enemigos, como exigencia fundamental del cristianismo, ya que el mundo pagano, con excepciones, no podía concebirse el perdón a los que nos maltratan e injurian y la renuncia a la violencia y a las represalias. Vuelve a aparecer el sentido hiperbólico, cuando nos pide que pongamos la otra mejilla o que demos la túnica, si nos quitan el manto, con la que quiere enseñarnos la negación a la violencia y a la represión. Las resonancias éticas de Jesús son claras como fundamento del amor: Amar y darse sin esperar ninguna recompensa.
Las exigencias son verdaderamente radicales y en algunos aspectos hiperbólicas, pero expresan el ethos cristiano no sólo del amor a los enemigos, sino del perdón a ellos mismos
Las exigencias cristianas están en el amor y una de ellas es el perdón. Es necesario estar dispuestos a dar sin recibir
Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os maltraten. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra. Al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Da a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que los hombres os hagan, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿Qué mérito tenéis?. Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿Qué merito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto.!. Si prestáis a aquellos de quienes, esperáis recibir ¿Qué merito tenéis? También los so pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. Más bien amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio, y seréis hijos del Altísimo, porque El es bueno con los ingratos y los perversos (27- 36)
El discurso se articula a continuación, hablando de la misericordia y de la beneficencia. El amor es misericordioso, no juzga, no condena, y es dadivoso.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados. Dad y se os dará: una medida buena, apretada, remecida hasta rebosar, pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis, se os medirá a vosotros (36-39)
A continuación nos habla de la actitud del discípulo:
La actitud del discípulo es dejarse guiar por el maestro. De una manera simbólica, por medio de la brizna y la viga, nos habla de la corrección fraterna, que tiene que ir acompaña de la actitud ejemplar del corrector. Jesús a continuación habla del testimonio que tiene que dar el discípulo con el ejemplo del árbol que da buenos frutos. Interioriza el interior de la persona, ya que de lo más íntimo de su corazón es de donde nace lo bueno y lo malo

Les añadió una parábola: ¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?. El discípulo no está por encima del maestro. Todo el que esté bien formado, será como un maestro. ¿Cómo es que miras la brizna en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo, no viendo tú la viga que hay en el tuyo. Hipócrita, saca la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano.

Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno, Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno y el malo saca lo malo. Porque de la abundancia del corazón habla su boca ((39-46

martes, 13 de noviembre de 2007

EL SERMON DE LA MONTAÑA





SERMÓN DE LA MONTAÑA (Mt. 1,48 y 6,1-34).

Advertencias previas.
Se trata de un trabajo que empecé a hacer hace muchos años con motivo de unas charlas que di sobre el sermón de la montaña. Las he retomado de nuevo, las he elaborada de una manera sencilla, sin pretensiones académicas, para que puedan servir de lectura a las personas que quieren leer este blog. En el mismo texto he puesto los pasajes de la escritura completos, ya que son más fáciles de leer sin necesidad de acudir a los textos originales. El Sermón de montaña en san Mateo comprende los capítulos V y VI. En San Lucas 6,20-49 se presenta el sermón de una manera más reducida y se llama el sermón del llano, ya que Lucas lo ubica en este sitio. Las diferencias entre ambos autores las haremos en el comentario de San Mateo.

1. Introducción
Las Interpretaciones que se han hecho del sermón de la montaña no sólo en su conjunto, sino de los diversos puntos, han sido muy diversos a través de la Historia.
En ningún otro lugar del nuevo testamento se presentan juntos tantos problemas éticos en uno de los pasajes más bellos del Nuevo Testamento. El mensaje moral del sermón de la montaña ha causado la admiración de todo el mundo por la altura y radicalidad de sus enseñanzas, que desde un punto de vista humano son muy difíciles de entender. Que Jesús alabe a los pobres, a los humildes, a los pacíficos, a los que tienen hambre, a los que sufren, a los compasivos es muy difícil de comprender. Nuestro mundo se mueve por unas categorías distintas: El poder, la soberbia, la vanidad, la riqueza y el tener, el gastar y gozar. La galería que anuncia Jesús son los despreciados del mundo.

Da la impresión que Jesús plantea algunas exigencias éticas, que están muy por encima de la capacidad humana.
Algunos las llaman metajurídicas, en cuanto que indican un ethos cristiano al que hay que tender.
Para otros estas exigencias tienen un sentido hiperbólico, que Jesús usa con mucha frecuenta en otros lugres del evangelio, Así Jesús dijo y si tu mano es ocasión de escándalo, córtatela Mc. 9, 42).
La postura de Jesús es radical y exigente.
Algunos exegetas se preguntan...
¿Qué hay de nuevo en el mensaje de Jesús?
En el aspecto literario se da mayor énfasis a la antítesis entre el pasado y la nueva doctrina de Jesús, en la que se radicaliza su mensaje, al presentar un lenguaje vivo y exagerado, como veremos al comentar cada una de estas antítesis (habéís oído, pero yo os digo- Mt. 5-21-49). Una de estas sentencias hiperbólicas aparece cuando Jesús dice: Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja que el que un rico entre el reino de Dios (Mc.10, 25).

El Mismo sentido tiene el maravilloso texto de Marcos, cuando nos hace una llamada al servicio, frente al poder: Sabéis que los que son llamados como jefes de las naciones las gobiernan como señores absolutos y los grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el quiere ser grande entre vosotros, sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar u vida por muchos (Mc. 10, 42-44).
Marcos también expresa este sentido en otro texto referido al escándalo: El que escandalice a uno de estas pequeños que creen, mejor es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de escándalo, córtatela. Mas vale que entres manco en la Vida, que con las dos manos ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que con los dos pies, ser echado a la Gheenna.

Mateo coloca este texto con motivo del adulterio (Mt. 5, 29 ss.)
Da a entender la diferencia entre el decálogo o la ley antigua y las exigencias del sermón de la montaña, propuestas por Jesús.
Los exegetas señalan varias diferencias entre el decálogo y el sermón. En el decálogo se habla de exigencias morales como algo normativo, mientras que en el sermón del monte se exhorta a vivir el espíritu de estas exigencias, que trascienden la literalidad de los mandamientos.
En el decálogo se nos indica lo que no debemos hacer, en la bienaventuranzas, se nos enseña el camino que tenemos que seguir de una manera radical.

El decálogo nos presenta una ética razonable, mientras que las sentencias de las bienaventuranzas son provocadoras e incluso incomprensibles para la razón en un plano humano.
En las bienaventuranzas se vislumbra un nuevo ethos, ya que nos descubre la vida de Jesús con sus actitudes y los gestos de su vida en la tierra, como el modelo a seguir.
No obstante esta comparación no deja de ser artificial, ya que el mensaje es distinto.
Sin embargo no son algo absolutamente nuevas las exigencias Jesús, como afirma Kittel. Las diferencias no habrá fijarlas en el contenido, Más de un tercio de sus enseñanzas, ya que encontraba en el ideario sapiencial. No obstante Jesús pone nuevos acentos, nuevas reinterpretaciones, nuevas motivaciones explicitadas en la vida y en los hechos de Jesús.

En Occidente, se dio más importancia a los mandamientos, ya que en ellos se concreta mejor una ética racional. No así en Oriente, donde se les denominan el decálogo cristiano, con lo que se quiere expresar la diferencia entre lo antiguo y lo nuevo.

Resumiendo podemos decir que hay diversas posturas frente a este tema:
1. Hay quienes afirman que hay cuestiones nuevas, como se puede ver en las antítesis, entre lo antiguo y lo nuevo.
Los mandamientos nos presentan un campo legal claro y definido, que debemos cumplir; el mensaje del sermón de la montaña nos presenta la situación de unos personajes de una manera provocativa y sorprende. Las bienaventuranzas han tenido poca incidencia en el mundo occidental, ya que se dio preferencia a los mandamientos, que articulaban el mensaje moral con más claridad. Jesús no ha venido a abolir el decálogo (Mt. 5, 17 ss) El cumplimiento de la Bienaventuranzas se aplicaba sobre todo a los estados de perfección. Dice un autor: Incluso el rumbo de la historia europea había sido otro, menos belicoso, con menos guerras y también, acaso, menos volcado al éxito y el beneficio.

