viernes, 19 de abril de 2013

EL PAPA FRANCISCO NOMBRA OCHO CONSEJEROS


 


                        EL PAPA FRANCISCO NOMBRA UNOS CONSEJEROS

            El Papa ha decidido nombrar un grupo de consejeros, representando a los cinco continentes para que le ayuden en el gobierno de la Iglesia. Este grupo, según Lombardi,  no es un comité, una comisión, un consejo,  sino un simple grupo abierto a otras posibilidades. No viene tampoco a suprimir la actividad de la curia y su relación actual con el Papa. Los prelados son ocho y proceden de todos los continentes.

            Este grupo se constituye teniendo en cuenta una sugerencia, surgida durante algunas congregaciones generales, precedentes al cónclave, en las que se pedía la constitución de un grupo de cardenales, que lo asesoren el gobierno general de la Iglesia. No se trataba del colegio de cardenales que es muy numeroso. A su vez debe confeccionar un “proyecto de revisión de la constitución  apostólica “Pastor Bonus” sobre curia romana. El grupo tendrá un obispo secretario, que será el Obispo italiano  da Albano y un cardenal R. Madariaga como coordinador. Tendrá la finalidad de aconsejar, asesorar, orientarle en sus  decisiones, con carácter meramente consultivo. El Cardenal Oscar  Rodríguez Madariaga lo definía  así: “Información de primera mano sobre algunas situaciones  que no siempre se conocen bastante bien. Podemos darle, en contacto con las diversas conferencias episcopales, perspectivas distintas de las que llegan a la santa Sede.“

 Con este primer esbozo, no sabemos, si el Papa va a dar un paso más para institucionalizar o  ampliar este grupo, que le ayude en el gobierno de la Iglesia. Tal vez será necesario ampliarlo a unos quince.  El Papa se siente muy solo y tan vez con un número más crecido puede apercibir mejor y oír lo que pasa en los pasillos de la iglesia, de la política y del mundo.

No quiere que sea el grupo de cardenales de la curia, porque estos son sólo el poder ejecutivo,  que le ayuda  también y vive en Roma y por la tanto no sabe lo que pasa en el mundo, aún en el caso en que al frente de los servicios vaticanos haya cardenales de los diversos continentes. La creación de este grupo en la próxima reforma no excluye que los presidentes de las Congregaciones, tengan acceso al Papa. Los que vienen de los otros continentes, conocen mejor los derroteros de la iglesia a escala universal.  Es evidente que la colegialidad en la iglesia la constituyen todos los obispos con el Papa, como colegio, como dice el concilio (LG, 22). Pero ello no obsta para que el Papa piense en un nuevo organismo más amplio, que le  ayude y aconseje de una manera más periódica e institucionalizada  en el Gobierno de la Iglesia, e incluso que le encargara alguna misión especial, como podrían ser el nombramiento de Obispos. No me gusta por este motivo hablar de colegialidad, ya que en la iglesia sólo los obispos constituyen con el Papa y nunca sin el Papa el colegio de los obispos. Prefiero  decir que en la iglesia tenemos que afrontar la participación en todos los niveles de la Iglesia. Es verdad que la Iglesia no es una democracia, pero es una comunión, en la que los hijos de Dios (laicos, presbíteros, religiosos) no pueden estar mudos. La participación es una expresión de esa colegialidad, que se realiza plenamente en el concilio. El grupo se reuniría con cierta frecuencia y se comunicaría entre si fácilmente, ya que los medios de comunicación hoy lo permiten. El orden del día lo  establecería el Papa o a iniciativa propia, o a propuesta de los cardenales.

Hay juristas que opinan que este organismo podía ser el Sínodo con una configuración distinta y más reducida, que representaría a la iglesia universal, ya que sería escogido por las conferencias episcopales de los diversos continentes. Pertenecerían también a él los representantes de los religiosos, religiosas, movimientos, laicos etc. Tal vez podrá ser así, pero la mayor parte lo rechazan, ya que es un grupo demasiado amplio. El Sínodo tal como ha funcionado hasta ahora, dicen, ha servido sólo para que los Papas escribieran algunas encíclicas muy bellas, pero también otros Papas de los últimos años han escrito otras encíclicas maravillosas, aún mejores, ya que se han dejado aconsejar por técnicos en la materia, que conocen la teología, el derecho, la economía o la política mucho mejor que los Obispos.

