martes, 13 de noviembre de 2007

EL SERMON DE LA MONTAÑA





SERMÓN DE LA MONTAÑA (Mt. 1,48 y 6,1-34).

Advertencias previas.
Se trata de un trabajo que empecé a hacer hace muchos años con motivo de unas charlas que di sobre el sermón de la montaña. Las he retomado de nuevo, las he elaborada de una manera sencilla, sin pretensiones académicas, para que puedan servir de lectura a las personas que quieren leer este blog. En el mismo texto he puesto los pasajes de la escritura completos, ya que son más fáciles de leer sin necesidad de acudir a los textos originales. El Sermón de montaña en san Mateo comprende los capítulos V y VI. En San Lucas 6,20-49 se presenta el sermón de una manera más reducida y se llama el sermón del llano, ya que Lucas lo ubica en este sitio. Las diferencias entre ambos autores las haremos en el comentario de San Mateo.

1. Introducción
Las Interpretaciones que se han hecho del sermón de la montaña no sólo en su conjunto, sino de los diversos puntos, han sido muy diversos a través de la Historia.
En ningún otro lugar del nuevo testamento se presentan juntos tantos problemas éticos en uno de los pasajes más bellos del Nuevo Testamento. El mensaje moral del sermón de la montaña ha causado la admiración de todo el mundo por la altura y radicalidad de sus enseñanzas, que desde un punto de vista humano son muy difíciles de entender. Que Jesús alabe a los pobres, a los humildes, a los pacíficos, a los que tienen hambre, a los que sufren, a los compasivos es muy difícil de comprender. Nuestro mundo se mueve por unas categorías distintas: El poder, la soberbia, la vanidad, la riqueza y el tener, el gastar y gozar. La galería que anuncia Jesús son los despreciados del mundo.

Da la impresión que Jesús plantea algunas exigencias éticas, que están muy por encima de la capacidad humana.
Algunos las llaman metajurídicas, en cuanto que indican un ethos cristiano al que hay que tender.
Para otros estas exigencias tienen un sentido hiperbólico, que Jesús usa con mucha frecuenta en otros lugres del evangelio, Así Jesús dijo y si tu mano es ocasión de escándalo, córtatela Mc. 9, 42).
La postura de Jesús es radical y exigente.
Algunos exegetas se preguntan...
¿Qué hay de nuevo en el mensaje de Jesús?
En el aspecto literario se da mayor énfasis a la antítesis entre el pasado y la nueva doctrina de Jesús, en la que se radicaliza su mensaje, al presentar un lenguaje vivo y exagerado, como veremos al comentar cada una de estas antítesis (habéís oído, pero yo os digo- Mt. 5-21-49). Una de estas sentencias hiperbólicas aparece cuando Jesús dice: Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja que el que un rico entre el reino de Dios (Mc.10, 25).

El Mismo sentido tiene el maravilloso texto de Marcos, cuando nos hace una llamada al servicio, frente al poder: Sabéis que los que son llamados como jefes de las naciones las gobiernan como señores absolutos y los grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el quiere ser grande entre vosotros, sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar u vida por muchos (Mc. 10, 42-44).
Marcos también expresa este sentido en otro texto referido al escándalo: El que escandalice a uno de estas pequeños que creen, mejor es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de escándalo, córtatela. Mas vale que entres manco en la Vida, que con las dos manos ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que con los dos pies, ser echado a la Gheenna.

Mateo coloca este texto con motivo del adulterio (Mt. 5, 29 ss.)
Da a entender la diferencia entre el decálogo o la ley antigua y las exigencias del sermón de la montaña, propuestas por Jesús.
Los exegetas señalan varias diferencias entre el decálogo y el sermón. En el decálogo se habla de exigencias morales como algo normativo, mientras que en el sermón del monte se exhorta a vivir el espíritu de estas exigencias, que trascienden la literalidad de los mandamientos.
En el decálogo se nos indica lo que no debemos hacer, en la bienaventuranzas, se nos enseña el camino que tenemos que seguir de una manera radical.