2. Para otros hay una continuidad, ya que las exigencias del sermón de la montaña, se encuentran en tros lugares del A.T., como ha demostrado G. Kittel. La mayor parte de los contenidos responde al ideario sapiencial, como dijimos anteriormente.

2. Diversas interpretaciones.
1. En la iglesia primitiva se intentaba vivir el espíritu de las bienaventuranzas, sin preocuparse de las interpretaciones a que se han visto sometidas en los siglos posteriores.
En el siglo XII-XIII Francisco de Asís va encarnar en su vida la pobreza de Jesús. Llevó muy dentro de su corazón las palabras del Señor: Proclamad el reino de los cielos que está cerca…no toméis, ni oro ni plata, ni cobre de vuestras fajas, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, si sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento (Mt. 10, 7-10). La pobreza real de Francisco revolucionó aquella ciudad medieval. En esta época empieza a perfilarse que las bienaventuranzas van dirigidas a aquellos que desean la perfección. Hay dos niveles. El de los corrientes y el de los perfectos. Concepción que ha estado vigente en la iglesia hasta nuestro tiempo y que ha sido rechazada por el Concilio Vaticano II, ya que todos tienen deben tender a la santidad, que consiste en la vivencia del amor a Dios y del prójimo
2. Las bienaventuranzas tuvieron un eco especial en el siglo XIX y XX, en lo que se ha llamado socialismo cristiano. La defensa que Jesús hace de los pobres y de los oprimidos tuvieron una especial resonancia en las utopías de aquella época. El Jesús de las bienaventuranzas era un Jesús revolucionario. La teología de la liberación las asumió en sus escritos.

3..La teología protestante primitiva, las consideró como una utopía imposible de cumplir con las fuerzas humanas, siendo necesaria la ayuda de Dios para ello.

4. Rudolf Bultmann en su obra sobre Jesús sostiene que no quiso plantear unas exigencias nuevas y determinadas, sino que pedía la obediencia racional, mediante la cual cada individuo sabe cómo debe comportarse en una situación concreta: [1]Lo explica con este ejemplo: Quien acogiéndose a una sentencia de Jesús, no quisiera disolver un matrimonio insostenible, o quien no ofreciera la otra mejilla, a quien le golpea, porque así lo ha dicho Jesús, ese tal no lo habría entendido. Porque habría fallado en la obediencia, que es lo que Jesús quiere.
Tanto Bultmann como Robison, del que vamos a hablar después, nos sitúan en una ética de situación, en la que prima el amor, interpretado por el sujeto, sobre la norma.
5. Recientemente Robinson, Obispo anglicano de Woowlich, muy célebre por su libro Honesto para con Dios, afirma que se trata de un sentimiento de amor, de una disposición interior, que nos abre hacia Dios, pero no se trata de exigencias morales concretas. Dice lo siguiente: Considerado como un código de conducta, que prescribe lo que cada uno ha de hacer en una situación concreta, el sermón de la montaña es totalmente irrealizable..En cualquier [2] precepto determinado, se impone sin consideración a los demás intereses, a los demás valores, a las demás personas. Jamás pondera las responsabilidades antagónicas ni ayuda al hombre a hacer balances de sus compromisos…Ensalza a la viuda que echa en el cepillo todos los ahorros, sin preguntar quien va a alimentarla después. El cristiano entre confiando en que Dios está siempre en cada situación ante él, y que si y en cuanto se da genuinamente con amor ha de encontrar a Dios, porque Dios es amor; y que si sirve a los demás, sin considerarlos más que como personas, descubrirá que esta sirviendo al mismo Cristo (O.C., p. 63).
En resumen para Robinson el sermón de la montaña no es un
código de normas o leyes, que haya que cumplir literalmente. Hay que leerlas a través de la ley del amor y que cada sujeto las aplique a su situación concreta, siguiendo las coordenadas del mandamiento del amor, que es el único que tiene vigencia absoluta. Con este subjetivismo cae en un relativismo moral. Con esta teoría justificó la postura de J. D. Profumo, ministro del partido conservador, que negó con juramento en el Congreso que no había tenido relaciones sexuales con Cristiana Séller, que a su vez las mantenía con el espía soviético Ivanov. Podía haberle pasado al ruso secretos de Estado, Estalló el escándalo y Robison justificó su mentira, diciendo que lo había hecho por amor a su familia y por no destruirla, y que en este caso estaba justificado el mentir para salvar el amor.

6. Para Jhoannes Weiss y Albert Schwwitzer el semón de la montaña nos presenta una ética de la interinidad, esto es, hasta que Jesús venga. Cristo no dio a sus enseñanzas un carácter permanente, sino como un puente hasta su nueva venida
Esta interpretación no es aceptada en la actualidad, ya que, aunque es verdad, que el cristiano vive en una tensión entre el presente y el futuro, no aparece en el sermón de la montaña ni el menor rastro de esta interinidad.

7. Otras interpretaciones más o menos correctas, se han ido haciendo de ellas en el campo católico. Veamos algunas:

A. En la Edad media.

Es una exigencia dirigida a todos, aunque algunas normas tienen calidad de consejo o recomendación para quienes buscan una mayor perfección. Esta teoría estuvo muy de moda en la edad media, ya que se consideraba que sólo obligaba a los religiosos, que tendían a la perfección con el cumplimiento de los tres votos, especialmente el de pobreza Los demás cristianos tenían que vivir el espíritu del sermón de la montaña sin atenerse a la literalidad. Fundaban su teoría en el joven rico que se acercó a Jesús, Jesús le alabó porque cumplía los preceptos, pero no quiso seguir a Jesús renunciando a sus bienes. Jesucristo tampoco se le exigió.

B. En la actualidad.

Otros se preguntan qué ha querido decir Mateo en esta recapitulación de sentencias del Señor. G. Lohfgink S. J., en su libro el Sermón de la montaña ¿Para quién?, [3]sostiene que Mateo pretende señalar un nuevo ethos, que debe vivir la comunidad de los discípulos, sostenida por la gracia del Espíritu.
El sermón de la montaña no se dirige a los individuos aislados; tampoco a una élite dentro de la Iglesia; se interpela de forma inmediata a todo el mundo.. Interpela de forma inmediata al mundo entero a través de la Iglesia, que tiene la obligación de convertir a las naciones en comunidades de discípulos

Y sin embargo el ethos del sermón de la montaña es igual de radical, pues no vale solamente para los discípulos sino para cualquiera en el pueblo de Dios definitivo. Ya que se exige que no sólo no se haga el mal, sino que se omita ya toda palabra irritada contra el hermano en la fe (Mt 5,22); se exige tomar tan en serio el matrimonio ajeno (y en consecuencia el propio), que ni siquiera una vez se mire con deseo a la mujer del prójimo (Mt 5,27~28); se exige que para los casados ya no haya separación, sino solamente la fidelidad hasta la muerte Mt 5,31-32); que ya no haya tergiversación y encubrimiento del lenguaje, sino ya solamente la univocidad absoluta (Mt 5,37), y que se dé a quien pida algo (Mt 5,42).
C.. Aubet.
Las exigencias del sermón de la montaña hay que entenderlas a la luz del mandamiento del amor, que también es mencionado en el sermón de la montaña. El precepto de jurar, o la renuncia a la defensa por la fuerza son expresión válida del amor. Las exigencias del sermón aclaran el contendido del amor y cómo en concreto debemos vivirlo. Estas exigencias perfilan el rostro del amor. Como el amor, tienen vigencia en el contexto socio político.
Estas exigencias son una consecuencia directa del amor a Dios y al prójimo. Aclaran y especifican el contenido del amor

Esta teoría últimamente ha sido defendida con mucho éxito por otros exegetas, aunque con sus retoques. Para ellos las bienaventuranzas no son una serie de consejos, que deben seguir los tienden a una mayor perfección, ya que el Concilio ha dicho claramente que todos están llamados a la santidad y a la practica de las bienaventuranzas: Cada laico debe ser ante el mundo un testigo de la resurrección y de la vida del Señor Jesús y una señal del Dios vivo. Todos juntos y cada uno de por sí deben alimentar el mundo con frutos espirituales (Gal.5, 22) y difundir en él el espíritu de que están animados aquellos pobres, mansos. Y pacíficos, a quienes el Señor en el evangelio, proclamó bienaventurados (Mt. 5, 3-9). En una palabra, lo que el alma es en el cuerpo, esto han de ser los cristianos en el mundo (LG. 38)

