viernes, 15 de agosto de 2008

MATRIMONIO XX

XX. . EL MATRIMONIO EN EL DEBATE CONCILIAR
En el matrimonio terminan por consolidarse la mayor parte de las nuevas orientaciones de la teología preconciliar.
Vamos a intentar hacer un resumen de lo que nos dice el Concilio Vaticano II sobre el matrimonio. No nos ofrece una elaboración completa, orgánica y armónica sobre el matrimonio, pero hace un resumen de los últimos aportes de la teología de una forma dispersa. El Concilio Vaticano II no entra en cuestiones técnicas y jurídicas. Nos presenta una nueva concepción del matrimonio, partiendo de la filosofía personalista y de toda la tradición. (GS.x48-49).

El amor es la esencia y el núcleo ordenador del matrimonio cristiano. Del amor nacen todas las exigencias y compromisos del matrimonio como de su fuente: La unidad, la indisolubilidad, la fructuosidad etc.
De este amor nace el amor oblativo, y comunicativo en virtud del cual surge una relación de donación y aceptación de la persona, que se expande en todas las dimensiones del ser humano: espiritual, corporal, sensitivo, psicológico, sexual etc.
Gracias a ese encuentro relacional se instaura. como dice el Concilio, una comunidad de amor y de vida, que dinamiza el desarrollo personal y la felicidad de los cónyuges.
El Vaticano valora la sexualidad como un verdadero don, que expresa y realiza el amor (GS.49)
E Ritual del matrimonio en el número dos recoge este pensamiento: En efecto, llegada la plenitud de los tiempos, el matrimonio de los cristianos es por voluntad de Cristo el sacramento que actualiza y manifiesta de manera permanente, la unión inefable, el amor fidelísimo, y la entrega irrevocable de Jesucristo el esposo, a la iglesia su esposa (GS.48).

La unión entre Cristo y la iglesia no es una unión meramente ilustrativa, sino una realidad actual y fructífera.
El matrimonio queda incorporado a la historia salvífica (GS.48.50).
De una visión más bien jurídica del matrimonio se pasa a una visión más personalista, eclesiológica y mistérica (Gs. 48; RM. 52; 101).
El efecto o la gracia del sacramento actúa no sólo en el momento que se realiza (in fieri), sino que tiene un efecto permanente en la medida que se actualiza y es fuente de santificación. (LG. 11) RM. 48.

La vida matrimonial, con sus esfuerzos, tensiones, entregas es una liturgia permanente. (RM. 233).

La iglesia en pequeño se reproduce en la Iglesia doméstica que es el matrimonio (GS. 48; AA. 11; Lg. 11.41). Los sacramentos hacen la Iglesia y la iglesia hace los sacramentos
El Concilio expresamente no quiso establecer la jerarquía de los fines del matrimonio. Sólo se habla de que tiene varios fines. No aparece el remedio de la concupiscencia, del antiguo código, aunque está implícitamente contenido. Sólo se habla de ayuda mutua, pero no como fin. El amor tampoco se considera como fin del matrimonio, sino más bien como la fuente que alienta y estructura toda la vida matrimonial
El matrimonio se ordena por su índole natural a la procreación y educación de los hijos. Pero los hijos no son el único fin del matrimonio.
De una manera genérica dice que está dotado de varios bienes y fines. No enumera en concreto cuáles son estos fines, ni la jerarquía existente entre ellos (GS.48, 1). En otro sitio dice que el matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la prole y la educación de los hijos. Ellos son, sin duda, el don más excelente del matrimonio y contribuyen sobre manera al bien de los propios padres (Gs.48, 1; 50, 1).1. Entre estos otros fines hay que poner el bien de los esposos

El Concilio no cambia la terminología tradicional, pero introduce unos nuevos términos que tienen una gran carga personalista y un significado idéntico La GS. habla de “comunidad familiar y conyugal” e Identifica al matrimonio como una comunidad de amor. (47)
En el número siguiente define al matrimonio como comunidad de vida y amor. Se usan al mismo tiempo estas expresiones totius vitae consuetudo et communio. Se habla de donación de dos personas, comunión de toda la vida y de la íntima unión de personas y obras. Expresiones que claramente vienen a expresar la concepción personalista del matrimonio y tiene el mismo contenido con pequeñas diferencias.
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No aparece el término romano consorcio para toda la vida, que es recogido en AA. 11, 1. No se habla de sociedad conyugal, ni del derecho al cuerpo, ni de sociedad para engendrar a los hijos

Paralelismo entre matrimonio y comunidad de amor.

Los comentaristas a la GS. observan que el amor conyugal es tan importante que muchos lo identifican con el matrimonio, o afirman que la misma comunidad de amor es el matrimonio.
El Concilio dice: Fundada por el Creador y en posesión de sus leyes la intima comunidad de vida y amor se establece mediante la alianza de los cónyuges, es decir, mediante el consentimiento personal e irrevocable (GS. 47).

En el número anterior se hablaba de esta comunidad de amor y de vida que se ha de favorecer y cultivar.
En la misma línea se encuentran otros textos: Por su misma índole natural, la misma institución matrimonial y el amor conyugal están ordenados a la procreación y educación de la prole. El matrimonio y el amor conyugal por su índole natural se ordenan a la procreación y educación de los hijos (GS. 5, 1).

De estos textos se deducen que el amor no es un fin del matrimonio, aunque los esposos se casen por amor Es un elemento constitutivo y esencial del matrimonio, ya que sin amor no puede existir en su origen.

Toda la estructura del matrimonio nace del amor conyugal. La misma sacramentalidad se asienta en el amor conyugal, ya que él que mueve al encuentro de dos personas. Sacramento y matrimonio son inseparables.

