EL PAPA FRANCISCO NOMBRA
UNOS CONSEJEROS
El Papa ha decidido nombrar un grupo
de consejeros, representando a los cinco continentes para que le ayuden en el
gobierno de la Iglesia. Este grupo, según Lombardi, no es un comité, una comisión, un consejo, sino un simple grupo abierto a otras posibilidades.
No viene tampoco a suprimir la actividad de la curia y su relación actual con
el Papa. Los prelados son ocho y proceden de todos los continentes.
Este
grupo se constituye teniendo en cuenta una sugerencia, surgida durante algunas
congregaciones generales, precedentes al cónclave, en las que se pedía la
constitución de un grupo de cardenales, que lo asesoren el gobierno general de
la Iglesia. No se trataba del colegio de cardenales que es muy numeroso. A su
vez debe confeccionar un “proyecto de revisión de la constitución apostólica “Pastor Bonus” sobre curia romana.
El grupo tendrá un obispo secretario, que será el Obispo italiano da Albano y un cardenal R. Madariaga como
coordinador. Tendrá la finalidad de aconsejar, asesorar, orientarle en sus decisiones, con carácter meramente consultivo.
El Cardenal Oscar Rodríguez Madariaga lo
definía así: “Información de primera
mano sobre algunas situaciones que no
siempre se conocen bastante bien. Podemos darle, en contacto con las diversas
conferencias episcopales, perspectivas distintas de las que llegan a la santa
Sede.“
Con este primer esbozo, no sabemos, si el Papa
va a dar un paso más para institucionalizar o ampliar este grupo, que le ayude en el
gobierno de la Iglesia. Tal vez será necesario ampliarlo a unos quince. El Papa se siente muy solo y tan vez con un
número más crecido puede apercibir mejor y oír lo que pasa en los pasillos de
la iglesia, de la política y del mundo.
No
quiere que sea el grupo de cardenales de la curia, porque estos son sólo el
poder ejecutivo, que le ayuda también y vive en Roma y por la tanto no sabe
lo que pasa en el mundo, aún en el caso en que al frente de los servicios
vaticanos haya cardenales de los diversos continentes. La creación de este
grupo en la próxima reforma no excluye que los presidentes de las
Congregaciones, tengan acceso al Papa. Los que vienen de los otros continentes,
conocen mejor los derroteros de la iglesia a escala universal. Es evidente que la colegialidad en la iglesia
la constituyen todos los obispos con el Papa, como colegio, como dice el
concilio (LG, 22). Pero ello no obsta para que el Papa piense en un nuevo
organismo más amplio, que le ayude y
aconseje de una manera más periódica e institucionalizada en el Gobierno de la Iglesia, e incluso que le
encargara alguna misión especial, como podrían ser el nombramiento de Obispos. No
me gusta por este motivo hablar de colegialidad, ya que en la iglesia sólo los
obispos constituyen con el Papa y nunca sin el Papa el colegio de los obispos. Prefiero decir que en la iglesia tenemos que afrontar
la participación en todos los niveles de la Iglesia. Es verdad que la Iglesia
no es una democracia, pero es una comunión, en la que los hijos de Dios (laicos,
presbíteros, religiosos) no pueden estar mudos. La participación es una
expresión de esa colegialidad, que se realiza plenamente en el concilio. El
grupo se reuniría con cierta frecuencia y se comunicaría entre si fácilmente,
ya que los medios de comunicación hoy lo permiten. El orden del día lo establecería el Papa o a iniciativa propia, o a
propuesta de los cardenales.
Hay
juristas que opinan que este organismo podía ser el Sínodo con una
configuración distinta y más reducida, que representaría a la iglesia universal,
ya que sería escogido por las conferencias episcopales de los diversos
continentes. Pertenecerían también a él los representantes de los religiosos,
religiosas, movimientos, laicos etc. Tal vez podrá ser así, pero la mayor parte
lo rechazan, ya que es un grupo demasiado amplio. El Sínodo tal como ha
funcionado hasta ahora, dicen, ha servido sólo para que los Papas escribieran
algunas encíclicas muy bellas, pero también otros Papas de los últimos años han
escrito otras encíclicas maravillosas, aún mejores, ya que se han dejado aconsejar
por técnicos en la materia, que conocen la teología, el derecho, la economía o
la política mucho mejor que los Obispos.
En
la estructura del Sínodo es también necesario un cambio. Con una reforma del Sínodo, tal vez se pudiera
reunir con más frecuencia, para afrontar problemas más serios que se plantean a
la iglesia, recabando el parecer de las conferencias episcopales, religiosos y
movimientos eclesiales. Habría una participación más orgánica de la iglesia
universal. Recuerdo que en el Concilio hubo un obispo que hablaba de un
Concilio en miniatura. Con menos miembros es posible que el Sínodo pueda reunirse una vez al año para afrontar
problemas serios, no sólo relativos a los doctrinal, sino al gobierno de la
gelsa,sin olvidar la conexión que debe haber con los obispos esparcidos por
todo el hundo. Habría así una comunicación más directa entre la cabeza y la
base.