Por esto no se puede hablar de dos niveles: Los perfectos y los de la masa del pueblo.
Para él el hombre encuentra la felicidad en la posesión del Reino de Dios, por participación de la vida divina, que comienza aquí abajo y termina en el más allá.
La moral de las bienaventuranzas no consiste en otra cosa que en el amor a Dios y al prójimo, concretado en unas exigencias más radicales. La pobreza y el espíritu de desprendimiento, la mansedumbre, la paciencia, la pureza de corazón, la misericordia etc. no se pueden entender sin el amor, diríamos que son una expresión del amor, ya que el amor a los hermanos es la esencia de la moral cristiana. Este amor nos viene de Dios, que nos ama y al que nosotros debemos corresponder, ya que el hombre es un ser para el amor. La felicidad del hombre proclamada por las bienaventuranzas pasa por el amor. El hombre debe responder a estas exigencias de acuerdo con la llamada que Dios hace a cada uno.[4] Hay llamadas o vocaciones distintas.
D. Joachin Jeremias: Distingue entre ley y evangelio. El Sermón de las bienaventuranzas no es ley, sino evangelio, porque esta es la distinción entre ambos. La ley pone al hombre ante sus propias fuerzas y le pide que las use hasta el máximo. El evangelio sitúa al hombre ante el don de Dios y le pide que convierta de verdad ese don inefable en fundamento de su vida.
Más que una enseñanza son una declaración. Van dirigidas a los discípulos, que cuentan con la gracia de Jesús y la acción del Espíritu.
.
E. Para el conde Ruso León Tostoy todas las enseñanzas de Jesús deben ser cumplidas literalmente, incluso en el ámbito sociopolítico. Si el cristianismo hasta el presente no ha sido eficaz, se debe a que no se ha tomado en serio las bienaventuranzas. Siguiendo literalmente el rechazo a la violencia, llegó a a la negación del Estado, ya que por naturaleza es violento Nadie admite en la actualidad esta interpretación

F. Rudolf Schnackenburg: No se debe olvidar que las sentencias, enseñanzas e instrucciones de Jesús tienen un contexto social concreto y que, a la hora de trasladarlas a nuestras circunstancias actuales, piden una atenta reflexión sobre cómo pueden convertirse en pautas humanas de conducta practicables en este momento.[5]

Hay que tener en cuenta la historia de la redacción, ya que iban dirigidas a situaciones concretas, que hoy tal vez no se den en muestra situación actual, por ejemplo, dice el Señor: No os afanéis por vuestra vida, que vais a comer (Mt. 6, 25) Estas palabras las dijo el Señor, en una situación determinada, cuando envió a los discípulos a una misión especial. Esta enseñanza del maestro sólo hace referencia a esta situación, y sólo nos indica que Jesús quiso inculcar a sus discípulos en este momento que tenían que ir a la misión, totalmente despreocupados de lo que iban a comer o tenían que vestir. No estaría esta frase dirigida a situaciones futuras, distintas a aquellas. Ello no quiere decir que los discípulos de Cristo no deban tener esta actitud hacia la pobreza, como aparece en otros textos,
G. El resumen. Otros aspectos:
Los exegetas católicos se preguntan, si el sermón de la montaña es una ley nueva, que sigue siendo obligatoria en la sociedad actual. San Pablo al hablar del amor habla de la Ley de Cristo (Gal. 6, 2).
Están de acuerdo en que el sermón de la montaña no hay que entenderlo en un sentido meramente legalista. Unos nos dicen que Jesús presenta nuevos modelos éticos de comportamiento, que nos ayudan en el presente a conformar nuestras vidas de acuerdo con estas exigencias, muchas veces, hiperbólicas.
Para otros nos presentan unas perspectivas morales, que habrá que interpretar en su contexto y en su ropaje literario, con las exigencias éticas, que sólo pueden entender en su plenitud los discípulos de Cristo y los que le siguen en su radicalidad.
Refiriéndose a la pobreza, ante los escándalos de los discípulos, Jesús les dijo: Para los hombres es imposible más para Dios no, porque todo es posible para Dios (Mc. 10, 27)
Schnackenburg ratifica su pensamiento con estas palabras: No es lícito desvirtuar o dulcificar la dureza y el rigor de las sentencias de Jesús. Pero sólo se las puede entender bien desde su mensaje del reino de Dios, que crea un nuevo fundamento posibilitado por la gracia de Dios, al tiempo que plantea las más altas exigencias a los creyentes. No se puede trazar una separación entre ética individual y social, porque el mensaje de Jesús tiene como el reino de Dios que lo abarca todo y se refiere también a la sociedad humana…
Se debe acudir también a las aportaciones de la razón y de la comprensión moral.

H. Lohfink
Se pregunta ¿Qué nos ha querido decir Mateo, en la recopilación de sus sentencias. Para Lohfink Mateo quiere señalar el nuevo ethos de la comunidad de los discípulos, que puede de hecho vivirse, ya que se trata de una comunidad sostenida por la acción del Espíritu y salvada por Cristo. El sermón no se dirige a individuos concretos ni a la humanidad en su conjunto, sino a los discípulos, que son el nuevo pueblo de Dios.[6]

I. Nuevas aclaraciones a la teoría de Aubert
Otra de las líneas actuales de interpretación más extendidas es que los dichos del sermón de la montaña hay que entenderlos como otras normas de la Biblia, que no pueden interpretarse al pie de la letra, sino en conexión con el mandamiento principal del amor y otros textos evangélicos. Por ejemplo, el precepto de Jesús de la renuncia a defenderse por la fuerza es una concreción del amor, aunque en cada situación concreta habrá que analizar los males que se derivarían de esta actitud, no sólo para la persona sino para la comunidad. La prohibición de no ejercer la violencia, no ayudaría a poner límites a la injusticia de los violentos, sino al contrario, aumentaría su violencia y opresión. En el campo sociopolítico, el Estado, si asume esta postura, no defendería a la comunidad, sino que ayudaría a hacerla esclava de los violentos.

En el sermón de la montaña se aclaran las exigencias del amor. Las exigencias evangélicas del amor se concretan en las miles de situaciones a que se ven sometidos los discípulos de Cristo. El sermón de la montaña tendría también sus consecuencias sociopolíticas
J. Hermut Weberm [7]
El elemento decisivamente nuevo es la referencia a Cristo, Las instrucciones se presentan como exigencias de aquel a quien Dios ha relevado, comunicado y manifestado a los hombres más y en mayor medida que en ningún otro tiempo. En referencia a Cristo lo que sitúa las exigencias en el horizonte de una nueva revelación y de aquí justamente dimana aquella novedad específica que las distingue de otras normas, cuyo contenido parece ser auténticamente igual.

k Ratzinger- Benedicto XVI:
El sermón de la montaña está dirigido a todo el mundo, en el presente y en el futuro, pero exige ser discípulo y sólo se puede entender y vivir, siguiendo a Jesús.[8]
Las bienaventuranzas son una paradoja; se invierten los criterios del mundo, apenas que se ven las cosas en la perspectiva correcta, esto es, desde la escala de valores de Dios, que es distinta de la del mundo….Las bienaventuranzas son promesas en las que resplandece la nueva imagen del mundo y del hombre que Cristo inaugura y en la que se invierten los valores. Son promesas escatológicas, pero no deben entender como si el júbilo que anuncian deba trasladarse a un futuro infinitamente lejano o sólo al más allá. Cuando el hombre empieza a vivir a través de Dios, cuando camina con Jesucristo, entonces vive con nuevos horizontes.

El sermón de la montaña no es un programa social, es cierto .Pero sólo donde la gran orientación que nos da se mantiene viva en el sentimiento y en la acción, sólo donde la fuerza de la renuncia y la responsabilidad por el prójimo y toda la sociedad surge como fruto de la fe, sólo allí puede crecer la justicia social. Y la Iglesia en su conjunto debe ser consciente de que ha de seguir siendo reconocible como la comunidad de los pobres de Dios.[9]

L. Häring añade podo a lo dicho. Distingue dos clases de normas, 1748).
El primer tipo es preceptivo: En el empleo preceptivo de principios el centro de gravedad descansa en la fiabilidad de las proposiciones morales tradicionales y su aplicación razonable en una situación contemporánea relativamente abierta. El segundo tiene normas iluminativas. Esto no significa, que sean meramente opcionales. Deben ser consideradas verdaderamente, como normas para las actitudes y acciones cristianas en las que el creyente no debería estar siempre guiado por ellas. En los principios iluminativos, el centro de gravedad descansa sobre la novedad de la vida en Cristo, la apertura a una conversión y crecimiento continuado, la disponibilidad más absoluta pata ir más allá de las normas prescriptitas.
Gandhi nos habla de disponibilidad para compromisos abiertos.