El decálogo nos presenta una ética razonable, mientras que las sentencias de las bienaventuranzas son provocadoras e incluso incomprensibles para la razón en un plano humano.
En las bienaventuranzas se vislumbra un nuevo ethos, ya que nos descubre la vida de Jesús con sus actitudes y los gestos de su vida en la tierra, como el modelo a seguir.
No obstante esta comparación no deja de ser artificial, ya que el mensaje es distinto.
Sin embargo no son algo absolutamente nuevas las exigencias Jesús, como afirma Kittel. Las diferencias no habrá fijarlas en el contenido, Más de un tercio de sus enseñanzas, ya que encontraba en el ideario sapiencial. No obstante Jesús pone nuevos acentos, nuevas reinterpretaciones, nuevas motivaciones explicitadas en la vida y en los hechos de Jesús.

En Occidente, se dio más importancia a los mandamientos, ya que en ellos se concreta mejor una ética racional. No así en Oriente, donde se les denominan el decálogo cristiano, con lo que se quiere expresar la diferencia entre lo antiguo y lo nuevo.

Resumiendo podemos decir que hay diversas posturas frente a este tema:
1. Hay quienes afirman que hay cuestiones nuevas, como se puede ver en las antítesis, entre lo antiguo y lo nuevo.
Los mandamientos nos presentan un campo legal claro y definido, que debemos cumplir; el mensaje del sermón de la montaña nos presenta la situación de unos personajes de una manera provocativa y sorprende. Las bienaventuranzas han tenido poca incidencia en el mundo occidental, ya que se dio preferencia a los mandamientos, que articulaban el mensaje moral con más claridad. Jesús no ha venido a abolir el decálogo (Mt. 5, 17 ss) El cumplimiento de la Bienaventuranzas se aplicaba sobre todo a los estados de perfección. Dice un autor: Incluso el rumbo de la historia europea había sido otro, menos belicoso, con menos guerras y también, acaso, menos volcado al éxito y el beneficio.

2. Para otros hay una continuidad, ya que las exigencias del sermón de la montaña, se encuentran en tros lugares del A.T., como ha demostrado G. Kittel. La mayor parte de los contenidos responde al ideario sapiencial, como dijimos anteriormente.

2. Diversas interpretaciones.
1. En la iglesia primitiva se intentaba vivir el espíritu de las bienaventuranzas, sin preocuparse de las interpretaciones a que se han visto sometidas en los siglos posteriores.
En el siglo XII-XIII Francisco de Asís va encarnar en su vida la pobreza de Jesús. Llevó muy dentro de su corazón las palabras del Señor: Proclamad el reino de los cielos que está cerca…no toméis, ni oro ni plata, ni cobre de vuestras fajas, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, si sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento (Mt. 10, 7-10). La pobreza real de Francisco revolucionó aquella ciudad medieval. En esta época empieza a perfilarse que las bienaventuranzas van dirigidas a aquellos que desean la perfección. Hay dos niveles. El de los corrientes y el de los perfectos. Concepción que ha estado vigente en la iglesia hasta nuestro tiempo y que ha sido rechazada por el Concilio Vaticano II, ya que todos tienen deben tender a la santidad, que consiste en la vivencia del amor a Dios y del prójimo
2. Las bienaventuranzas tuvieron un eco especial en el siglo XIX y XX, en lo que se ha llamado socialismo cristiano. La defensa que Jesús hace de los pobres y de los oprimidos tuvieron una especial resonancia en las utopías de aquella época. El Jesús de las bienaventuranzas era un Jesús revolucionario. La teología de la liberación las asumió en sus escritos.

3..La teología protestante primitiva, las consideró como una utopía imposible de cumplir con las fuerzas humanas, siendo necesaria la ayuda de Dios para ello.

