miércoles, 26 de noviembre de 2008

CONCEPTO DE IGLESIA EN SAN PABLO


VID DE PABLO DE TARSO
Pablo de Tarso, el apóstol de los gentiles, nació hacia el año 6-10 d.C., en la ciudad de Tarso (en la actualidad de Turquía). Aunque era judío, tuvo una gran formación humanística. Dominaba el griego, el latín, el hebreo y el arameo. Ello le facilitó que pudiera recorrer el mundo entero, anunciando el evangelio de Jesús. Fue su maestro el rabino Gamaliel. Participó en el martirio de San Esteban, el primer mártir del cristianismo. Su conversión la cuentan los Hechos de los Apóstoles de esta manera:
Saulo, respirando amenazas contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo sacerdote y le pidió cartas para las Sinagogas de Damasco, autorizándolo para llevar presos a Jerusalén a los seguidores de Jesús, que encontrara en el camino, hombres y mujeres. Iba de camino, ya cerca de Damasco, cuando de repente los deslumbró una luz, que venía del cielo. Cayó en tierra y oyó una voz que le decía:
Saulo, Saulo ¿Porqué me persigues?
Contestó: ¿Quién eres, Señor?
Le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Ahora
, levántate, entra en la ciudad y allí te dirán lo que
debes hacer.
Los acompañantes se detuvieron mudos, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, al abrir los ojos, no veía. Lo tomaron de la mano y lo hicieron entrar en Damasco, donde estuvo tres días, ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo, llamado Ananías. En una visión, le dijo el Señor:
¡Ananías! Respondió: Aquí me tienes, Señor.
Y el Señor le dijo: Encamínate a la calle mayor y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso, lo encontrarás orando.
En una visión Saulo contemplaba a un tal Ananías que entraba y le imponía las manos y en ese momento recobraba la vista.
Ananías respondió: Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y contar todo el daño que ha hecho a los consagrados de Jerusalén. Ahora está autorizado por los sumos sacerdotes para arrestar a los que invocan tu nombre.
Le contestó el Señor: Ve que ese es mi instrumento elegido para difundir mi nombre entre paganos, reyes e israelitas. Yo le mostraré lo que tiene que sufrir por mi nombre.
Salió Ananías, entró en la casa y le impuso las manos, diciendo: Saulo, hermano, me envía el Señor Jesús, el que se te apareció, cuando venías por el camino, para que recobres la vista, y te llenes del Espíritu Santo.
Al instante se le cayeron de los ojos como unas escamas, recobró la vista, se levantó, se bautizó, comió y recobró las fuerzas Y se quedó unos días con lo discípulos de Damasco.
Muy pronto se puso a proclamar en las sinagogas que Jesús era el Hijo de Dios (HH.9, 1-32).

Pablo empezó a predicar en Damasco y los judíos estaban dispuestos a matarlo. Para evitarlo, los cristianos lo descolgaron metido en una canasta por los muros de la ciudad. Marchó a Jerusalén; Bernabé, otro de los discípulos, se lo presentó a los Apóstoles.
Pablo recorrió el mundo conocido, anunciando la muerte y resurrección de Jesús. Conocemos su pensamiento teológico por las muchas cartas que escribió a las comunidades, que había evangelizado.
Al celebrar el año de San Pablo, quiero presentaros algunos aspectos de su teología. Su figura es la de un gigante.