3.- ¿Que es lo peculiar del Sermón de la Montaña?.
, Después de todo lo dicho anteriormente, vemos lo difícil que es ponerse de acuerdo en trazar unas líneas, que expliciten lo peculiar del Sermón de la montaña. Todos los autores presentados tienen aspectos interesantes y puntos de coincidencia. Al analizar los puntos esenciales del sermón, iremos explicando cada uno de estos aspectos.
Hay una coincidencia generalizada, de que no debe buscarse lo específico de la ética cristiana en su contenido, ya que éste se encuentra en otros lugares del antiguo e incluso en la filosofía pagana.
La peculiaridad habría que buscarla en la referencia a Jesús. Jesús presenta una ética nueva con la mirada puesta en el reino de Dios, que se ha iniciado con su llegada. En todas las sentencias de Jesús aparecen unas exigencias fundamentales que el discípulo tiene que tener en cuenta: el amor y el hacer el bien. Estas exigencias éticas se interiorizan en lo más profundo del corazón. El amor de Dios a los enemigos y a los pecadores a la luz de la figura de Jesús nos presenta una nueva perspectiva y una nueva motivación, con acentos nuevos, aunque el contenido sea el mismo en otros ámbitos.
Son promesas que nos invitan a vivir como Jesús y como hijos de Dios en la comunidad creyente. El Espíritu Santo nos ayuda en este compromiso. Nuestras fuerzas son débiles, pero con la gracia de Dios lo podemos todo. Jesús fue delante de nosotros y cumplió las exigencias del amor como nadie. El sermón del monte es una utopía, es una revolución, que cambió el mundo e inyectó en nuestra civilización un ethos nuevo, que no se puede comprender sin la figura de Jesús. Me agrada mucho la postura del Papa, cuando afirma el carácter cristológico de las bienaventuranzas y dice: El discípulo esta unido al misterio de Cristo y su vida está inmersa en comunión con Él: Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí (Gal. 2, 20).Las bienaventuranzas son la transposición de la cruz y la resurrección a la existencia del discípulo. Pero son válídas para los discípulos porque primero se han hecho realidad en Cristo como prototipo (p. 101)…Las bienaventuranzas son una velada biografía interior de Jesús, como un retrato de su figura, el que no tiene donde reclinar su cabeza (Mt. 8, 20) es el auténtico pobre; el que puede decir de si mismo: Venid a mí porque soy sencillo y humilde de corazón, es el realmente humilde….(102).
[1] citado por R. Schnackenburg, en El mensaje moral del nuevo testamento p.137..

[2] (J.A. T. Robison, La moral cristiana, hoy, Edic. Mester, Madrid,1966., pg. 46

[3] Herder, 1989,
[4] Jean-Marie Aubert, Compendio de la moral católica, Edicep, 1989 p. 35.

[5] O. c. p. 138.

[6] Lohfink, El Sermón de la Montaña para qué, Herder, Barcelona, 1989)

[7] Teología Moral General, Herder,1994, p. 79

[8] VJN, 96.

[9] O.c. 105

viernes, 9 de noviembre de 2007

PARTICIPACIÓN DE LOS CATÓLICOS QUE SE ENCUENTRAN EN UNA SITUACIÓN IRREGULAR EN LA VIDA DE LA IGLESIA


LA PARTICIPACIÓN DE LOS CATÓLICOS QUE SE ENCUENTRAN EN UNA SITUACIÓN IRREGULAR EN LA VIDA DE LA IGLESIA.

I. POSTURA DE LA IGLESIA.

1. Un cambio de actitud.

El tema de la participación de los matrimonios que se encuentran en situación irregular en la vida de la Iglesia y en los sacramentos ha preocupado de una manera especial a los pastores y teólogos [1] en los últimos años.
Frente a la rigidez de la Iglesia, que los consideraba como excomulgados, nace antes del ochenta una apertura de compren­sión ante la situación de estas personas. El tema es tratado, sobre todo a partir del 70, por muchos teólogos y moralistas, con dos tendencias, unos que apuntan cambios doctrinales y pastorales para solucionar el problema y otros, con un cambio de actitud en el trato con ellos, aunque manteniendo la doctrina tradicional.

Sobre todo, a partir del 80, de una manera general todos los documentos oficiales insisten en que hay que tratar a estas personas con gran caridad y delicadeza, sin romper el diálogo con ellos y atendiéndolos con una gran comprensión y misericordia.

Estos cristianos no ha roto plenamente la comunión con la Iglesia.
Va a tener una gran influencia en estos momentos un documento de los Obispos italianos, en el que expresaban su preocupación por los divorciados vueltos a casar. Para ellos siguen siendo miembros del pueblo de Dios y no están por tanto excluidos de la comunión de la Iglesia, aunque por su estado de vida en contraposi­ción al evangelio, no se encuentren en la plenitud necesaria para la comunión eclesial. [2]

Esta preocupación general, con las tensiones lógicas dentro del aula sinodal, [3] fue recogida en el Sínodo de los Obispos sobre la familia del año 1980:

El Sínodo movido por el interés pastoral por estos fieles, desea se lleve a efecto un nuevo y más profundo estudio a este respecto, teniendo en cuenta igualmente la práctica de las Iglesias orientales, [4] a fin de poder poner mejor en evidencia la misericordia pastoral. [5]

2. Delimitación del tema.

Aunque muchas cosas de las que voy a hablar, son aplicables a todos los que viven en una situación irregular, me voy a referir fundamentalmente a estos dos casos:

a. Católicos casados canónicamente, que han vuelto a casarse de nuevo civilmente con otra persona, al no poder hacerlo por la Iglesia por tener el impedimento de vínculo u otro impedi­mento. No han perdido la fe e, incluso, siguen asistiendo los domingos a misa y cumpliendo otras obligaciones religiosas.

b. Bautizados, que después de haber quedado roto su matrimonio religioso, viven una unión libre con otra persona. No han perdido la fe, pero no quieren contraer matrimonio civil hasta que se haya producido la declaración de nulidad de su matrimonio canónico. Prefieren esperar y regular su situación civil, mediante el matrimonio canónico, [6]

c. El clérigo que atenta contraer matrimonio, aunque sea sólo civil, puede incurrir en suspensión latae sententiae u otras penas ferendae sententiae (can. 1394). El religioso de votos perpetuos incurre en entredicho y debe ser expulsado del Instituto religioso (can. 694, & 1, 2; can. 735, & 1 y 746; can. 729).
Ambos son irregulares para recibir las órdenes sagradas (cann. 1141, & 3 y 1044, & 1).

d. Tratamos del tema partiendo de documentos oficiales. No intento plantearlo desde el punto de vista de la conciencia y el fuero interno, por muchos interrogantes que surgen.



II. CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO PARA SUS HIJOS.

El can. 868, & 1, 2 establece:

Para bautizar lícitamente a un niño, se requiere:
2 que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión católica; si falta por completo esta esperanza, debe diferirse el bautismo, según las disposiciones del derecho particular, haciendo saber la razón a sus pa­dres.

El canon es una trascripción casi literal de la Instruc­ción de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la fe sobre el bautismo de los niños, de fecha 20 de octubre de 1980.[7]
La posible negación no se plantea por la situación jurídica de los padres, sino por la posibilidad de que haya garantías de que va a ser educado en la fe de la Iglesia. Esta posibilidad puede estar garantizada, tanto por los padres y padrinos como por los familiares, especialmente los abuelos. [8]

De ahí la necesidad de un discernimiento por parte de los pastores, dada la multiplicidad de situaciones, que pueden aclarar y explicar la incoherencia de la vida de la pareja y la petición del bautismo para sus hijos.