En la estructura del Sínodo es también necesario un cambio.  Con una reforma del Sínodo, tal vez se pudiera reunir con más frecuencia, para afrontar problemas más serios que se plantean a la iglesia, recabando el parecer de las conferencias episcopales, religiosos y movimientos eclesiales. Habría una participación más orgánica de la iglesia universal. Recuerdo que en el Concilio hubo un obispo que hablaba de un Concilio en miniatura. Con menos miembros es posible que el Sínodo  pueda reunirse una vez al año para afrontar problemas serios, no sólo relativos a los doctrinal, sino al gobierno de la gelsa,sin olvidar la conexión que debe haber con los obispos esparcidos por todo el hundo. Habría así una comunicación más directa entre la cabeza y la base.

Mi opinión es que el  Papa que vamos conociendo no va a entrar en estas  discusiones teológicas, en las que sí entró Benedicto XVI cuando era cardenal  en muchos de sus libros (Iglesia, ecumenismo y política, BAC, 1987,p.14 y ¿Democracia en la Iglesia?, San Pablo, 2005). Va a actuar de una manera más bien práctica y funcional. El Papa simplemente quiere que haya  participación colegial para que los Obispos le presten de esta manera su ayuda  en su ministerio.

 No olvidemos que el Papa Francisco es un injerto de San Francisco y San  Ignacio de Loyola. La participación de la Iglesia es una asignatura pendiente.  San Ignacio, el santo más influyente en la espiritual mundial, venía de la milicia y en la “militia Christi” tenía que haber orden. En el vértice de la compañía estaba el Prepósito y un grupo de consejeros, asesores, o  asistentes, que provenían de las provincias jesuíticas y  ayudaban al Prepósito  en el gobierno de la compañía. Este es  modelo que ha copiado el Papa como Jesuita.  De san Francisco va a tomar la parte más importante, esto es, que como pastor lo único que le interesa es Jesucristo y su evangelio. De la razón de Benedicto XVI,  se pasa a la bondad, de la disciplina estricta al amor y a la misericordia.  Es la vivencia cristiana la que le agrada como gesto más que la teoría. Su fe está más cerca del corazón, proclamando la justicia, la misericordia, la compasión y la ternura.  A San Francisco le bastaba el libro del evangelio. Prefería  la contemplación  a la sabiduría de los libros. Pero no olvidemos que ese binomio hay que conjugarlo con la ·autoritas”, que en la iglesia se entiende como servicio a la ·salus animarun.” La debilidad en el gobierno es mala.   Desde que  el Papa Gregorio  proclamó ser “el servidor de los siervos de Dios”, los Papas siguen teniendo el mismo título, que no es meramente honorífico, como no lo fue para Cristo, que vino a servir y no a ser servido. Servicio. En un buen gobierno se deben conjugar juntos, ya que si no se gobierna nace la anarquía.

Y ahora vamos a ver el perfil de los cardenales que integran este grupo, selecto, ya que viendo su estilo de vida, sabemos lo que piensan y lo que pueden aconsejar. En conjunto, me agrada la selección hecha por el Papa.

José Bertello, Italia,  de 64 años, es licenciado en derecho; ha recorrido como diplomático todo el mundo. Realizó una misión muy importante en las Naciones Unidas. Y, últimamente, el 3 de septiembre de 2011, el Papa lo nombró Presidente de la Comisión Pontificia para el Estado del Vaticano  y Presidente de la Gobernación del mismo. Vino a arreglar el caos de las finanzas vaticanas. Se comenta que será el próximo secretario de Estado.

F.J. Erragurit, de 80 años. Chileno. Fue ordenado en 1961. Estudio Filosofía y teología en la Universidad de Friburgo (Suixa). A su vuelta a Chile fue durante dos años consiliario del movimiento alemán Achoentatt, fundado por el Padre José Kentenich y posteriormente director del mismo movimiento durante 16 años. En 1990 fue nombrado secretario para la Congregación de la  vida consagrada y apostólica. Pablo VI le nombro arzobispo de Valparaíso y posteriormente de Santiago de Chile. Ha sido presidente de la Conferencia episcopal de Chile. Fue presidente del Celan. Fue nombrado cardenal en el 2001. En algunas ocasiones fue polémico, más que nada por sus omisiones. En el Celam tuvo especial relación con el Papa actual.

Oswald Gracias. Indio. 69 años. Doctor en derecho canónico por la Urbaniana de Roma. Fue secretario del Arzobispo de Bombay, al que sucedió en el mismo oficio. Fue Prefecto de la Sagrada Congregación para la evangelización de los pueblos. Ha sido secretario de la Conferencia episcopal india. Ha estado muy cerca de pobres en los suburbios de Bombay.

Reinar Marx, de 60 años, alemán. Benedicto XVI le nombró arzobispo de Munich. Su padre era sindicalista. Es Doctor en Teología. Cardenal en 2010. Ha sido secretario de la Conferencia episcopal alemana. Es buen conocedor de la doctrina social de la Iglesia. Su último libro se titula: “El Capital”. Un alegato a favor de la humanidad. (2011, Planeta). El libro es muy interesante porque resume la doctrina social de la  iglesia, partiendo de los escritos de Juan Pablo II y la encíclica Caiv. de Benedicto XVI. Ha estado muy cerca del mundo obrero como su padre.