Mi
opinión es que el Papa que vamos
conociendo no va a entrar en estas
discusiones teológicas, en las que sí entró Benedicto XVI cuando era
cardenal en muchos de sus libros (Iglesia,
ecumenismo y política, BAC, 1987,p.14 y ¿Democracia en la Iglesia?, San Pablo,
2005). Va a actuar de una manera más bien práctica y funcional. El Papa simplemente
quiere que haya participación colegial para
que los Obispos le presten de esta manera su ayuda en su ministerio.
No olvidemos que el Papa Francisco es un
injerto de San Francisco y San Ignacio
de Loyola. La participación de la Iglesia es una asignatura pendiente. San Ignacio, el santo más influyente en la
espiritual mundial, venía de la milicia y en la “militia Christi” tenía que
haber orden. En el vértice de la compañía estaba el Prepósito y un grupo de consejeros,
asesores, o asistentes, que provenían de
las provincias jesuíticas y ayudaban al Prepósito
en el gobierno de la compañía. Este es modelo que ha copiado el Papa como Jesuita. De san Francisco va a tomar la parte más
importante, esto es, que como pastor lo único que le interesa es Jesucristo y
su evangelio. De la razón de Benedicto XVI, se pasa a la bondad, de la disciplina estricta
al amor y a la misericordia. Es la
vivencia cristiana la que le agrada como gesto más que la teoría. Su fe está
más cerca del corazón, proclamando la justicia, la misericordia, la compasión y
la ternura. A San Francisco le bastaba
el libro del evangelio. Prefería la
contemplación a la sabiduría de los
libros. Pero no olvidemos que ese binomio hay que conjugarlo con la
·autoritas”, que en la iglesia se entiende como servicio a la ·salus animarun.”
La debilidad en el gobierno es mala. Desde que
el Papa Gregorio proclamó ser “el
servidor de los siervos de Dios”, los Papas siguen teniendo el mismo título,
que no es meramente honorífico, como no lo fue para Cristo, que vino a servir y
no a ser servido. Servicio. En un buen gobierno se deben conjugar juntos, ya
que si no se gobierna nace la anarquía.
Y
ahora vamos a ver el perfil de los cardenales que integran este grupo, selecto,
ya que viendo su estilo de vida, sabemos lo que piensan y lo que pueden aconsejar.
En conjunto, me agrada la selección hecha por el Papa.
José
Bertello, Italia, de 64 años, es
licenciado en derecho; ha recorrido como diplomático todo el mundo. Realizó una
misión muy importante en las Naciones Unidas. Y, últimamente, el 3 de
septiembre de 2011, el Papa lo nombró Presidente de la Comisión Pontificia para
el Estado del Vaticano y Presidente de
la Gobernación del mismo. Vino a arreglar el caos de las finanzas vaticanas. Se
comenta que será el próximo secretario de Estado.
F.J.
Erragurit, de 80 años. Chileno. Fue ordenado en 1961. Estudio Filosofía y
teología en la Universidad de Friburgo (Suixa). A su vuelta a Chile fue durante
dos años consiliario del movimiento alemán Achoentatt, fundado por el Padre
José Kentenich y posteriormente director del mismo movimiento durante 16 años.
En 1990 fue nombrado secretario para la Congregación de la vida consagrada y apostólica. Pablo VI le
nombro arzobispo de Valparaíso y posteriormente de Santiago de Chile. Ha sido
presidente de la Conferencia episcopal de Chile. Fue presidente del Celan. Fue
nombrado cardenal en el 2001. En algunas ocasiones fue polémico, más que nada
por sus omisiones. En el Celam tuvo especial relación con el Papa actual.
Oswald
Gracias. Indio. 69 años. Doctor en derecho canónico por la Urbaniana de Roma. Fue
secretario del Arzobispo de Bombay, al que sucedió en el mismo oficio. Fue
Prefecto de la Sagrada Congregación para la evangelización de los pueblos. Ha
sido secretario de la Conferencia episcopal india. Ha estado muy cerca de pobres
en los suburbios de Bombay.
Reinar
Marx, de 60 años, alemán. Benedicto XVI le nombró arzobispo de Munich. Su padre
era sindicalista. Es Doctor en Teología. Cardenal en 2010. Ha sido secretario
de la Conferencia episcopal alemana. Es buen conocedor de la doctrina social de
la Iglesia. Su último libro se titula: “El Capital”. Un alegato a favor de la
humanidad. (2011, Planeta). El libro es muy interesante porque resume la
doctrina social de la iglesia, partiendo
de los escritos de Juan Pablo II y la encíclica Caiv. de Benedicto XVI. Ha
estado muy cerca del mundo obrero como su padre.