El tema es distinto, si se trata de padres que no tienen dificultad o problemas para contraer matrimonio, ya que en este caso aparece muy claro la contradicción entre su vida de fe y su situación presente. Tal vez sería oportuno plantearles la posibili­dad de que regulen su situación irregular ante la Iglesia.

Cuando los padres, encontrándose en una situación irregular, han perdido la fe, son poco o nada creyentes o no son cristianos y piden el bautismo para un hijo hay que actuar con mucha más cautela y prudencia. [9]
Los hijos son ilegítimos (can. 1137); pueden ser legitimados (can. 1139); la inscripción se hace de acuerdo con lo indicado en el can. 877, & 2.


III. ¿PUEDEN SER PADRINOS DEL BAUTISMO?
El canon 874, & 1, n. 3.

Para que alguien sea admitido como padrino, es necesario que:
3 sea católico, sea confirmado, haya recibido ya el Santísimo Sacramento de la Eucaristía y lleve, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir.

No pueden por tanto ser padrinos del bautismo.


IV. ¿PUEDEN SER PADRINOS DE LA CONFIRMACIÓN?

El canon 893, & 1:

Para que alguien pueda ser padrino, es necesario que cumpla las condiciones expresadas en el can. 874 (can. 893, & 1).

No pueden ser padrinos de la confirmación.


V. ¿PUEDEN ACERCARSE AL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA?

En cuanto que el sacramento de la penitencia es el camino para la recepción de la eucaristía, la doctrina oficial de la Iglesia les niega la posibilidad de poder acceder a la recepción del sacramento de la penitencia.

Nada impide que participen en celebraciones comunitarias no sacramentales de la penitencia. [10]

La proposición 14, 4 del Sínodo de los Obispos dice al respecto: Una reconciliación sacramental en el sacramento de la penitencia, la cual diera acceso a la participación en el sacramen­to de la eucaristía no puede serles concedida a no ser que, si se arrepienten de haber violado el signo de la alianza y de la fidelidad a Cristo, se abren con un corazón sincero a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del sacramento del matrimonio [11]

El Papa con pequeñas variantes asume este texto en el discurso de clausura que citaremos con posterioridad en nota.



VI. ¿ PUEDEN RECIBIR LA EUCARISTÍA?

El canon 915, de una manera general, dice:

ºNo deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la irrogación o declaración de la pena, y los que obstinadamente persisten en una manifiesto pecado grave (can. 915).

Pueden, no obstante, aunque no comulguen, asistir a la celebración de la eucaristía. [12]

Existe una unanimidad al rechazar la posibilidad de que los divorciados casados de nuevo civilmente, puedan acercarse a recibir la eucaristía no sólo por cuestiones disciplinares, sino por razones teológicas, ya que han perdido su identidad cristiana, al romper la comunión eclesial, aunque no sea plenamente. El Sínodo sobre la familia de 1980 reafirma esta misma doctrina en la proposición 14, 3. [13]
Juan Pablo II en el discurso de clausura del Sínodo del 80 admite esta posibilidad en algún caso concreto. [14]

Pablo VI ratifica esta opinión en varias ocasiones. [15]


VII. ¿SE PUEDEN CASAR DE NUEVO POR LA IGLESIA?.

Se suelen distinguir distintos aspectos:

1. Personas, que sin tener impedimento de ningún tipo, se casaron civilmente y desean regularizar su situación ante la Iglesia, contrayendo matrimonio canónico.

El Párroco debe discernir las razones por la que tomaron aquella decisión y ahora cambian de postura. En todo caso, el párroco debe ayudarles a descubrir la nueva dimensión religiosa del matrimonio. [16]

2. Casados canónicamente, que, previo divorcio civil, se casan civilmente con otra persona.

Estos no pueden contraer matrimonio canónico, ya que para la Iglesia sigue siendo válido el primer matrimonio. Sería necesaria la declaración de nulidad del primero.

3.-Casados sólo civilmente, que quieren contraer matrimonio canónico con otra persona distinta.

Las razones para esta decisión pueden ser muy variadas:
Un cambio de actitud religiosa. El cambio de actitud responde al deseo de la otra parte, generalmente la mujer, que sólo admite el matrimonio canónico, como único medio para instaurar una vida en común. En esta caso el trato con una persona practi­cante, puede ayudarle a un nuevo descubrimiento de la fe y a una auténtica conversión. En ocasiones no se produce ningún cambio de actitud personal, sino que responde sólo al deseo de respetar el deseo de la parte practicante.

No se pueden admitir al matrimonio a no ser que se cumplan ciertas condiciones, aunque para la Iglesia el matrimonio civil de los católicos se considera nulo.

1. Calibrar si hay obligaciones de tipo natural.
En este caso hay que atenerse a lo que dice el can. 1071, & 1, n. 3:
Excepto en caso de necesidad, nadie debe asistir sin licencia del Ordinario del lugar:
3 al matrimonio de quien está sujeto a obligaciones naturales nacidas de una unión precedente, hacia la otra parte o hacia los hijos de esta unión.
Es necesario solicitar la sentencia del divorcio civil, ya que no podrían ser homologado civilmente el matrimonio. Se supone igualmente que en la sentencia de divorcio se haya determina­do el cumplimiento de las obligaciones contraídas en el anterior matrimonio. El Ordinario, previo el informe del párroco, deberá determinar, si, por equidad natural, se ha atendido suficiente­mente a estos compromisos.

2. Discernir la situación religiosa de ambos y las razones por las que desea contraer matrimonio canónico.

4. Personas que han estado viviendo en una unión libre, pero estable, aún con hijos, y desean contraer matrimonio canónico con persona distinta.
Los Obispos Colombianos han seguido esta práctica pastoral: Cuando uno de los contrayentes ha tenido hijos en una unión libre, duradera con otra persona, el párroco debe actuar con mucha prudencia para que santifiquen esta unión con el sacramento, antes de permitir la celebración de un matrimonio canónico con tercera persona. Sería contrario a la justicia admitir indiscrimi­nadamente al primero a estas personas que han contraído obligacio­nes al fundar una familia que, aunque sin vínculo jurídico, es familia. [17]


VIII. ¿SE LES DEBEN NEGAR LAS AXSEQUIAS ECLESIÁSTI­CAS?.

En relación al tema dice el can. 1184:
Se han de negar las exsequias eclesiásticas, a no ser que antes de la muerte hubiera dado alguna señal de arrepentimiento:
& 1.3 a los demás pecadores manifiestos, a quienes no puedan concederse las exsequias sin escándalo público.
& 2. En caso de que surja alguna duda, hay que consultar al Ordinario del lugar y atenerse a sus disposicio­nes (can. 1184, & 1, 3 y 2).
Frente a la rigidez del can. 1240, & 1, n. 6 del 17, el código, con más benignidad, hace depender la decisión de que haya dado alguna señal de arrepentimiento y no resulte de la concesión un serio escándalo público para los fieles.[18]

Este decreto de la Sagrada Congregación anteriormente citado responde a la petición de muchas Conferencias episcopales de que se atenuara la normativa anterior en relación a los casados de nuevo civilmente. [19]

XI. ¿PUEDEN PARTICIPAR EN LAS ACTIVIDADES ECLESIA­LES?

Se rechaza en los documentos oficiales de la Iglesia la praxis de algunas diócesis que realizaban una forma no sacramental del matrimonio para aquellos que no podían celebrar un matrimonio canónico. [20]
Los Obispos italianos en el n. 22 dicen:
Es evidente que los divorciados casados de nuevo no pueden desarrollar en la comunidad eclesial los servicios que exigen una plenitud de testimonio cristiano, como son los servicios litúrgi­cos y, en particular, el lector, el ministerio de catequis­ta, el oficio de padrino para los sacramentos. [21]

XI. ¿PUEDEN SER ADMITIDOS EN UNA ASOCIACIÓN PUBLICA O DEBEN SER EXPULSADOS DE ELLA?.

En el can. 693, & 1 del 17 no podía pertenecer a las asociaciones de fieles los que se encontraban en estas situaciones.
El actual mitiga esta disciplina:

Para responder tendremos que tener presentes estos tres cánones:

& 1. La admisión de los miembros debe tener lugar de acuerdo con el derecho y los estatutos de cada asociación (can. 307. & 1).

Nadie que haya sido admitido legítimamente en una asociación puede ser expulsado de ella, si no es por causa justa, de acuerdo con la norma del derecho y de los estatutos (can. 308).