1. LA IGLESIA EN LOS ESCRITOS DE SAN PABLO

San Pablo para distinguir a la iglesia de Jesús de la Sinagoga, la llama iglesia, palabra de origen griego, que hacia relación a las reuniones que tenían los griegos.
Esta palabra se generaliza hasta el extremo de que se usa 125 veces en el Nuevo Testamento: 63 en San Pablo, 23 en los Hechos, 1 vez en Mt.16, 15 y 16, 18. En San Juan 23 veces.
En San Pablo esta palabra se uso sólo para la Iglesia de Cristo. Puede tener distintos significados: La Iglesia Universal, la Iglesia particular, puede indicar la asamblea que se reúne en una casa determinada; se llama también la Iglesia de Dios; otras veces indica el lugar de la reunión etc.
Notas de esta Iglesia
Para Pablo la Iglesia es una, santa, universal (católica) y apostólica.
El principio de unidad es expresado por San Pablo de esta manera:
Yo, prisionero por el Señor les exhorto a vivir de acuerdo con la vocación que han recibido. Sean humildes y amables, tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor, esfuércensen en mantener la unidad del espíritu con el vínculo de la paz. Uno es el cuerpo, uno el espíritu, , como una es la esperanza a las que habéis sido llamados, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, uno solo Dios Padre de todos, que está sobre todos, entre todo y en todos.
Para Pablo esta Unidad se realiza por la fe y por el amor, por la humildad, la amabilidad, la paciencia, y el aguante mutuo..
Esta unidad la fundamenta en estas razones:
En la comunidad visible, que nos hace unos con El y con los demás hermanos.
En el Espíritu, que es lazo invisible de esta unidad y alma de la iglesia.
En la misma esperanza, que nos pone en camino con la esperanza puesta en Dios.
En Cristo el Señor que es el Señor y centro de esa comunidad a la que nos incorporamos por el bautismo
La paz en la comunidad es una consecuencia del amor. Por esto en Pablo el amor y la paz están siempre unidos.
Somos familia de Dios y hermanos entre sí, porque Dios es nuestro Padre.

En esta comunidad, hay multiplicidad de carismas y ministerios para el servicio de la Iglesia (1 Cor.1-31y Rom.12. 3-8).
Esta unidad se expresa en estos términos: Por la fe en Cristo Jesús, todos ustedes son hijos de Dios. Los que se han bautizado consagrándose a Cristo se han revestido de Cristo. Ya no se distingue judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes pertenecen a Cristo, son descendencia de Abrahan, herederos de la promesa.
Se trata de un texto revolucionario, ya que para Cristo todos somos iguales.
Se rompen las barreras entre hombres y mujeres. Ambos intervienen en las asambleas cristianas y muchas mujeres ayudan a Pablo en la Evangelización. Los esclavos, que no tenían ningún derecho en Roma, asisten a las asambleas cristianas con los libres. Se rompen las barreas entre griegos y gentiles, ya que todos son herederos de la promesa. La razón de este cambio tan radical es que por la fe todos son hijos de Dios, por el bautismo todos se han revestido de Cristo y son uno..
En aquella época estas palabras de Cristo eran revolucionarias.
¿Cómo se realiza la unidad?. Lo explica San Pablo en el texto anterior y en el siguiente texto, en la sangre de Cristo, derramada en la cruz para la salvación de todos. En este pasaje, tan bello, que no necesita comentarios, lo explica San Pablo en estos términos:
Pero gracias a Cristo Jesús los que en un tiempo estaban lejos, ahora estáis cerca por la sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz, el que de dos pueblos hizo uno solo, derribando con su cuerpo el muro divisorio, las hostilidad y anulando la ley con sus preceptos y clausulas, reunió los dos pueblos en su persona, creando de los dos una nueva humanidad; restableciendo la paz. Y los reconcilio con Dios en un solo cuerpo por medio de la cruz, dando muerte en su persona a la hostilidad. Vino y anunció la paz a ustedes, los que estaban lejos y la paz a aquellos que estaban cerca. Porque por medio de Cristo todos tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu. De modo que ya no son extranjeros ni huéspedes, sino ciudadanos de los consagrados sobre el cimiento de los `apóstoles con Cristo Jesús como piedra angular.(Ef. 2, 13-21)
Esta iglesia es universal y católica.
Esta unidad y universalidad están fundamentadas en el amor;
Y por encima de todo el amor, que es el broche de la perfección. Y que la paz de Cristo dirija sus corazones, esa paz a la que habéis sido llamados para formar un solo cuerpo.
La Iglesia está adornada también de la apostolicidad ( Ef. 2, 20).
Porque por medio de Cristo, todos tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu. De modo que ya no son extranjeros ni huéspedes, son conciudadanos de los consagrados y de la familia de Dios; edificados sobre el cimiento de los apóstoles, con Cristo Jesús como piedra angular.
De una manera reiterativa, Cristo es la piedra angular sobre la que se sostiene la Iglesia.