Sean
O’ Malley, 69 años, de EEUU. Arzobispo de Boston. Capuchino, teniendo como
maestro y guía a San Francisco. Estudió español, griego, alemán y hebreo. Pasó
por varios obispados para solucionar los problemas que la pederastia había
causado en varias diócesis. Fue últimamente nombrado arzobispo de Boston. En
2005 cardenal. Es un hombre muy austero. Viste más el sayal franciscano que las
ropas cardenalicias. Resumiendo tiene el talante franciscano.
Laurent
Monsengwo, de 74 años, arzobispo de Kinshasa, de la república del Congo.
Estudio en la Urbaniana e hizo el doctorado en Jerusalén en estudios bíblicos
de la mano del Cardenal Martini. Fue secretario de la conferencia episcopal del
Congo. En 1910 fue nombrado Cardenal. Fue defensor de los derechos humanos, que
fueron muy conculcados por Mobutu. Intervino muy activamente, como árbitro, con
motivo de la transición política en la guerra de los Grandes lagos. Es
posiblemente la figura religiosa más
importante del continente africano, con una gran cultura. Es una persona muy
dialogante.
George
Pell, 72 años, australiano, Lcdo. en Teología por la Urbaniana de Roma. Doctor en filosofía en la rama de Historia de
la Iglesia por la Universidad de Oxford. Arzobispo de Sydney. Juan Pablo II lo
hizo cardenal. Su candidatura papal estuvo en el candelero.
O.
Rodríguez de Madariaga, salesiano, 70 años. Honduras. Estudió teología en la
universidad pontificia salesiana. Es piloto aeronáutico. Domina el
italiano, el alemán y el inglés. Terminó
siendo arzobispo de Tugucigalpa. En 2001 fue nombrado cardenal por Juan Pablo
II. Recibió el premio Flakl del ayuntamiento de Viena por su compromiso con los
pobres. Luchó contra la corrupción y la droga. Esta actitud le causó muchos
problemas. Ha sido Presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras y Presidente de Caritas
Internacional. Es un hombre enérgico en la defensa de los derechos humanos y es
muy rígido en sus planteamientos.
Con
esta breve exposición de sus perfiles podemos concluir. Todos ellos, con distintos orígenes tienen una formación
europea. Todos ellos han tenido una relación de cercanía con los dos últimos
papas. En todos ellos aparece una actitud preferencial por humildes, sin excluir ese amor universal que
un pastor debe tener por todas sus ovejas. Por lo
menos, tres de ellos, han estado muy unidos a los documentos del CELAN. El Papa
fue el relator de los documentos de Aparecida. Si se lee el documento se
refleja en él parte de su forma de ser, aunque haya sido firmado por los Obispos
asistentes (Brasil). Comienza a vislumbrarse un corrimiento de la teología hecha en Europa. Se intenta
una teología más centrada en Cristo y en lo valores fundamentales del
evangelio. Se da más importancia a la justicia que al derecho. Se va más a la esencialidad del mensaje que a los
ropajes. Su busca más la participación, cooperación y la corresponsabilidad. Basta con leer el documento
de Aparecida para descubrir todo esto.
¿No será más importante que vivíamos una
teología de comunión que de aislamiento? ¿Acaso no será conveniente que los
Papas no gobiernen solos la Iglesia, sino que es necesario que oigan el
murmullo de la calle? ¿Acaso no será conveniente
que todos tomemos conciencia de que por el bautismo los laicos, los religiosos,
los sacerdotes también somos iglesia? ¿No será conveniente que volviéramos
los ojos a las primitivas comunidades cristianas para vivir profundamente el
sentido de la fraternidad?
Termino
con la carta de San Ignacio de Antioquia: “Por esto debéis estar acordes con el sentir de vuestro obispo, como ya
lo hacéis. Y en cuanto a vuestro colegio presbiteral, digno de Dios y del
nombre que lleva, está armonizado con vuestro obispo como las cuerdas de una
lira. Este vuestro acuerdo y concordia en el amor es como un himno a
Jesucristo. Procurad todos vosotros formar parte de este coro, de modo que, por
vuestra unión y concordia en el amor, seáis como una melodía que se eleva a una
sola voz por Jesucristo al Padre, para que os escuche y os reconozca, por
vuestras buenas obras, como miembros de su Hijo. Os conviene, por tanto,
manteneros en una unidad perfecta, para queseáis siempre partícipes de Dios”.
(De la carta a los efesios)