Del amor conyugal se derivan todos los derechos y deberes inherentes al matrimonio: La procreación y educación de los hijos. Los hijos son el fruto del amor de los padres. El acto conyugal es un acto de amor. El matrimonio de los estériles es válido.
La educación nace del amor y por el amor..

Propeidades esenciales del matrimonio.
El amor exige la fidelidad indisoluble y la unidad, es eterno y único. La sacramentalidad ratifica la indisolubildiad.
Valoración de la sexualidad.
El Concilio es muy claro al respecto y supera toda la tradición anterior: Este amor, por ser eminentemente humano, ya que va de persona a persona con el afecto de la voluntad, abarca el bien de toda la persona, y, por lo tanto, es capaz de enriquecer con una dignidad especial las expresiones del cuerpo y del espíritu y de ennoblecerlas como elementos y señales específicas de la amistad conyugal. El Señor se ha dignado sanar este amor, perfeccionarlo y elevarlo con el don especial de la gracia y de la caridad…
Este amor se expresa y perfeccionar singularmente con la acción propia del matrimonio. Por ello los actos con los que los esposos se unen intima y castamente entre sí son honestos y dignos, y ejecutados de manera verdaderamente humana, significan y favorecen el don recíproco, con el que se enriquecen mutuamente en un clima de gozosa gratitud.(49, 2)
Hay unas afirmaciones que pueden pasar desapercibidas a un lector poco versado en estas lides. El Concilio afirma que este amor es sanado, perfeccionado y elevado con el don especial de la gracia y de la caridad. De una manera implícita nos habla de la célebre discusión entre la escuela de Paris y de Bolonia, en virtud de la cual el matrimonio rato y consumado era indisoluble. Se perfecciona por esta relación interpersonal y la carne es sanada por la gracia sacramental. La consumación no queda reducida a algo puramente biológico, sino a una relación basada en el amor y como un acto que se realiza por amor. No es algo puramente genital, sino que abarca a toda la persona.
Esta expresión ha sido asumida en el can. 1061, 1 al hablar de la consumación del matrimonio de un modo humano.

En otro lugar se expresa la misma idea: La índole sexual del hombre y su facultad generativa humana superan admirablemente lo que de esto existe en los grados inferiores de la vida; por tanto, los mismos actos propios de la vida conyugal, ordenados según la genuina dignidad humana, deben ser respetados con gran reverencia (51, 2)

El Concilio sigue intentando hacer comprender la doble dimensión: Amor y sacramento.

¿Cuál es la relación entre amor y sacramento?

En el n. 48 se expone primariamente la estructura natural del matrimonio y posteriormente expone la teología del sacramento. Se da mucha importancia al amor. El matrimonio en un plano terreno se presenta como una comunidad de vida y amor. El matrimonio se constituye por el pacto conyugal, que consiste en un consentimiento personal irrevocable. El consentimiento matrimonial es un acto humano en virtud del cual los esposos se dan y aceptan. De este acto nace (oritur) una institución en un plano humano, que no depende de la decisión humana, ya que Dios es el autor del matrimonio
Dos ingredientes entra a formar parte: El amor humano y el sacramento..
En su parte terrena por el matrimonio la especie humana no se termina, pero al mismo tiempo ayuda al provecho personal de cada miembro de la familia y de su suerte eterna, a la dignidad, estabilidad, paz y prosperidad de la familia y de toda la sociedad humana. En un plano natural el matrimonio y la familia están en la misma base de sociedad.

Por esta realidad que es el matrimonio: ya no son dos, sino un sola carne (Mt. 19, 6), se ayudan y se sostienen (mutuuum adiutorium), adquieren conciencia de su unidad.. Esta íntima unión, como mutua entrega de dos personas, lo mismo que el bien de los hijos, exigen plena fidelidad conyugal y su indisoluble unidad.

La otra cara de esta realidad terrena es la sacramentalidad. ( C48 2): Cristo nuestro Señor bendijo abundantemente es amor multiforme, nacido de la fuente divina de la caridad y que está formado a semejanza de su unión con la Iglesia. Porque así como antiguamente Dios se adelantó a unirse a su pueblo por una alianza de amor y de fidelidad, así ahora el Salvador de los hombres sale al encuentro de los esposos cristianos por medio del matrimonio .Además permanece con ellos para que los esposos con su mutua entrega, se amen con perpetua fidelidad, como él mismo amó a la iglesia y se entregó por ella.. El genuino amor conyugal es asumido por el amor divino y se rige y enriquece por la virtud redentora de Cristo y la acción salvadora de la Iglesia para conducir eficazmente a los cónyuges a Dios y ayudarlos y fortalecerlos en la sublime misión de la paternidad y de la maternidad…
No se puede hacer un resumen más perfecto de la teología sacramental del matrimonio, de la que volveremos a hablar más detenidamente. El amor humano es asumido por el amor divino. El matrimonio, en cuanto sacramento, se enriquece gracias a la acción redentora de Cristo y los fortalece en el largo y difícil camino de la paternidad y maternidad.

El Concilio a continuación intenta explicarnos los aspectos más significativos de las gracia recibida en el sacramento: Están fortalecidos y como consagrados por un sacramento especial…Imbuidos del espíritu de Cristo, que satura toda su vida de fe, esperanza y caridad, llegan cada vez más a su propia perfección y a su mutua santificación y, por tanto conjuntamente, a la glorificación de Dios.

No quiere decir que imprima carácter como en el bautismo, sino que están como consagrados por la gracia del sacramento.