Sean O’ Malley, 69 años, de EEUU. Arzobispo de Boston. Capuchino, teniendo como maestro y guía a San Francisco. Estudió español, griego, alemán y hebreo. Pasó por varios obispados para solucionar los problemas que la pederastia había causado en varias diócesis. Fue últimamente nombrado arzobispo de Boston. En 2005 cardenal. Es un hombre muy austero. Viste más el sayal franciscano que las ropas cardenalicias. Resumiendo tiene el talante franciscano.

Laurent Monsengwo, de 74 años, arzobispo de Kinshasa, de la república del Congo. Estudio en la Urbaniana e hizo el doctorado en Jerusalén en estudios bíblicos de la mano del Cardenal Martini. Fue secretario de la conferencia episcopal del Congo. En 1910 fue nombrado Cardenal. Fue defensor de los derechos humanos, que fueron muy conculcados por Mobutu. Intervino muy activamente, como árbitro, con motivo de la transición política en la guerra de los Grandes lagos. Es posiblemente la figura religiosa  más importante del continente africano, con una gran cultura. Es una persona muy dialogante.

George Pell, 72 años, australiano, Lcdo. en Teología por la Urbaniana de Roma.  Doctor en filosofía en la rama de Historia de la Iglesia por la Universidad de Oxford. Arzobispo de Sydney. Juan Pablo II lo hizo cardenal. Su candidatura papal estuvo en el candelero.

O. Rodríguez de Madariaga, salesiano, 70 años. Honduras. Estudió teología en la universidad pontificia salesiana. Es piloto aeronáutico. Domina el italiano,  el alemán y el inglés. Terminó siendo arzobispo de Tugucigalpa. En 2001 fue nombrado cardenal por Juan Pablo II. Recibió el premio Flakl del ayuntamiento de Viena por su compromiso con los pobres. Luchó contra la corrupción y la droga. Esta actitud le causó muchos problemas. Ha sido Presidente de la Conferencia Episcopal  de Honduras y Presidente de Caritas Internacional. Es un hombre enérgico en la defensa de los derechos humanos y es muy rígido en sus planteamientos.

Con esta breve exposición de sus perfiles podemos concluir. Todos ellos,  con distintos orígenes tienen una formación europea. Todos ellos han tenido una relación de cercanía con los dos últimos papas. En todos ellos aparece una actitud preferencial por  humildes, sin excluir ese amor universal que un pastor debe tener por todas sus ovejas.  Por  lo menos, tres de ellos, han estado muy unidos a los documentos del CELAN. El Papa fue el relator de los documentos de Aparecida. Si se lee el documento se refleja en él parte de su forma de ser, aunque haya sido firmado por los Obispos asistentes (Brasil). Comienza a vislumbrarse un corrimiento  de la teología hecha en Europa. Se intenta una teología más centrada en Cristo y en lo valores fundamentales del evangelio. Se da más importancia a la justicia que  al derecho. Se va más  a la esencialidad del mensaje que a los ropajes. Su busca más la participación, cooperación y  la corresponsabilidad. Basta con leer el documento de Aparecida para descubrir todo esto.

 ¿No será más importante que vivíamos una teología de comunión que de aislamiento? ¿Acaso no será conveniente que los Papas no gobiernen solos la Iglesia, sino que es necesario que oigan el murmullo de la calle?  ¿Acaso no será conveniente que todos tomemos conciencia de que por el bautismo los laicos, los religiosos, los sacerdotes  también somos  iglesia? ¿No será conveniente que volviéramos los ojos a las primitivas comunidades cristianas para vivir profundamente el sentido de la fraternidad?

Termino con la carta de San Ignacio de Antioquia: “Por esto debéis estar acordes con el sentir de vuestro obispo, como ya lo hacéis. Y en cuanto a vuestro colegio presbiteral, digno de Dios y del nombre que lleva, está armonizado con vuestro obispo como las cuerdas de una lira. Este vuestro acuerdo y concordia en el amor es como un himno a Jesucristo. Procurad todos vosotros formar parte de este coro, de modo que, por vuestra unión y concordia en el amor, seáis como una melodía que se eleva a una sola voz por Jesucristo al Padre, para que os escuche y os reconozca, por vuestras buenas obras, como miembros de su Hijo. Os conviene, por tanto, manteneros en una unidad perfecta, para queseáis siempre partícipes de Dios”. (De la carta a los efesios)