4. Rudolf Bultmann en su obra sobre Jesús sostiene que no quiso plantear unas exigencias nuevas y determinadas, sino que pedía la obediencia racional, mediante la cual cada individuo sabe cómo debe comportarse en una situación concreta: [1]Lo explica con este ejemplo: Quien acogiéndose a una sentencia de Jesús, no quisiera disolver un matrimonio insostenible, o quien no ofreciera la otra mejilla, a quien le golpea, porque así lo ha dicho Jesús, ese tal no lo habría entendido. Porque habría fallado en la obediencia, que es lo que Jesús quiere.
Tanto Bultmann como Robison, del que vamos a hablar después, nos sitúan en una ética de situación, en la que prima el amor, interpretado por el sujeto, sobre la norma.
5. Recientemente Robinson, Obispo anglicano de Woowlich, muy célebre por su libro Honesto para con Dios, afirma que se trata de un sentimiento de amor, de una disposición interior, que nos abre hacia Dios, pero no se trata de exigencias morales concretas. Dice lo siguiente: Considerado como un código de conducta, que prescribe lo que cada uno ha de hacer en una situación concreta, el sermón de la montaña es totalmente irrealizable..En cualquier [2] precepto determinado, se impone sin consideración a los demás intereses, a los demás valores, a las demás personas. Jamás pondera las responsabilidades antagónicas ni ayuda al hombre a hacer balances de sus compromisos…Ensalza a la viuda que echa en el cepillo todos los ahorros, sin preguntar quien va a alimentarla después. El cristiano entre confiando en que Dios está siempre en cada situación ante él, y que si y en cuanto se da genuinamente con amor ha de encontrar a Dios, porque Dios es amor; y que si sirve a los demás, sin considerarlos más que como personas, descubrirá que esta sirviendo al mismo Cristo (O.C., p. 63).
En resumen para Robinson el sermón de la montaña no es un
código de normas o leyes, que haya que cumplir literalmente. Hay que leerlas a través de la ley del amor y que cada sujeto las aplique a su situación concreta, siguiendo las coordenadas del mandamiento del amor, que es el único que tiene vigencia absoluta. Con este subjetivismo cae en un relativismo moral. Con esta teoría justificó la postura de J. D. Profumo, ministro del partido conservador, que negó con juramento en el Congreso que no había tenido relaciones sexuales con Cristiana Séller, que a su vez las mantenía con el espía soviético Ivanov. Podía haberle pasado al ruso secretos de Estado, Estalló el escándalo y Robison justificó su mentira, diciendo que lo había hecho por amor a su familia y por no destruirla, y que en este caso estaba justificado el mentir para salvar el amor.

6. Para Jhoannes Weiss y Albert Schwwitzer el semón de la montaña nos presenta una ética de la interinidad, esto es, hasta que Jesús venga. Cristo no dio a sus enseñanzas un carácter permanente, sino como un puente hasta su nueva venida
Esta interpretación no es aceptada en la actualidad, ya que, aunque es verdad, que el cristiano vive en una tensión entre el presente y el futuro, no aparece en el sermón de la montaña ni el menor rastro de esta interinidad.

7. Otras interpretaciones más o menos correctas, se han ido haciendo de ellas en el campo católico. Veamos algunas:

A. En la Edad media.

Es una exigencia dirigida a todos, aunque algunas normas tienen calidad de consejo o recomendación para quienes buscan una mayor perfección. Esta teoría estuvo muy de moda en la edad media, ya que se consideraba que sólo obligaba a los religiosos, que tendían a la perfección con el cumplimiento de los tres votos, especialmente el de pobreza Los demás cristianos tenían que vivir el espíritu del sermón de la montaña sin atenerse a la literalidad. Fundaban su teoría en el joven rico que se acercó a Jesús, Jesús le alabó porque cumplía los preceptos, pero no quiso seguir a Jesús renunciando a sus bienes. Jesucristo tampoco se le exigió.

B. En la actualidad.

Otros se preguntan qué ha querido decir Mateo en esta recapitulación de sentencias del Señor. G. Lohfgink S. J., en su libro el Sermón de la montaña ¿Para quién?, [3]sostiene que Mateo pretende señalar un nuevo ethos, que debe vivir la comunidad de los discípulos, sostenida por la gracia del Espíritu.
El sermón de la montaña no se dirige a los individuos aislados; tampoco a una élite dentro de la Iglesia; se interpela de forma inmediata a todo el mundo.. Interpela de forma inmediata al mundo entero a través de la Iglesia, que tiene la obligación de convertir a las naciones en comunidades de discípulos

Y sin embargo el ethos del sermón de la montaña es igual de radical, pues no vale solamente para los discípulos sino para cualquiera en el pueblo de Dios definitivo. Ya que se exige que no sólo no se haga el mal, sino que se omita ya toda palabra irritada contra el hermano en la fe (Mt 5,22); se exige tomar tan en serio el matrimonio ajeno (y en consecuencia el propio), que ni siquiera una vez se mire con deseo a la mujer del prójimo (Mt 5,27~28); se exige que para los casados ya no haya separación, sino solamente la fidelidad hasta la muerte Mt 5,31-32); que ya no haya tergiversación y encubrimiento del lenguaje, sino ya solamente la univocidad absoluta (Mt 5,37), y que se dé a quien pida algo (Mt 5,42).
C.. Aubet.
Las exigencias del sermón de la montaña hay que entenderlas a la luz del mandamiento del amor, que también es mencionado en el sermón de la montaña. El precepto de jurar, o la renuncia a la defensa por la fuerza son expresión válida del amor. Las exigencias del sermón aclaran el contendido del amor y cómo en concreto debemos vivirlo. Estas exigencias perfilan el rostro del amor. Como el amor, tienen vigencia en el contexto socio político.
Estas exigencias son una consecuencia directa del amor a Dios y al prójimo. Aclaran y especifican el contenido del amor