& 1. Quien públicamente rechaza la fe católica o se aparta de la comunión eclesiástica, o se encuentre condenado por una excomunión impuesta o declarada, no puede ser validamente admitido en las asociaciones públicas.
& 2. Quienes, estando legítimamente adscritos, cayeran en el caso del & 1, deben ser expulsados de la asociación, después de haber sido previamente amonesta­dos, de acuerdo con los propios estatutos y quedando a salvo el derecho o recurrir a la autoridad eclesiástica de la que se trata en el canon 312, & 1 (can. 316).

En el canon que estamos analizando sólo se exponen los mínimos jurídicos.
En otros documentos de la Iglesia, para poder pertenecer a una asociación pública se piden unas exigencias morales bastante más serias. Al hablar de las Cofradías, que son asociaciones públicas, los obispos del Sur ponen este nivel muy alto, como meta a seguir.

No por ello dejan de conocer que a las Cofradías pertenecen muchas gentes sencillas, con una mínima formación religiosa e incluso sin una práctica frecuente de los sacramentos, y sin tener una participación activa en la vida de la Cofradía. [22].

No obstante, cuando se trata de los directivos, las exigencias deberán ser mucho mayores.

Nuestro comentario es exclusivamente jurídico.

1. Admisión.
Debemos tener presente que la Iglesia ha reconocido el derecho de asociación, que no debe ser negado ni restringido, si no es por motivos objetiva­mente serios.

La admisión debe hacerse:

A. De cuerdo con el derecho.

El derecho establece como motivo para no ser admitido en una asociación:

B. El rechazar públicamente la fe.
El rechazo público o el abandono de la de fe se hace o por la herejía o por la apostasía.
Este rechazo debe ser público, ya que sólo así es constatable y puede ser ocasión de escándalo.
El rechazo o abandono de la fe puede realizarse por un acto formal, o por un escrito con las oportunas formalidades o ante persona pública (Notario-Párroco). [23]
El adscribirse a una secta o comunidad no católica equivale indirectamente a un acto formal de abandono o rechazo de la fe, según se especifica en el can. 1124. La afilia­ción a un partido político, que niega ciertas verdades de la fe, no trae necesariamente consigo un rechazo de la fe.

El abandono de la fe se puede realizar no sólo por un acto formal, sino por un hecho públicamente conocido y difundido, en el que se ha manifestado el rechazo o abandono de la fe.
Los canonistas distinguen entre notorio y público. [24]

En la práctica, sin más distinciones, creemos que una persona que ha abandonado o rechazado la fe, tanto por un acto formal como por un hecho tanto público como notorio no debe ser admitido en una asociación católica. El concepto genérico de público del que habla el canon comprende todos estos conceptos, siendo irrelevante en el caso la distinción, que sólo tiene su importancia en otros cánones. [25]

En la práctica el hecho es público, si todo el pueblo lo conoce, porque el interesado ha hecho manifesta­ciones públicas en la prensa, en conferencias, en publicaciones, e incluso privadamen­te de una manera reiterada etc.

b. Apartarse de la comunión eclesiástica.
Para M. Sistach no se identifica necesariamente con el cisma. Puede comportar un proceder menos grave. [26]
Los que se han apartado o rechazado la fe, se han ha situado al margen de la comunión eclesiástica.

¿Que se entiende por comunión?
Por el bautismo el cristiano se incorpora la Iglesia, se constituye en persona, con los derechos y deberes, que son propios de los cristianos, teniendo en cuenta la condición de cada uno, quatenus in ecclesiastica sunt communione et nisi obstet lata legitime sanctio (can. 96).

Por lo tanto el uso o limitación de estos derechos y deberes, depende de la condición de cada uno, esto es, si vive en la comunión eclesial y si no se le impuesto una sanción en conformidad con la ley.

El can. 205 nos explica el sentido de la palabra comunión:

Se encuentran en plena comunión con la Iglesia católica, en esta tierra, los bautizados que se unen a Cristo dentro de la estructura visible de aquella, es decir, por los vínculos de la profesión de la fe, de los sacramentos, y del régimen eclesiástico (can. 205).

El canon nos habla de comunión de los bautizados dentro de la estructura visible de la Iglesia.

El canon es una versión de lo que afirma el Concilio Vaticano II: A esta sociedad de la Iglesia están incorporados plenamente quienes, poseyendo el espíritu de Cristo, aceptando la totalidad de su organización y todos los medios de salvación en ella, y en su cuerpo visible están unidos con Cristo, el cual la rige mediante el Sumo Pontífice y los Obispos, por los vínculos de profesión de fe, de los sacramentos, del gobierno y de comunión eclesiástica. [27]

Una simple comparación de los dos textos nos hace descubrir la riqueza teológica del texto del Concilio, que, al plasmarse en una norma jurídica, suprime los aspectos teológicos de la comunión más importantes, esto es, la posesión del Espíritu y unión con Cristo como base y sustento de esta comunión.
La comunión visible se vive por los vínculos de la profesión de fe, de los sacramentos y del régimen eclesiástico.
La profesión de fe se rompe rechazando la fe católica (apostasía), o poniendo en duda algunas verdades (herejía).

También por no estar unidos por los vínculos de comunión con los que ostentan el régimen eclesiástico.

¿Qué se indica con este concepto?
Esta comunión se rompe por el cisma, por una sanción legítimamente impuesta (can. 96) y, si no se vive, por desobedien­cia, el obsequio religioso en el sentido del can. 752.

c. Encontrarse condenado por una excomunión impuesta y declarada.
El canon se refiere a una excomunión ferendae sententiae que haya sido impuesta o una excomunión latae sententiae que haya sido declarada como tal conforme a derecho (can. 1717 ss.).

d. ¿Estas causas son taxativas ?
Desde un punto de vista genérico, se puede decir que son taxati­vas. En la práctica, las situaciones pueden ser múltiples y variadas.
¿Se pueden aplicar estos conceptos a los que se encuen­tran en una situación irregular de tal suerte que no puedan ser admitidos o deban ser expulsados de una asociación ?
Creemos que no han roto de una manera plena con la comunión eclesial a la que se incorporaron por el bautis­mo, como hemos visto anteriormente. Con frecuencia el único lazo institucional que les queda con la Iglesia, es su Cofradía. El diálogo, la comprensión, la ayuda mutua les puede ayudar de verdad a salir de esta situación irregular en la que se encuentran.

Por otra parte sabemos y conocemos, que, con frecuencia, son miembros de nuestras cofradías personas muy poco practicantes.
Más que una actitud de rechazo los pastores tendrían que tomar mucho más en serio la renovación de estas Hermandades y Cofradías para que sean auténticas comunidades donde se viva la fe y la fraternidad.
No obstante no excluimos la posibilidad, de que en función del escándalo, que pueda producirse en la comunidad cristiana, podría ser posible la no admisión e incluso la expul­sión.

Creo no obstante, como dice F. Aznar, no deben ostentar cargos directivos dentro de una cofradía, ya que ello es o puede ser motivo de escándalo. [28]

d. De acuerdo con los estatutos.
¿Pueden los estatutos añadir algunos casos típicos en virtud de los cuales no se pueda admitir en una asociación pública?
Los estatutos deben ser muy parcos y cautos en ello, ya que sólo por motivos serios, se puede anular o restringir el derecho de asociación.
Por otra parte no debemos pedir más que pide la Iglesia..
Sólo cuando hay motivo fundado de que se pueda producir escándalo en la comunidad cristiana, se puede restringir este derecho.
El estudiar esta posibilidad corresponde al Obispo diocesano, que es el que debe aprobar los estatutos como ley.

Con frecuencia los estatutos establecen normas, que si no se cumplen, suponen la baja de la Cofradía: Por ejemplo, no pagar la cuota durante un tiempo determinado, el dejar de cumplir otro tipo de obligaciones etc. Ello sería correcto, si los estatutos han sido aprobados por el Obispo diocesano. En estos casos, en realidad, es el mismo interesado el que se sitúa la margen de la Cofra­día.

