martes, 8 de abril de 2008

MATRIMONIO V


V.-LA IGLESIA DOMESTICA EN EL NUEVO TESTAMENTO

En los primeros siglos del cristianismo los fieles no tenían templos, donde celebrar el culto. Éste se celebraba en las casas (oikos). Cuando en el nuevo testamento aparece la palabra casa, se incluye no sólo a la familia (padres e hijos), sino a todos aquellos, que de alguna manera entraban a formar el clan familiar, que vivían en el mismo edificio (esclavos, parientes, trabajadores etc). Esta iglesia domestica tuvo un papel muy importante en la iglesia primitiva en la evangelización. El papel de la mujer fue muy relevante, ya que ella era el corazón de la familia y al estar las comunidades muy ligadas a la casa o iglesia doméstica, su papel fue decisivo.
El orden de las vírgenes y de las viudas tuvo mucha importancia, ya que ellas se podían dedicar más de lleno a la evangelización.
Otro hecho muy importante, que se da en la Iglesia doméstica, es la cercanía de unos a otros y la vivencia de esta comunidad entendida como comunión, no sólo en el aspecto económico, sino en el afectivo, ya que todos se conocen y todos se tratan.
El amor mutuo que se profesaban es uno de los signos de estas comunidades como aparece en el Nuevo Testamento. Este amor va a llevar a la comunidad de Jersusalén a una comunión de bienes, ya que se reparten según las necesidades de cada uno. Ellos tienen en cuenta que el mandamiento más importante del cristianismo es el amor. Lucas les había dicho que “más vale dar que recibir (Hec. 20, 35). Juan de una manera casi machacona les repitió:“ En esto conocerán que sois mis discípulos, en que os améis los unos a los otros” (Jn 13, 34).
Juan no podía concebir que no reinara el amor entre ellos: “¿Cómo es posible que habite el amor de Dios en aquel que, teniendo posesiones mundanas, cierra sus entrañas a su hermano, al que ve pasando necesidad (1 Jn. 3, 17).
Esta comunicación de bienes llegó a realizarse entre comunidades distintas (1 Cor. 16, 1-2; 3 Cor. 8, 1-9; Hec. 11, 27-30)
Las casas son las grandes plataformas de la evangelización, no sólo hacia dentro, sino también hacia fuera
Con frecuencia, aunque no siempre, cuando se convertía, el cabeza de familia, se hacía cristiana toda la familia. (Hech. 16,31-34), 18, 8; 11, 14; 1 Cor. 1, 16; Hech. 16, 15; 33, 31).
No siempre fue así, como nos consta, cuando San Pablo nos habla del privilegio paulino.
La evangelización de Pablo estuvo muy unida a la familia. Se hospeda en la casa de Lidia (Hech. 16, 15) y en casa de Priscila y Aquila (Hech. 18, 13).
En la medida en que el número de los cristianos van aumentando, otros conversos se unen a estas comunidades domesticas para celebrar con ellas el culto. La casa comienza a transformarse en un lugar sagrado.
Cuando empiezan a convertirse personas de un nivel económico superior, y ceden sus casas para el culto, el grupo de los asistentes aumenta (30-40). El culto no queda sólo reducido a la familia.
La iglesia, simbólicamente, se llama casa de Dios, que se reúne en casa de…Lo vemos claramente en San Pablo, cuando dice: Saludad a los de la casa de Aristóbulo (Rom.16, 5). A los de la casa de Aquila y Prisca con su Iglesia doméstica.
Hay un texto de San Pablo que expresa este aspecto: “Esto te escribo, con la esperanza de ir a verte pronto, para que veas por aquí cómo te conviene conducirte en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios (1 Tim.3, 14). La iglesia por el mismo motivo va a ser la familia de la casa de Dios, ya que todos los que participan de la misma eucaristía se consideran familia, y hermanos.
La eucaristía se celebraba en el ámbito de una comida, en la que los apóstoles instruían a los asistentes en las enseñanzas de Jesús (Hech. 3, 46).
¿Cual era la relación entre el paterfamilias y la comunidad, discuten los exegetas. En realidad es difícil de responder a este interrogante, ya que debió ser distinto, según el tipo de comunidad y la época, en que se estudie el tema.
Como una necesidad casi imperiosa de este crecimiento, a partir del siglo II empiezan a construirse las primeras basílicas, y dejan las casas.
El hecho de dejar la casa como lugar de reunión y trasladarse a los templos, va a cambiar la estructura eclesial, ya que las relaciones interpersonales van a desaparecer en parte al hacerse el cristianismo más masivo. La misma situación de la mujer va a cambiar, ya que las vírgenes y viudas ya no entran a formar una parte tan activa en la evangelización de la Iglesia. Con el nacimiento del monacato nacen los conventos religiosos, donde las mujeres van a vivir en grupos y no en la soledad de sus casas.
Antes de la construcción de la Basílica de Letran que tuvo lugar el 313, ya se calcula que en Roma existían unos 20 títulos. Constantino mandó construir varias basílicas. La de la Letrán fue la más importante de todas, que tenía esta inscripción: Omnium urbis et orbis mater et caput. El Papa silvestre la consagró en el año 318, antes de que estuviera terminada. El baptisterio es del siglo V.