Esta teoría últimamente ha sido defendida con mucho éxito por otros exegetas, aunque con sus retoques. Para ellos las bienaventuranzas no son una serie de consejos, que deben seguir los tienden a una mayor perfección, ya que el Concilio ha dicho claramente que todos están llamados a la santidad y a la practica de las bienaventuranzas: Cada laico debe ser ante el mundo un testigo de la resurrección y de la vida del Señor Jesús y una señal del Dios vivo. Todos juntos y cada uno de por sí deben alimentar el mundo con frutos espirituales (Gal.5, 22) y difundir en él el espíritu de que están animados aquellos pobres, mansos. Y pacíficos, a quienes el Señor en el evangelio, proclamó bienaventurados (Mt. 5, 3-9). En una palabra, lo que el alma es en el cuerpo, esto han de ser los cristianos en el mundo (LG. 38)

Por esto no se puede hablar de dos niveles: Los perfectos y los de la masa del pueblo.
Para él el hombre encuentra la felicidad en la posesión del Reino de Dios, por participación de la vida divina, que comienza aquí abajo y termina en el más allá.
La moral de las bienaventuranzas no consiste en otra cosa que en el amor a Dios y al prójimo, concretado en unas exigencias más radicales. La pobreza y el espíritu de desprendimiento, la mansedumbre, la paciencia, la pureza de corazón, la misericordia etc. no se pueden entender sin el amor, diríamos que son una expresión del amor, ya que el amor a los hermanos es la esencia de la moral cristiana. Este amor nos viene de Dios, que nos ama y al que nosotros debemos corresponder, ya que el hombre es un ser para el amor. La felicidad del hombre proclamada por las bienaventuranzas pasa por el amor. El hombre debe responder a estas exigencias de acuerdo con la llamada que Dios hace a cada uno.[4] Hay llamadas o vocaciones distintas.
D. Joachin Jeremias: Distingue entre ley y evangelio. El Sermón de las bienaventuranzas no es ley, sino evangelio, porque esta es la distinción entre ambos. La ley pone al hombre ante sus propias fuerzas y le pide que las use hasta el máximo. El evangelio sitúa al hombre ante el don de Dios y le pide que convierta de verdad ese don inefable en fundamento de su vida.
Más que una enseñanza son una declaración. Van dirigidas a los discípulos, que cuentan con la gracia de Jesús y la acción del Espíritu.
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E. Para el conde Ruso León Tostoy todas las enseñanzas de Jesús deben ser cumplidas literalmente, incluso en el ámbito sociopolítico. Si el cristianismo hasta el presente no ha sido eficaz, se debe a que no se ha tomado en serio las bienaventuranzas. Siguiendo literalmente el rechazo a la violencia, llegó a a la negación del Estado, ya que por naturaleza es violento Nadie admite en la actualidad esta interpretación

F. Rudolf Schnackenburg: No se debe olvidar que las sentencias, enseñanzas e instrucciones de Jesús tienen un contexto social concreto y que, a la hora de trasladarlas a nuestras circunstancias actuales, piden una atenta reflexión sobre cómo pueden convertirse en pautas humanas de conducta practicables en este momento.[5]