2. Expulsión.
Para expulsar a alguien que haya sido legítimamente en una asociación es necesario que haya:
Que haya causa justa.
Las causas justas son las mismas, a que hicimos referen­cia anteriormente y que no comentamos:

a. Rechazar públicamente la fe.
b. Apartarse de la comunión eclesial.
c. Encontrarse condenado por una excomunión impuesta y declarada.
b. Que se haga de acuerdo con la norma del derecho.
c. Que se haga de acuerdo con los estatutos.

En los estatutos aprobados por el Obispo diocesano, deben constar las causas, por las que un cofrade puede ser expulsado de la Cofradía. Ninguna junta de gobierno tiene facultades para echar de una Cofradía por una falta que no esté tipificada en los estatu­tos. Sólo el Obispo, de acuerdo con el derecho, puede imponer esta pena, previa la oportuna amonestación.

El no admitido o expulsado pueden recurrir conforme a los cann. 1732 ss.


DOCUMENTOS

Conferencia Episcopal Italiana, La pastorale dei divorziati risposati e di quanti vivono in situazioni irregolari o difficili, en Notiziario della Conferenza Episcopale Italiana, n. 5, de fecha 30 de abril de 1970 (Ecclesia n. 1944, 28 de julio de 1979, pp. 439-449).


Comisión Teológica Internacional, Document Sacramentalité du mariage chétien, de 1-6 de diciembre de 1977, en EV 6 n. 674 y Documen­tum Foedus matrimoniale, de 1-6 de diciembre de 1977, en EV n. 508.

Obispos de la Provincia eclesiástica de Sevilla y Granada, El catolicismo popular en el sur de España de 1975, El Catolicismo popular. Nuevas Consideraciones pastorales de 1975; Hermandades y Cofradías de 1988.

Arzobispado de Sevilla, Normas diocesanas sobre Hermandades y Cofradías, Sevilla, 1981.

BIBLIOGRAFÍA

Díaz Moreno J. Mª, Uniones cristianas y actitud cristiana, en Razón y Fe, n. 1003, diciembre, 1981, pp. 550-561.

Sebastian Fernando, Sobre la actitud cristiana ante los matrimonios civiles, BO. Obispado de León, 10(1981) pp. 584 ss.

Elizari J., Pastoral de los divorciados y de otras situaciones irregulares, Madrid, 1980.


Henry A. M., Les divorcés remariés dans la communauté
chrétienne, en Parole et Mission 12 (1969) pp. 7-19.

Hoffner, Card., L' admission des divorcés rémariés à la communión, DC 70 (1973) 266-267.

Martínez de la Hidalga J. Mª, El Sínodo 80 y sus tensiones doctrinales, en Lumen 30 (1981) 171-198.

Häring B., Atención pastoral a los divorciados y a los casados civilmente, en Concilium 55 (1970) 283.