2. LA IGLESIA CUERPO DE CRISTO.

Leyendo estos textos que propongo a continuación, podemos comprender el desarrollo, que voy a hacer posteriormente,
Efes. 1, 23: Todo lo ha sometido bajo sus pies y lo ha nombrado, por encima de todo, cabeza de la iglesia, que es su cuerpo y plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas.
Esta idea de que la iglesia es el cuerpo de Cristo, que es la cabeza la ha desarrollo son Pablo especialmente en la cartas 1ª Cor. 12 y Romanos 12, 5.
1 Cor. 12, 27: Ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno en particular, miembros de ese cuerpo
Rom. 12,4-5: Es como en un cuerpo: tenemos muchos miembros, no todos con la misma función; así, aunque somos muchos, formamos con Cristo, un solo cuerpo y estamos unidos unos a otros como partes de un mismo cuerpo.
De estos textos sacamos estas consecuencias.
Cristo es la Cabeza de la Iglesia.
La Iglesia es el complemento de Cristo.
Nosotros, cada uno en particular, somos el cuerpo de Cristo. Estamos unidos unos a otros como partes de un mismo cuerpo.
Los miembros no todos tienen la misma función
La iglesia es el cuerpo de Cristo.

Intentemos aclarar estas ideas. Bajo el símil del cuerpo humano, San Pablo intenta explicarnos, qué es el misterio la Iglesia, Cristo es la cabeza, la parte principal de cuerpo, la más importante. Cristo sin los miembros no puede nada y sería un ser incompleto, ya que forma una unidad maravillosa, con Iglesia. . La gracia que nos viene de él, quedaría inactiva sin la cabeza, ya que Cristo es el salvador y santificador.
Cristo y el Espiritu en el centro de la Iglesia
Pablo nos dice: En un solo Espíritu hemos sido bautizados para formar nada más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. . Y todos hemos bebido de un mismo Espíritu (1 Cor. 12, 13).
Esta concepción de Cristo Cabeza y nosotros miembros se encuentra en muchos textos de San Pablo. Pio XII le dedicó una encíclica titulada Mystici Corporis Christi (1943.). Lo llamó cuerpo místico, para acentuar el carácter misterioso de esa unidad.
Por el bautismo, dice Pablo, entramos a formar parte del cuerpo de Cristo, Todos, de cualquier condición, somos uno con Cristo, porque hemos bebido del mismo espíritu Santo.
Todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, son uno, La razón es que Cristo es uno y que todos hemos sido bautizados en una solo Espíritu.
Funciones distintas
Cada miembro en el cuerpo tiene una función, pero cada uno de los miembros colabora al bien de la totalidad. Todos los miembros se preocupan unos de otros, si me duele la cabeza, todo el cuerpo siente la molestia. De estas palabras saca la consecuencia que cada uno de nosotros somos miembros del cuerpo de Cristo y, juntamente con Cristo, formamos una unidad al habernos incorporado a la Iglesia por del bautismo. En esta variedad hay apóstoles, profetas, doctores, hacedores de milagros y curaciones, portadores de carismas, pero, en resumen, todos colaboran a que en la iglesia de Cristo resplandezca la unidad y el espíritu comunitario. No importa la función que cada uno tenga en la Iglesia, sino su pertenencia a la Iglesia por el bautismo. Por este motivo para Pablo el camino mejor es la Caridad de la que va a hablar en el capitulo siguiente (1 Cor. 12,12-30)
Ampliación de las mismas ideas