Hay que tener en cuenta la historia de la redacción, ya que iban dirigidas a situaciones concretas, que hoy tal vez no se den en muestra situación actual, por ejemplo, dice el Señor: No os afanéis por vuestra vida, que vais a comer (Mt. 6, 25) Estas palabras las dijo el Señor, en una situación determinada, cuando envió a los discípulos a una misión especial. Esta enseñanza del maestro sólo hace referencia a esta situación, y sólo nos indica que Jesús quiso inculcar a sus discípulos en este momento que tenían que ir a la misión, totalmente despreocupados de lo que iban a comer o tenían que vestir. No estaría esta frase dirigida a situaciones futuras, distintas a aquellas. Ello no quiere decir que los discípulos de Cristo no deban tener esta actitud hacia la pobreza, como aparece en otros textos,
G. El resumen. Otros aspectos:
Los exegetas católicos se preguntan, si el sermón de la montaña es una ley nueva, que sigue siendo obligatoria en la sociedad actual. San Pablo al hablar del amor habla de la Ley de Cristo (Gal. 6, 2).
Están de acuerdo en que el sermón de la montaña no hay que entenderlo en un sentido meramente legalista. Unos nos dicen que Jesús presenta nuevos modelos éticos de comportamiento, que nos ayudan en el presente a conformar nuestras vidas de acuerdo con estas exigencias, muchas veces, hiperbólicas.
Para otros nos presentan unas perspectivas morales, que habrá que interpretar en su contexto y en su ropaje literario, con las exigencias éticas, que sólo pueden entender en su plenitud los discípulos de Cristo y los que le siguen en su radicalidad.
Refiriéndose a la pobreza, ante los escándalos de los discípulos, Jesús les dijo: Para los hombres es imposible más para Dios no, porque todo es posible para Dios (Mc. 10, 27)
Schnackenburg ratifica su pensamiento con estas palabras: No es lícito desvirtuar o dulcificar la dureza y el rigor de las sentencias de Jesús. Pero sólo se las puede entender bien desde su mensaje del reino de Dios, que crea un nuevo fundamento posibilitado por la gracia de Dios, al tiempo que plantea las más altas exigencias a los creyentes. No se puede trazar una separación entre ética individual y social, porque el mensaje de Jesús tiene como el reino de Dios que lo abarca todo y se refiere también a la sociedad humana…
Se debe acudir también a las aportaciones de la razón y de la comprensión moral.

H. Lohfink
Se pregunta ¿Qué nos ha querido decir Mateo, en la recopilación de sus sentencias. Para Lohfink Mateo quiere señalar el nuevo ethos de la comunidad de los discípulos, que puede de hecho vivirse, ya que se trata de una comunidad sostenida por la acción del Espíritu y salvada por Cristo. El sermón no se dirige a individuos concretos ni a la humanidad en su conjunto, sino a los discípulos, que son el nuevo pueblo de Dios.[6]

I. Nuevas aclaraciones a la teoría de Aubert
Otra de las líneas actuales de interpretación más extendidas es que los dichos del sermón de la montaña hay que entenderlos como otras normas de la Biblia, que no pueden interpretarse al pie de la letra, sino en conexión con el mandamiento principal del amor y otros textos evangélicos. Por ejemplo, el precepto de Jesús de la renuncia a defenderse por la fuerza es una concreción del amor, aunque en cada situación concreta habrá que analizar los males que se derivarían de esta actitud, no sólo para la persona sino para la comunidad. La prohibición de no ejercer la violencia, no ayudaría a poner límites a la injusticia de los violentos, sino al contrario, aumentaría su violencia y opresión. En el campo sociopolítico, el Estado, si asume esta postura, no defendería a la comunidad, sino que ayudaría a hacerla esclava de los violentos.

En el sermón de la montaña se aclaran las exigencias del amor. Las exigencias evangélicas del amor se concretan en las miles de situaciones a que se ven sometidos los discípulos de Cristo. El sermón de la montaña tendría también sus consecuencias sociopolíticas
J. Hermut Weberm [7]
El elemento decisivamente nuevo es la referencia a Cristo, Las instrucciones se presentan como exigencias de aquel a quien Dios ha relevado, comunicado y manifestado a los hombres más y en mayor medida que en ningún otro tiempo. En referencia a Cristo lo que sitúa las exigencias en el horizonte de una nueva revelación y de aquí justamente dimana aquella novedad específica que las distingue de otras normas, cuyo contenido parece ser auténticamente igual.

k Ratzinger- Benedicto XVI:
El sermón de la montaña está dirigido a todo el mundo, en el presente y en el futuro, pero exige ser discípulo y sólo se puede entender y vivir, siguiendo a Jesús.[8]
Las bienaventuranzas son una paradoja; se invierten los criterios del mundo, apenas que se ven las cosas en la perspectiva correcta, esto es, desde la escala de valores de Dios, que es distinta de la del mundo….Las bienaventuranzas son promesas en las que resplandece la nueva imagen del mundo y del hombre que Cristo inaugura y en la que se invierten los valores. Son promesas escatológicas, pero no deben entender como si el júbilo que anuncian deba trasladarse a un futuro infinitamente lejano o sólo al más allá. Cuando el hombre empieza a vivir a través de Dios, cuando camina con Jesucristo, entonces vive con nuevos horizontes.