[1] Comisión teológica Internacional, EV nn. 474 7 508.
[2] La pastorale dei divorziati, n. 16.
[3] José María Martínez de Lahidalga Aguirre, El Sínodo 80 y sus tensiones doctrinales: Valoración global, en Lumen 30 (1981) 171-198.
[4] C. Pujol, El divorcio en la Iglesias orientales, en AA.VV. El Vínculo matrimonial, Madrid, 1978. p. 371-433. El Papa, a pesar de esta referencia de los Obispos a las Iglesias Orientales, no toca el tema en la Familiaris Consortio.
[5] Proposición 14, 5 del Sínodo sobre la familia, en Ecclesia n. 2039, 18-25-julio-1981, p. 13 (895).
Es interesante la intervención de Mons. J. W. Gran, Obispo de Oslo: No seamos tan fáciles en censurar situaciones de las que tampoco conocemos y con el riesgo de aumentar sufrimientos sobre sufrimientos....Detrás de estos ejemplos hay personas. Nuestra Conferencia tiene la impresión que debería haber caminos y medios para admitir en algunas ocasiones y bajo ciertas condiciones a los divorciados recasados, sin traicionar la disciplina sacramental general de la Iglesia. Si no encontramos tales caminos y medios, nos podemos ver en el caso de separar a Cristo de los que lo aman y precisamente en nombre de ese mismo Cristo que ha dicho: Quiero la misericordia y no el sacrificio, Delegación de Pastoral Familiar, El Sínodo de la Familia, Selección de intervenciones de PP. Sinodales, Madrid, 1981, p. 88. Otros textos se pueden ver también en Ecclesia, n. 2039, 18-25 de julio, 1981, p. 8-23.
[6] No tratamos de los casados canónicamente, que sin culpa o por una incapacidad permanente (can. 1095), se han separado legítima­mente del otro cónyuge (can. 1151-1155), sin haber contraído matrimonio civil. Ni de los que canónicamente casados han solicitado el divorcio civil, por razones exclusivamente económi­cas, y no piensan contraer matrimonio civil, ya que saben que su vínculo primero es firme. Desde el punto de vista moral el cónyuge inocente podrá acercarse a los sacramentos, si existen condicio­nes morales que no lo impidan, como sería el perdón etc. El culpable evidentemente, no. No obstante con bastante frecuencia no hay culpabilidad por ninguno de los dos.
[7] Fieri potest ut pastores adeantur a parentibus modicae fidei atque religionem per occasionem tantum observantibus, vel etiam a parentibus non christianis, qui ex rationibus dignis baptismum pro filio petunt.
Quo in casu, colloquio perspicaci necnon benevolentiae pleno pastores conabuntur eorum studium suscitare in sacramentum quo petunt atque eos monere de obligatione quam contrahunt.
Ecclesia enin huiusmodi parentum desiderio satisfacere non potest, nisi data ab eis cautione, baptizatum parvulum postea institutione christina donatum iri, quam sacramentum requirit, i­temque spem fundatam habere debet baptismum fructus suos daturum, Instr. Pastoralis actio, 20-octubre-1980, AAS 72 (1980) 1137-11156; EV 7 n. 623; Pardo. Enchiridion. p. 548 ss.
[8] Al margen de la situación de divorcio y de nuevo matrimonio, los padres, ambos, y, en algunos casos, al menos uno de los dos, pueden y deben garantizar que se impartirá una educación cristiana a sus hijos....Cuando, no obstante, haya consentimiento de los padres, el compromiso de educar cristianamente al niño puede ser asumido, en casos especiales, también por el padrino o la madrina o por un pariente próximo, como también por una persona cualificada de la comunidad cristiana, Conferencia Episcopal Italiana, La pastorale dei divorziati (26 de abril de 1979), nn. 52-53.
[9] Instructio Pastoralis Actio, n. 30. La Conferencia Episco­pal Española ha determinado: Que si alguno de los padres no pudiera, en conciencia, hacer la profesión de fe- por ejemplo, por no ser católico-, puede guardar silencio (al hacer la profesión de fe). En este caso, sólo se le pide que cuando presente a su hijo al bautismo garantice o, por lo menos, permita que el niño será educado en la fe bautismal, Orienta­ciones del Episcopado Español sobre el bautismo de niños, n. 15, A. Pardo, Enchiridion, n. 2057, p. 574.
[10] Conferencia Episcopal Italiana, o. c. n. 21.
[11] Ecclesia n. 2039, 18-25-julio-1981, p. 13 (895). Los Obispos Italianos son más explícitos al recoger esta normativa: Cuando su situación es irreversible por la edad avanzada o por la enfermedad grave de uno ellos....., la Iglesia los puede admitir a la absolución sacramental y a la comunión eucarística si, sinceramente arrepentidos, están dispuestos a romper sus relaciones sexuales y a trasformar su vínculo en una relación de amistad, de estima y ayuda mutua, Conferencia E. Italiana, o. c. n. 28.
[12] Comisión Teológica Internacional, Document la sacarmentalité du mariage chrétien, de fecha 1-6 de diciembre de 1977, en EV 6, n. 474.
[13] El Sínodo de los Obispos del 80 sobre la familia en al proposición 14 dice textualmente : Sin embargo el Sínodo confirma la práctica de la Iglesia, fundada en la Sagrada Escritura, de no admitir a los divorciados, irregularmente casados de nuevo, a la comunión eucarística, pues su estado y condición de vida contradi­cen objetivamente la indisolubilidad de la alianza de amor establecida entre Cristo y la Iglesia, significada y realizada por la eucaristía. Además existe aquí una razón pastoral particular, porque los fieles serían inducidos a error y sometidos a confusión respecto a la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio, en Ecclesia n. 2039, 18-25-julio-1981, p. 13 (895).
[14] Además los Padres sinodales, afirmando de nuevo la indisolu­bilidad del matrimonio y la praxis de la Iglesia de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que contra las normas eclesiásticas establecidas han contraído nuevo matrimonio, exhortan, al mismo tiempo, a los pastores y a toda la comunidad cristiana a ayudar a estos hermanos a no sentirse separados de la Iglesia; más aún, en virtud del bautismo, pueden y deben participar en la vida de la Iglesia orando, escuchando la Palabra, asistiendo a la celebración eucarística de la comunidad, y promoviendo la caridad y la justicia. Aunque no se debe negar que esas personas pueden recibir, si se presenta el caso, el sacramento de la peniten­cia, la comunión eucarística, cuando con corazón sincero abrazan una forma de vida que no esté en contraposición con la indisolubi­lidad del matrimonio, es decir, cuando el hombre y la mujer, que no pueden cumplir la obligación de separarse, se comprometen a vivir en continencia total, es decir, absteniéndose de los actos propios de los esposos y, al mismo tiempo, no existe motivo de escándalo, sin embargo la privación de la reconciliación sacramental con Dios no debe alejarlos lo más mínimo de la perseverancia en la oración, en la penitencia y en la caridad, para que puedan conseguir finalmente la gracia de la conversión. Conviene que la Iglesia se muestre como madre de misericordia, orando por ellos y fortalecién­dolos en la fe y la esperanza, Ecclesia n. 2004, 1-30-80. p. 9.
[15] Exhortatio Apostolica Reconciliatio et poenitentia, de fecha 2 de diciembre de 1984, en EV 9, n.1202. Esta misma doctrina había sido expuesta en la Familiaris Consortio ,n. 84, EV 7, nn. 1796-1802.
[16] Obispos italianos, n. 39.
[17] XXXI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Colombia (1975), n. 175.
[18] El canon es un copia casi literal de lo mandado por la Sagrada Congregación para la Doctrina de la fe: Patres Sacrae Congregationis pro Doctrina Fidei in plenariis comitiis dierum 14-15 novembris 1972 de sepultura ecclesiastica decreverunt: non prohibeantur exsequiae peccatoribus manifestis, si ante mortem aliqua signa dederint poenitentiae et absit publicum fidelium scandalum, S.C. pro Doctrina Fidei, Decretum Patres Sacrae Congregationis, 20 sept. 1973, en EV 4 n.2610. La misma Sagrada Congregación en fecha 11 de junio de 1976, publicó un decreto sobre las misas de los no católicos, A. Pardo, Enchiridion, n. 3615, p. 985.
[19] Carta circular de la Sagrada C. para la Doctrina de la fe, en EV 4, n. 2508. La Conferencia Episcopal hace una interpretación más amplia del concepto de escándalo: Tuttavia, lo scandalo dei fideli e della communitá ecclesiale potrá essere attenuato o evitato nella misura in cui i pastori spiegheranno, nella maniera piú opportuna, el senso del funerale cristiano, in cui molti vedono un'implorazione della miseridordia di Dio e una testimonanza di fede della comunitá nella risurrezione dei morti e nella vita eterna, Conferencia Episcopal italiana, o. c, n. 29.
[20] Familiaris consortio n. 84. Fernado Sebastián dice al respecto: Los sacerdotes, no pueden por tanto, sin faltar gravemen­te a sus obligaciones ministeriales, concederles la absolución sacramental si no encuentran en ellos las debidas disposiciones, ni admitirlos a la comunión, ni presidir celebraciones con las que se puede provocar engaño y desfigurar la recta conciencia de los fieles. Ni deben tampoco admitir a estas personas como padrinos del bautismo, confirmaciones o matrimonios sin deteriorar el respeto debido a los sacramentos y oscurecer su significación y exigencias pastorales, Sobre la actitud cristiana ante los matrimonios civiles,( León 28 de octubre de 1988, Boletín).
[21] Conferencia E. Italiana, o. c. n. 22.
[22] Abrigamos la esperanza de que las Hermandades y Cofradías puedan continuar siendo el cauce por el que muchos católicos alimenten en cierta medida su vida espiritual y apostólica. Para ello quizá fuese conveniente prestar mayor atención a la calidad cristiana de los asociados más que a la cantidad. Todos estamos de acuerdo en que cualquiera no puede ser miembro de una Hermandad-Cofradía. Solamente aquellos que profesando la fe cristiana buscan un mayor compromiso comunitario y apostólico en la Iglesia. Si esta actitud cristiana no está presente en los que desean entrar en las Hermandades-Cofradías, se deberá aplazar la admisión definiti­va hasta después de un período de preparación y reflexión sobre el compromiso espiritual y apostólico que contraen al quedar incorpo­rados a la Hermandad o Cofradía. Con esta medida no se pretende que estas asociaciones estén formadas únicamente por grupos selectos de cristianos, sino crear conciencia de que las Hermandades-Cofradías son un cauce de vida cristiana para los que tienen fe y quieren vivirla sinceramente en esta parcela de la Iglesia..(Pas­toral de los Obispos del Sur de España, Hermandades y Cofradías, 1988).
[23] Comm. 8 (1976) 54-50. Idem 10 (1978) 96-98. En este sentido hablan los can. 1086, 1; 1117 y 1124). La actitud de compren­sión ante la religiosidad popular, de la que es una manifestación la pertenencia a una la Cofradía, puede verse en el interesante documento de la Conferencia Episcopal Española, Evangelización y renovación de la piedad popular, de fecha 1 de noviembre de 1987, en A. Pardo, n. 4625 ss., pp. 1229-1249.
[24]
Dice Aznar Gil F.R., El Nuevo Derecho matrimonial, 1 Ed., Salamanca , 1983, p. 120, de acuerdo con la interpretación canónica que el Código de 1917 daba al c. 2197. Distingue estos conceptos:
Público se dice del delito que ya ha sido divulgado o que se ha producido en tales circunstancias, bien por su realiza­ción, bien por motivos posteriores, que prudentemente puede juzgarse que fácilmente será divulgado (virtual). Tiene igualmente el significa­do, como se verá más adelante, de que podrá probarse en el fuero externo (can. 1074).
Notorio es equivalente a certeza, certidumbre de un hecho que bien puede provenir de una actuación judicial (notorio de derecho) o de una circunstancia de hecho, de una certeza común (notorio de hecho‑ can.2197,3 *). En este último supuesto se requieren estas tres circunstancias simultáneamente: Una noticia pública del hecho, una certeza del mismo sin ninguna tergiversación y una clara autoría .

[25] Al pastor de almas, le cuesta en la práctica distinguir, cuando hay un abandono de la fe por un acto formal o simplemente un abandono sin acto formal. Dice a este propósito muy acertadamente J.M.Díaz Moreno al hablar del matrimonio:...es preciso preguntarse donde se coloca el límite preciso entre abandonar notoriamente la fe y apartarse de la fe por un acto formal.....Con total sinceri­dad, ni vemos clara esta línea divisoria, ni vemos, con claridad, por qué se le asignan efectos tan diversos y, por consiguiente, no le obligue la forma canónica, sino que se le conozca validez al matrimonio meramente civil, ni es fácil entender que ese matrimonio es no sólo válido, sino también sacramental, dada la identificación e inseparabilidad entre contrato válido y sacramento, tal y como lo dispone el can. 1055, & 2 . J.M.Díaz Moreno, La nueva regulación del matrimonio canónico, en Razón y Fe, 1028 (mayo, 1984) 489-503.

[26] M. Sistach, Las asociaciones..n. 71, pp. 66-67.
[27] LG.14.
[28] En la actual legislación eclesiástica, y salvando el principio de la excepcionalidad de los directorios, se ha optado por la tendencia de una máxima incorporación posible a la vida eclesial y -creemos- no están excluidos de las asociaciones de los fieles: el can. 316, & 1 establece que únicamente no pueden ser recibidos validamente en las asociaciones públicas de los fieles, qui publice fidem catholicam abiecerit vel a communione ecclesasi­tica defecerit vel excommunicatione irrogata aut declarata irretitus sit. Situación en la que, como hemos dicho, no se encuentran estos cristianos, F. Aznar, Cohabita­ción, Matrimonio Civil, Divorciados casados de nuevo, n. 12, p. 102.