Pablo, en la carta a los Romanos 12, 4-5 vuelve a repetir las mismas ideas con algunas diferencias: Pues a la manera de que en el cuerpo tenemos muchos miembros y todos los miembros no tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro está al servicio de los otros miembros. Así nosotros tenemos dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada; ya sea la profecía, según la medida de la fe; ya sea el ministerio para servir; el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta para exhortar; el que da con sencillez; el que preside, con solicitud; quien practica la misericordia, hágalo con alegría; vuestra caridad sea sincera, aborreciendo el mal, amándoos unos a los otros con amor fraternal..
El apóstol da a los Romanos un programa de vida cristiana, motivando las relaciones que tienen que existir entre los miembros de la Iglesia. En la iglesia primitiva había muchos ministerios, que cada uno debía cumplir. Existían unos carismas extraordinarios, que sólo existieron al principio. Por desgracia nosotros, en esta nuestra iglesia demasiado clericalizada, no sentimos la urgencia de colaborar como miembros más activos en la extensión del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Ya están reseñados en San Pablo el ministerio de la palabra, la catequesis o la enseñanza, el servicio de unos a otros, el don de consejo, la práctica de la misericordia. Y sobre todo, la práctica de la caridad. Muchos de estos ministerios el Concilio Vaticano II los ha asumido.
Unión con Cristo
Esta analogía del cuerpo pone de relieve la unidad que debe existir entre todos los miembros de la Iglesia. Esta unidad nos viene de Cristo cabeza, de quien recibimos la gracia de los sacramento y del Espíritu Santo, que se nos ha comunicado (Lumen gentium 7). Cristo es el centro y el fundamento de la Iglesia porque es a cabeza (COL.1, 18). Por esto el Cristiano tiene que estar unido a Cristo, de quien recibe la vida divina: en vez de unirse a la cabeza, de la cual todo el cuerpo, a través de articulaciones y ligamentos, recibe sustento y cohesión y crece conforme al plan de Dios (Col. 2, 19).
Todo nos vine de Cristo
El poder de Cristo sobre la iglesia es supremo: Bajo sus pies sometió todas las casas yl constituyó cabeza suprema de la Iglesia (Ef.1, 22). Únicamente de Cristo recibimos todos los bienes: Viviendo en la verdad y el amor, crezcamos hasta alcanzar del todo al que es la cabeza, a Cristo. Gracias a El el cuerpo entero, recibe unidad y cohesión gracias a los ligamentos que lo vivifican y por la acción propia de cada miembro: así el cuerpo va creciendo y constituyéndose en el amor (EF. 4, 15-16.
Cristo es el principio de cohesión entre todos los miembros (Col. 2, 1). Gracias a El crecemos en el Espíritu (Ef. 4, 16). Es un crecimiento desde Cristo y hacia Cristo (Ef.4, 15)
Eucaristía y cuerpo de Cristo:
El pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Uno es el pan y uno es el cuerpo que todos formamos, porque todos compartimos el único pan (1 Cor. 16-17).
Para Pablo el principio de unidad en la Iglesia es Cristo, los cristianos, al recibir en la eucaristía a Cristo, necesariamente tienen que vivir unidos unos a otros, porque Cristo es uno como el pan es uno. Cristo cohesiona a la comunidad de los creyentes.
San Juan Crisóstomo lo explica de esta forma: "¿Qué es el pan? Cuerpo de Cristo. ¿Qué se hacen aquellos que lo reciben? Cuerpo de Cristo. No muchos cuerpos, sino un solo cuerpo. Si, pues, todos existimos por lo mismo y todos nos hacemos lo mismo, ¿por qué no mostramos luego también el mismo amor, por qué no nos hacemos también una sola cosa en este sentido?» ( Hom. I Cor Hom. 24 en PG 61, 200).
Esta teología tiene que tener consecuencias en nuestra vida. La eucaristía no puede ser un mero formalismo litúrgico. El amor, la entrega a los otros, y el servicio tienen que ser una consecuencia de la recepción eucarística.