El sermón de la montaña no es un programa social, es cierto .Pero sólo donde la gran orientación que nos da se mantiene viva en el sentimiento y en la acción, sólo donde la fuerza de la renuncia y la responsabilidad por el prójimo y toda la sociedad surge como fruto de la fe, sólo allí puede crecer la justicia social. Y la Iglesia en su conjunto debe ser consciente de que ha de seguir siendo reconocible como la comunidad de los pobres de Dios.[9]

L. Häring añade podo a lo dicho. Distingue dos clases de normas, 1748).
El primer tipo es preceptivo: En el empleo preceptivo de principios el centro de gravedad descansa en la fiabilidad de las proposiciones morales tradicionales y su aplicación razonable en una situación contemporánea relativamente abierta. El segundo tiene normas iluminativas. Esto no significa, que sean meramente opcionales. Deben ser consideradas verdaderamente, como normas para las actitudes y acciones cristianas en las que el creyente no debería estar siempre guiado por ellas. En los principios iluminativos, el centro de gravedad descansa sobre la novedad de la vida en Cristo, la apertura a una conversión y crecimiento continuado, la disponibilidad más absoluta pata ir más allá de las normas prescriptitas.
Gandhi nos habla de disponibilidad para compromisos abiertos.


3.- ¿Que es lo peculiar del Sermón de la Montaña?.
, Después de todo lo dicho anteriormente, vemos lo difícil que es ponerse de acuerdo en trazar unas líneas, que expliciten lo peculiar del Sermón de la montaña. Todos los autores presentados tienen aspectos interesantes y puntos de coincidencia. Al analizar los puntos esenciales del sermón, iremos explicando cada uno de estos aspectos.
Hay una coincidencia generalizada, de que no debe buscarse lo específico de la ética cristiana en su contenido, ya que éste se encuentra en otros lugares del antiguo e incluso en la filosofía pagana.
La peculiaridad habría que buscarla en la referencia a Jesús. Jesús presenta una ética nueva con la mirada puesta en el reino de Dios, que se ha iniciado con su llegada. En todas las sentencias de Jesús aparecen unas exigencias fundamentales que el discípulo tiene que tener en cuenta: el amor y el hacer el bien. Estas exigencias éticas se interiorizan en lo más profundo del corazón. El amor de Dios a los enemigos y a los pecadores a la luz de la figura de Jesús nos presenta una nueva perspectiva y una nueva motivación, con acentos nuevos, aunque el contenido sea el mismo en otros ámbitos.
Son promesas que nos invitan a vivir como Jesús y como hijos de Dios en la comunidad creyente. El Espíritu Santo nos ayuda en este compromiso. Nuestras fuerzas son débiles, pero con la gracia de Dios lo podemos todo. Jesús fue delante de nosotros y cumplió las exigencias del amor como nadie. El sermón del monte es una utopía, es una revolución, que cambió el mundo e inyectó en nuestra civilización un ethos nuevo, que no se puede comprender sin la figura de Jesús. Me agrada mucho la postura del Papa, cuando afirma el carácter cristológico de las bienaventuranzas y dice: El discípulo esta unido al misterio de Cristo y su vida está inmersa en comunión con Él: Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí (Gal. 2, 20).Las bienaventuranzas son la transposición de la cruz y la resurrección a la existencia del discípulo. Pero son válídas para los discípulos porque primero se han hecho realidad en Cristo como prototipo (p. 101)…Las bienaventuranzas son una velada biografía interior de Jesús, como un retrato de su figura, el que no tiene donde reclinar su cabeza (Mt. 8, 20) es el auténtico pobre; el que puede decir de si mismo: Venid a mí porque soy sencillo y humilde de corazón, es el realmente humilde….(102).
[1] citado por R. Schnackenburg, en El mensaje moral del nuevo testamento p.137..

[2] (J.A. T. Robison, La moral cristiana, hoy, Edic. Mester, Madrid,1966., pg. 46

[3] Herder, 1989,
[4] Jean-Marie Aubert, Compendio de la moral católica, Edicep, 1989 p. 35.

[5] O. c. p. 138.

[6] Lohfink, El Sermón de la Montaña para qué, Herder, Barcelona, 1989)

[7] Teología Moral General, Herder,1994, p. 79

[8] VJN, 96.

[9] O.c. 105